Samuel Infantes es transportista granadino del sector agrario y buen aficionado a los coches clásicos desde que apenas cumplió los 20 años. Por eso, su sueño siempre fue tener un modelo lo más exclusivo posible. La oportunidad se la brindó su amigo Diego Zambrano con quien suele compartir salidas y concentraciones, especialmente la Quedada mensual de vehículos clásicos, ‘Reino de Granada’ que se celebra cada domingo final de mes en El Fargue en el que pueden participar «cualquiera que posea un vehículo de más de 25 años, así como el público que quiera disfrutar de estas joyas del automovilismo». Uno de los habituales es Samuel que suele acudir con su familia pues su hijo Carlos, de 6 años, también le gusta disfrutar del coche del padre como pudimos comprobar en el transcurso de la entrevista.
«Se lo compré el año pasado a Diego Zambrano. Mejor dicho fue un trueque, pues yo tenía un Nissan Primera, muy bien de mecánica que a él le gustaba y a mi me hacía ilusión de quedarme con este coche por haber pertenecido a su familia y de esta manera se quedaba cerca», explica. También añade que «por tratarse de un modelo bastante raro, que intentaremos conservarlo y mantenerlo lo mejor posible». Es precisamente este amigo quien indica que este vehículo matrícula GR 30508 lo compró su abuelo nuevo en la casa y que durante el tiempo que su padre estudiaba en Campillo Arenas iba el abuelo con él a recogerlo. Posteriormente lo vendió a un dentista de Guadix. Pasados los años, casualidades de la vida un íntimo amigo del padre de Diego, Quico Nogueras, supo que estaba metido en una especie de granero por lo que «le dio el dinero a Quico para poder recuperar el coche. Después de algún tiempo en el que se le quedó un pistón pegado se llevó a restaurar al taller de los hermanos Astorga de Loja que le pusieron un equipo de motor nuevo.
Su línea atractiva, color gris oscuro y tapicería en rojo hace que no pase desapercibido. Dotado con motor de 68 CV y cuatro velocidades, «que llevaba la palanca de cambios en el volante pero se le puso una caja de cambios un poco más larga por lo que ahora la lleva abajo». Samuel nos cuenta que es poco corriente, en Granada. De hecho que sepan hay otros dos, uno propiedad de un mutuo amigo, JL Fernández, y otro de Laura, novia Nacho, otro amigo, «pero, para restaurar, que sepamos no hay otro que esté circulando en Granada». Antes de despedirnos Diego nos cuenta algunas curiosidades más del interior, en concreto el hecho de contar con un marcador de velocidad muy similar y de una radio Marconi de la época. «Tiene un gran parecido con los Seat 1500, pero bastante más pequeño y con menos peso, el motor también más pequeño, cuatro marchas. El consumo es moderado «de más», anda muy bien y tiene una línea italiana muy bonita».
Un alarde de calidad y terminación
Según hemos podido averiguar el Fiat 1500 fue lanzado en Italia como una versión más potente del modelo 1300, presentado en 1961. Estamos ante un coche de tamaño mediano, de línea sobria, con algo de inspiración en el Chevrolet Corvair de General Motors en el que Fiat hizo «un alarde de calidad y terminación. Es un auto que desconcierta un poco, debido a que su tamaño, con un excelente acabado, no da idea del auto lujoso y refinado que es por dentro». También hay que destacar el completísimo instrumental que controla hasta los más mínimos detalles. Inicialmente, el 1300 y el 1500 compartían la misma base y se diferenciaban únicamente en la cilindrada de sus motores, tal como indica la denominación comercial de ambos modelos. Supuso la primera incursión de Fiat en el segmento de los cinco plazas. En un test de pruebas se destacaba su «silencio en el andar, una magnífica suspensión que reúne el confort de marcha y la seguridad de una perfecta tenida en las curvas, una dirección suave y corta, notable aceleración y seguros frenos completan el panorama de la marcha de un 1500».
Próxima entrega: Manuel González y su Mini Clubman de 1973
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