Ana Barea Arco: «Año nuevo, propósitos viejos»

Seguimos inmersos en la vorágine navideña. Ahora toca despedir el año 2025 y recibir al año nuevo 2026.

Nochevieja es la noche del fiestón por antonomasia. Y repetiremos los mismos rituales del año pasado: tomar las doce uvas con las campanadas, encender una vela, llevar ropa interior roja, comer o tirar lentejas… Hay un sin fin de rituales para despedir al año que se va y recibir al nuevo. Y aunque cada año hacemos balance del año que se va y hacemos la relación de los nuevos propósitos curiosamente, estos se repiten año tras año. Tratamos de mejorar nuestros hábitos, nos proponemos mejorar nuestro modo de vida y hacer dieta, caminar mas y hacer mas ejercicio, leer más, pedimos paz…

Trataremos de hacer nuestras y de aplicarlas las palabras de Jonathan Swift:

“Los mejores médicos del mundo son: el doctor dieta, el doctor reposo y el doctor alegría” . Jonathan Swift

Después de lo excesos navideños nos sentimos culpables y nos ponemos a rigurosa dieta. Enero es el mes en que mas gente se apunta al gimnasio. Sin embargo, la voluntad de mejora como un viejo hilo se debilita poco a poco y acaba por quebrarse. Los buenos propósitos a duras penas se mantienen poco más de un mes.

Y aunque el año es nuevo, en realidad, todo sigue igual, el hombre es un animal de costumbres y seguimos año tras año metidos en la misma rueda de efemérides, ideas, palabras, acciones, conflictos y errores. Pasará Nochevieja y en el nuevo año seguirán existiendo las mismas guerras, los mismos poderes, todo se repite incesantemente en la rueda de la vida. Esperamos que las cosas cambien pero permanecemos anclados en las mismas situaciones del año anterior.

En realidad, el día de Nochevieja es un espejismo, una ilusión que se repetirá al año siguiente . Hoy, mas que nunca, vivimos en modo automático sin pararnos a reflexionar y ni siquiera a decidir por nosotros mismos. Y las palabras guerra, impuestos, soledad, colesterol alto, atasco, corrupción, oferta…son las mismas de siempre y la vida seguirá girando en la misma dirección. Sísifo somos todos y cada uno de nosotros y Sísifo nunca descansa. Su condena es eterna. Aún así nos resistimos y apegamos a viejas costumbres y deseos. Cuando en realidad, crear una nueva realidad exige mucha voluntad y valor para romper con el pasado. Como decía el poeta T.S. Eliot.

Las palabras del año pasado pertenecen al lenguaje del año pasado. Las palabras del próximo año esperan otra voz”. T.S. Eliot

Hoy, necesitamos encarecidamente nuevas voces que nos libren de quedar atrapados en un pasado que intenta implantarse, de nuevo, en nuestras vidas y convertir el año nuevo en un proyecto de vida rancio y decadente falto de fe y empatía. Me pregunto si llegaremos a tiempo, antes de que nos devore la IA, para darle al mundo otra cuerda mas equilibrada y moralmente mas justa y humana. Y pensando en esta nueva nochevieja, cuando quieres acordar, te das cuenta de que ya son muchas las nocheviejas vividas, de que son muchos los propósitos que se quedaron en el camino y aún son muchos los deseos e ilusiones que se resisten a caer en el olvido. E irremediablemente, te das cuenta de que son demasiadas las actuaciones de emergencia que se necesitan en el mundo y que son las mismas del año pasado. Y tenuemente me vienen a la memoria aquellos versos de nuestro gran poeta Rafael Guillén, versos que mi frágil memoria logra recuperar con exactitud, con ayuda de la tan temida y controvertida IA:

Cada momento que nos lleva,
es un presente ya pasado.
Nos lleva, es cierto. Pero ya se ha ido;
se había ido al alcanzarlo.”
Rafael Guillén

Para un corazón en la sombra:
Amor.

Para una mano cerrada:
Caridad.

Para un dedo en el gatillo:
Perdón.

Para un pueblo en armas:
Paz

Para el llanto de una esclava:
Libertad.

Para una boca hambrienta:
Abundancia.

Para la mano de un mendigo:
Prosperidad.

Para un alma perdida:
Luz.

Para un país devastado:
Unidad.

Para un planeta herido:
Solidaridad.
Amor.
Caridad.
Perdón.
Paz.
Libertad.
Abundancia.
Prosperidad.
Luz.
Unidad.
Solidaridad.

¡Ay, este resistente animo gris y herido
sembrador de palabras con alas rotas!

¡Ay, este terco corazón enajenado y anhelante,
siempre, regando esperanzas con frágiles raíces !

¡Ay, esta plegaria endeble y descascarillada
desafiando a los implacables bombardeos!

Pero la irremediable muerte no concede treguas
y se desliza sigilosa sobre los escombros
siempre acechando y amenazando al mundo.

¡Ay,se necesitan tantas actuaciones de emergencia!

Y deseo para todos y todas un feliz año nuevo 2026; que nos tomemos las uvas en la mejor compañía y que la vida nos sonría siempre a tiempo.

Muchas gracias.

Ana Barea Arco

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