Romántico por naturaleza, ambos creíamos que podíamos cambiar el mundo. Tus esperanzas políticas te definían; los jóvenes son el futuro, Podemos, el 15M, tu espíritu libre, siempre joven y fuerte, soñador, te permitía tener esperanzas en un cambio político, en un mundo mejor. Indignado y altivo ante la injusticia, te ponía de los nervios la estupidez. Así como navegabas en un mar de plata ante una voz templada, firme y franca, la perfecta dicción y las palabras acentuadas en su sitio. Tan feliz, tan ilusionado y orgulloso en cada estreno, arrodillado ante los actores, agradecido por la entrega. ¡Ay, Antonio, como voy a echarte de menos!
Por el teatro sacrificaste tu vida, literalmente. Tras tu primer infarto el médico te dijo que tenías que dejar el teatro, a lo que respondiste: «Aquí se acaba la conversación». Nunca dejaste el teatro, incluso cuando el amor llamó a tu puerta: «No me digas que me quieres, se quiere a todo el mundo, a un perro; pero amar…eso es otra cosa». Antonio, viviste el teatro y el teatro vivió en ti. Fuiste el protagonista de tu propia tragedia. Te gustaban las obras serias: «Hay muy pocos Oscar a comedias». No podías morir, mi amigo, de una muerte absurda o casual. Antonio, moriste de amor, elegiste tu vida y elegiste tu muerte, como un buen director, como un buen actor, esa suerte tuviste. ¡Mucha mierda amigo!
(*) Celia Rivas es actriz.
INFORMACIÓN RELACIONADA: – Fallece el actor y director de teatro, Antonio Morell – Celia Rivas se mete en la piel de Asterisca Itala para denunciar ‘el maltrato institucional’ |