La experiencia acumulada tras varios años de modelo formativo dual experimental nos confirma algunos planteamientos iniciales que, aunque entonces previsibles, no estaban lo debidamente contrastados con los sistemas formativos presenciales: la necesidad de una profunda renovación del sistema de FP, los centros formativos, la relación con las empresas y el papel de la administración.
Para que nuestras empresas sean cada vez más competitivas, para conseguir razonables cotas de crecimiento, para aumentar la tasas de empleo y de bienestar social, Andalucía necesita una decidida apuesta por la mejora y la continua transformación de la formación profesional, un modelo que forme mayoritariamente a personas cualificadas y altamente cualificadas aptas para el relevo generacional que requieren nuestras empresas. A diario, nuestras empresas nos demandan estudiantes y titulados entrenados para una profesionalidad cada vez más compleja lo que se traduce en una demanda de niveles de cualificación de las personas cada vez más altos.
Muchas de las empresas que actualmente colaboran con los centros de FP en la Dual están dirigidas, a veces creadas por personas que provienen de la formación profesional. Estas personas conocen extensamente las dos realidades, la formativa y la productiva y, desde esa perspectiva, nos animan a cambiar los modelos formativos tradicionales y a trabajar de otra manera, con nuevas metas y objetivos, con otro tipo de organizaciones, modernos centros de FP con visión de futuro. Nos recomiendan, impulsar redes de centros y continuar estrechando la relación entre los centros de formación profesional y las empresas.
Quizás, los centros de formación profesional sean la mayor las fortalezas del sistema educativo de nuestro país, esos viejos centros arraigados en el territorio, centros tradicionales que han formado a la fuerza trabajadora, centros muchas veces no considerados ni reconocidos en su labor y que poco a poco han ido perdiendo su esencia, a veces incluso, su identidad. |
Quizás, los centros de formación profesional sean la mayor las fortalezas del sistema educativo de nuestro país, esos viejos centros arraigados en el territorio, centros tradicionales que han formado a la fuerza trabajadora, centros muchas veces no considerados ni reconocidos en su labor y que poco a poco han ido perdiendo su esencia, a veces incluso, su identidad.
El conocimiento y experiencia en la dual y la relación con los responsables de nuestras empresas hace que se conozcan con más claridad las necesidades futuras, necesidades que solicitan que los centros de FP sean auténticas organizaciones abiertas, convirtiéndose en los ejes estratégico del sistema, centros autónomos, flexibles y eficientes, con capacidad de acción y reacción, de respuesta automática, con objetivos constantemente rediseñados, el centro neurálgico de redes y alianzas.
Nuestros centros no pueden estar atenazados por pesada burocracia, esa maquinaria oficinesca que a veces les ralentiza, les bloquea o que simplemente les impide una ejecución ágil y autónoma de proyectos de futuro. Los centros formativos están necesitados de un nuevo modelo de relación con la Administración Educativa, relación que se fundamente en la confianza mutua, para ir superando esas dificultades estructurales demasiado rígidas y para la adecuación y flexibilización de estáticas y férreas disposiciones normativas. Porque «la FP dual, para bien o para mal, no es un modelo cerrado: cada escuela tiene que tener la posibilidad de hacer adaptaciones e ir probando aquel modelo de formación que mejor funcione con sus alumnos y con las empresas de su entorno»
Esa es la base de nuestro modelo dual, un sistema de formación profesional de alta cualificación, gobernado por un centro permanentemente abierto a sus empresas y su entorno, dotado de profesorado comprometido con sus jóvenes estudiantes, con alto sentido de identidad y de pertenencia, en equipos de personas y organizaciones autónomas en su gestión y apoyados por una administración que les entiende y les atiende.
Porque la auténtica sociedad del conocimiento que a diario se menciona en los círculos de la alta responsabilidad es aquella que invierte los recursos necesarios para formar adecuadamente a las personas, la que aumenta de forma efectiva el nivel de conocimiento y capacidades de la población, aquella que aporta los medios de igualdad y que, a través de la formación y el empleo, fortalece la cohesión social.
Responsabilidad y compromiso para seguir avanzando.
Raimundo Abril Madrid Jefe de Estudios de FP. IES Politécnico Hermenegildo Lanz. Más información: |
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