Hace exactamente una década que tuvimos la oportunidad de conocer una empresa granadina con muy «buena pinta», gracias a su proyección internacional, ya que Industrias Kolmer, especializada en la venta y fabricación de pinturas y revestimientos había abierto mercado en varios países europeos y americanos como Francia, Polonia, Argentina o Alemania, además de continuar con su mercado en Portugal, Francia, Cuba, Polonia, Gibraltar,… Ahora regresamos a sus instalaciones en la Calle Loja del Polígono Industrial Juncaril con un objetivo bien distinto relacionado con la pasión por los vehículos clásicos de Joaquín Ruiz Vico, quien durante años ha sido el presidente del consejo de empresa y que ha cedido el relevo a sus hijos, Ángel y José María.
Cuando llegamos a la sede de esta empresa nos encontramos el fabuloso Buick, justo a la entrada. Tras hacer un breve recorrido por el centro de Albolote y realizar las fotos para ilustrar el reportaje regresamos al mismo lugar donde su propietario muy atentamente respondió a cuantas preguntas le formulamos. Así nos recordó que la historia de su empresa arranca cuando su padre, al acabar la guerra civil se instala en Granada montando, primero un taller de pintura y poco después una pequeña fábrica, que estaría en el embrión de industrias Kolmer. De eso hace ya 75 años, -Joaquín tiene ahora 67- y ha cedido a sus hijos, suficientemente preparados con sus carreras y masteres, la gestión de la misma. Por eso mismo, empieza a disponer de más tiempo para dedicarlo a su pasión por los coches clásicos que le ha hecho propietario de varios de ellos.
«Este Buick llega a Granada por un viaje a EE.UU que hicieron unos amigos al que tenía previsto ir yo, pero que se me complicó la cosa y finalmente no pude ir», responde al interrogarle sobre la procedencia del vehículo. Respecto al estado en el que se encontraba señala que «no es que estuviera abandonado pero hubo que ponerlo al día. Llevo con él cuatro años y le cambié la imagen, traía color verde y tapicería muy oscura. Realmente recordaba el tiempo de Al Capone. Quise darle un cambio radical y como somos fabricantes de pintura pues diseñé un degradé de tres colores y la tapicería amarilla. Tapizar un coche antiguo es un problema porque no encuentras tapiceros. Lo hice con un material muy normal, me hubiera gustado meterle cuero pero es difícil, aparte de que sería un problema pues son coches muy calientes».
Reparaciones y detalles que se prolongaron a lo largo de casi todo el 2015, pues encontrar algunas piezas le resultó bastante difícil. «La dirección que tenía estaba muy tocada y nos ha costado mucho hasta encontrar una en Canadá. Este coche es de la serie 50 que se fabricó durante tres años y cada año, dentro de la misma serie, cambiaban la dirección. Por eso, el tener repuestos ya en su época era difícil y ahora mucho más», señala este empresario granadino nacido en el Albaicín que ahora se muestra orgulloso de este vehículo que llama poderosamente la atención, tal y como fuimos testigos en el esa pequeña vuelta
por Albolote. Un coche con asiento delantero corrido, cinco plazas, y «el de atrás que parece el sofá de mi casa, muy amplio y cómodo y con mucho espacio para las piernas». Del salpicadero destaca cómo en el volante lleva el avance eléctrico y las luces. «He tenido que ponerle intermitentes pues en su época no los llevaban, al igual que no llevaban cinturones de seguridad». Salpicadero en el que lleva el instrumental de un vehículo actual pues, además, cuenta con reloj, cenicero, indicador de temperatura, cuentakilómetros parcial y cuentrarrevoluciones.
Un gran sedán de lujo
Se observa a la legua que Ruiz Vico está orgulloso de este vehículo avanzado para su época, por el equipamiento con el que contaba y que él ha podido restaurar. «En su día se ve que fue un gran sedán de lujo, con refrigeración y calefacción ya que puedes abrir una trampilla para que entre el aire fresco, y también tenía su calefacción», nos cuenta antes de añadir que tiene tres marchas y que alcanza los cien km/h «sin vibraciones» y con comodidad. Igualmente nos facilita sus datos técnicos: potencia real 64 CV y 3.800 cc. Respecto a su uso nos explica que «quizás no haya sido el más largo pero si el más complicado, consistente en recorrer toda la Alpujarra entrando por Guadix y saliendo por Almería». Integrado en el Club de Automóviles Veteranos de Granada desde hace unos seis años cuando adquirió un Porshe 911, edición limitada que regaló a su mujer, y también al Club Mercedes Andalucía pues igualmente cuenta con un Mercedes Coupé de 1963, además de un Ford A con volante a la izquierda y freno en el lugar del acelerador que ha restaurado este año. En cuanto al Buick concluye comentando que «nos ha dado muchas satisfacciones y no me ha dejado nunca tirado en la carretera».
Próxima entrega: José Martín Iáñez y su Velosolex de 1953
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