Juan Franco Crespo: «Pedro Roldán en los sellos de Aitutaki»

La historia dice que el primer europeo que se perdió por allí fue el capitán William Bligh en 1789, poco después se produciría el célebre botín de la Bounty. Aitutaki pertenece al grupo de las Cook y desde 1901 fue administrada por Nueva Zelanda de donde procedían los primeros sellos que fueron sobrecargados y utilizados desde 1903. Entre 1932-1972 los signos postales corresponderían a las Islas Cook y, desde agosto de 1972, ya tendría un servicio postal autónomo con timbres propios; es un territorio de apenas 18 kilómetros cuadrados de los que 17 corresponderían a Araura donde está el punto habitado con poco más de 2.000 habitantes denominado Arutanga. Pasa por ser la más visitada de todo el grupo de las Cook; sin duda vienen a estos solitarios y liliputienses islotes atraídos por la impresionante quietud y sus prístinas aguas turquesa en el interior de la laguna.

A lo largo de ese medio siglo de historia hubo un puñado de sellos con temática netamente Hispánica y de ahí que nos hayamos entretenido, precisamente, en los sellos dedicados a un personaje que tiene que ver con Granada: el escultor Pedro Roldán cuya obra quedó inmortalizada en varios timbres emitidos el 31 de marzo de 1981, fueron faciales de 30 centavos La Virgen de la Mañana, 40c Cristo y 50c San Juan. Recordar que hubo un tiempo en que los sellos los imprimía Heraclio Fournier en Vitoria, la firma que fabricaba las mejores barajas del mercado, sellos de correos y otros valores para los más insospechados lugares; fue víctima del ingreso en la UE, pues en ese tramo desaparecería, algo que también sucedió a otros grandes impresores en otros países del continente; quizá ese sea el motivo por el que solían aparecer temas españoles en tan remoto y casi deshabitado lugar.

Pedro Roldán y Fresneda (Sevilla 16/01/1624-03/08/1699), fue uno de los grandes escultores españoles del barroco y padre de Luisa Roldán “La Roldana”. La familia era oriunda de León, pero residía en Antequera (Pedro nacería en Sevilla) donde nacieron sus hermanos estas tierras malagueñas.

Fue esa una circunstancia acontecida por el trabajo de su padre en la ciudad del Guadalquivir donde laboraba como carpintero, allí sería bautizado nuestro granadino de adopción y formación, concretamente en la parroquia del Sagrario; poco después la familia retornaba a Antequera donde nacería el resto de su nutrida prole. En una fecha indeterminada, el clan Roldán-Fresneda, se desplazaría hasta Orce (Granada) por trabajo de su progenitor al que le sorprendería la flaca y el grupo quedaría huérfano.

En 1638, Pedro, apenas contaba con 14 años, inicia su formación en Granada donde había entrado como aprendiz de Alonso de Mena, cuatro años después se casaba con Teresa de Jesús Ortega y Villavicencio en la iglesia de san Nicolás en el Albaicín, era el 1 de octubre de 1642 y, dos años después, era bautizada su primera hija, María: 14 de agosto de 1644. Apenas pasaron dos años de ese feliz acontecimiento y, la flaca hacía acto de presencia otra vez llevándose por delante a su maestro.

En esas circunstancias, él decide poner rumbo a Sevilla, la ciudad que le vio nacer, donde se instalará montando un taller que no dejó de crecer mientras vivió. En la ciudad se convierte en alumno de Bartolomé Esteban Murillo que, por entonces, tenía su academia en la Casa Lonja: durante una década asistiría como alumno de arte y pintura que indirectamente quedaría impregnado ese período de aprendizaje en su obra escultórica con piezas de un gran realismo.

Prosperó en su profesión, llegó a tener una gran vivienda y uno de los talleres más grandes de su tiempo en toda Andalucía, el clan Roldán trabajó con encargos que acabaron en numerosos lugares de la geografía española. Durante una década (1675-1684) crearía piezas para Cádiz (Jerez de la Frontera, Puerto de Santa María, Villamartín, Medina Sidonia, etc.), Córdoba y Jaén, donde su sobrino, Julián Roldán, le ayudaba en los relieves catedralicios. Moría en 1699 siendo enterrado en la cripta ubicada bajo el retablo del Rosario en la Iglesia de San Marcos (calle san Luis de Sevilla) actualmente en pleno casco histórico.

Prolífico en vástagos, tuvo ocho descendientes y todos trabajaron en su taller donde sobresaldría Luisa (1652) que pasa por ser una de las principales escultoras del barroco andaluz. Sus huellas quedaron en numerosas obras de gran belleza de la imaginería religiosa de su tiempo. Hoy sus obras pueden contemplarse en centros religiosos de Sevilla (Iglesia del Sagrario, La Catedral o La Virgen de los Siete Dolores en la Iglesia de Santiago), Alcalá de Guadaira, Écija, Córdoba, Lucena, Montilla, la catedral jienense, Úbeda, Puerto de Santa María incluso en la tinerfeña ciudad de La Orotava.

En los sellos de Aitutaki no sólo encontraremos a Roldán, sino varios materiales más de claro signo español, como la serie religiosa dedicada a la Iglesia de San Pablo (Palencia) y su precioso retablo o los sellos deportivos de España 82, Barcelona 92, por ejemplo, pero hay más material hispánico en ese lugar de donde parte poquísimo correo ante la escasa población y el paulatino desmonte de los servicios postales tradicionales.

Juan Franco Crespo

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