Este funcionario de prisiones jienense recogerá el premio del XII Certamen de Relatos Cortos Carcelarios ‘Conrada Muñoz, organizado por la Fundación Athena y el sindicato ACAIP, en un acto que se celebrará en la Peña de la Platería, al que se puede asistir mediante invitación. ‘Burbujeante’, título del relato ganador está basado en la entrega de regalos de Reyes Magos que le hizo plantearse la manera en la que un niño percibe el mundo penitenciario.
Dionisio Martín Bueno (1974) afirma que nació en Madrid, «por circunstancias de la vida», ya que las raíces de mi familia están en Peal de Becerro», concretamente en Peal del Becerro, localidad jienense enclavada en las primeras estribaciones de la sierra de Cazorla, junto a Quesada y muy cerca también de Cazorla. De esta localidad eran tanto su familia paterna como parte de su familia materna, por eso se considera de jienense, de Jaén, donde creció como hijo de médico, lo que le llevó a residir en distintos pueblos, «pero podemos decir que el que me marcó y donde crecí fue en Lopera».
También reconoce que sin una vocación profesional marcada, «nunca he sido de grandes vocaciones», terminó estudiando Derecho en la Universidad de Jaén entre 1992 y 1997. Luego se embarcó en las oposiciones de judicatura para ser juez «y en esas estuve durante cinco años», sin conseguirlo. Entre los 20 y los 30 estuvo bregando «para conseguir asentarme en el terreno profesional primero como juez, luego también como abogado, pero por circunstancias de la vida y supongo que también por errores propios, no terminé en el mundo del Derecho». Afirma que, un poco por casualidad y también por la necesidad de encontrar un modo de vivir y satisfacer las necesidades de la familia terminó en el mundo de los funcionarios de prisiones.

«No tenía precedentes familiares ni tampoco una vocación clara. Es complicado tener una vocación para trabajar como funcionario de prisiones en el mundo de la cárcel. Pero así fue. Terminé convirtiéndome en funcionario de prisiones en el 2007 y llevo ya cerca de 20 años. Excepto un periplo breve en el que estuve en Granada, en Albolote y en Sevilla, en el centro penitenciario de Morón de la Frontera, la práctica totalidad de mi carrera penitenciaria se ha desarrollado en el Centro Penitenciario de Córdoba, en el que todavía sigo trabajando», señala antes de añadir que lo que «en un principio fue una solución de urgencia o casi un parche para procurarme un modo de subsistencia se ha terminado convirtiendo en mi hogar y casi en mi vocación».

En la actualidad Dionisio se reconoce como un enamorado de su profesión que le permite estar en contacto directo con los internos. «Me encanta mi trabajo y me encanta estar con ellos, estar en el patio, que me cuenten sus historias, sus problemáticas. Supongo que habrá un punto de conformismo, pero no echo de menos el haberme convertido en un juez o no me siento decepcionado o defraudado por el trabajo que tengo. Al contrario, creo que hacemos una labor muy bonita y me gusta mucho», explica este funcionario de prisiones que lleva 18 años, desde el 2007, trabajando siempre, excepto el principio que estuve unos meses trabajando en oficinas, siempre en régimen de V1, es decir, directamente en contacto con los internos, viviendo con ellos. También nos informa que vive en Linares ya que su mujer es matrona y ella decidió desarrollar su carrera profesional en esta ciudad donde llevan viviendo más de 20 años, y donde han tenido a sus dos hijos, Dionisio Jr., de 19 años y Carlos, de 16 años.
Lector voraz
Respecto a su actividad literaria, nos cuenta que los libros han estado siempre presentes en su vida por el influjo de sus padres. Comenta que «son una presencia constante desde mi niñez en el despacho que había en casa, pues las estanterías llenas de libros. Y, bueno, supongo que a lo mejor por la prohibición que teníamos mi hermano, el segundo y yo, de entrar en el despacho, pues contraviniéndola, entrábamos porque nos llamaban la atención los libros. Desde muy chiquitito he leído mucho. Antes que escritor, soy un lector voraz. Lo he sido, lo sigo siendo y espero seguir siéndolo toda la vida. Leo muchísimo y es una de las actividades que más felicidad me procura junto con el deporte. Mis padres me inspiraron en esas dos cosas, el amor hacia los libros y hacia la actividad física». En su juventud le gustaba jugar al tenis y luego ha continuado con deportes individuales con la carrera. Conforme se ha ido acercando a los 50 años y sus rodillas se han ido resintiendo lo ha sustituido por la bicicleta.

Volviendo a su pasión por la lectura y la escritura reconoce que «siempre sentí como un miedo reverencial, un temor a escribir, un pensamiento de que yo sería incapaz de escribir. Aunque sí escribía diarios o escribía cartas, cuando se escribían cartas, pero nunca tuve el valor o no sentí esa necesidad más acuciante de empezar a escribir». Hace cuatro años, por casualidad a través de su hijo mayor que le retó a participar en un concurso literario que convocaba una librería de Linares empezó a escribir un poco del mundo de la cárcel aunque no lo presenté, pero eso le animó a escribir y desde entonces pues se ha convertido en una constante en su vida. «Desde hace cuatro años escribo muchísimo. Me encanta escribir. He descubierto que igual que me gustaba leer, pues ahora me gusta escribir lo mismo o más. Me resulta más divertido todavía el hecho de escribir. Durante estos cuatro años he estado formándome. He hecho en el último año y pico cursos de escritura creativa».
Autores preferidos
También indica que en ese punto ha sido una figura clave en su proceso de crecimiento como escritor el escritor valenciano Quique Cherta y su libro titulado ‘Los Miralles’, que califica como «una obra excepcional, que me ha ayudado mucho para aprender a escribir». Pese a ello reconoce que en este periodo no había sentido la necesidad de publicar o dar a conocer su obra a los demás. «Ha sido en este último año, cuando he empezado a mandar relatos a los distintos certámenes o algún concurso», aclara. Para Dionisio «el humor es un elemento crucial en la vida y en la literatura». De hecho considera que los libros que el marcaron en su juventud fueron ‘La conjura de los necios’ de Kennedy Toole, también ha disfrutado muchos años con Eduardo Mendoza de quien le ha marcado ‘La ciudad de los prodigios’ y en los últimos años Rafael Rey y Kike Cherta, entre otros. «Al margen de ese componente de humor, un escritor que para mí es un maestro es Antonio Soler del que tengo pendiente de leer su último libro ‘El día del lobo’ y en el plano internacional por influencia de mi padre siempre de jovencete me hizo leer escritores norteamericanos. Me gusta mucho la novela americana: Philip Roth, Raymond Carver y en la actualidad Jonathan Franzen del que me marcó fue ‘Las Correcciones’.

En cuanto a ‘Burbujeante’ su relato ganador explica que el germen o la idea primigenia le surgió en enero de este año con motivo aquí del desempeño de su trabajo, ya que tuvo que estar presente en un acto del Día de Reyes o en la época de Reyes que se celebraba con las familias de los internos y al que vinieron niños a recoger unos regalos que les daban los Reyes Mago lo cual le resultó «tremendamente enternecedor por un lado, pero duro por otro. Esa naturalidad, esa inocencia con la que encaraban un hecho que puede ser tan terrible como ver a sus padres privados de libertad pero la alegría y la naturalidad con la que jugaban aquí a policías y ladrones, la naturalidad con la que me pedían que les dejara el walkie-talkie para jugar entre ellos. Ese acto de entrega de regalos de los Reyes Magos, me hizo plantearme de qué manera un niño percibe el mundo penitenciario».
También se cuestionó cómo sería escribir un momento duro, como puede ser el de un vis-a-vis familiar con un interno, tal y como sucede con Aitana, la protagonista del relato. Y hasta ahí nos puede contar pues tiene que reservar el interés para el acto de entrega del premio en La Platería donde dará lectura al mismo y que una vez celebrado IDEAL EN CLASE ofrecerá a los lectores interesados. Si nos cuenta que el está presente el problema del mundo de la droga en un centro penitenciario «que cuando pasa muchos años aquí dentro, no es que tiendas a empatizar o lo entiendas o aceptes el mundo de la droga, pero sí lo ves desde una óptica a lo mejor no tan radical como el que está fuera de aquí. En todo caso, es un tema muy problemático. Y ese es un poco el germen o el origen de ‘Burbujeante’. Y poco más puedo decir solo que se trata de un relato de ficción, no ha sido una experiencia personal, aunque sí que he conocido supuestos en los que los compañeros me han comentado casos parecidos al que se explica en el relato».
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