Justo y Álex sonríen satisfechos. 12 años después son los profesores de un taller de break-dance en el IES Zaidín Vergeles. «Hemos pasado de que nos miren mal a que nos contraten por hacer lo mismo por lo que nos echaban». El break se ha convertido en una poderosa arma educativa que está consiguiendo que una veintena de alumnos del instituto se impliquen con su centro y, además, mejoren sus notas en clase.
«El baile es una alternativa a no estar robando, bebiendo ni consumiendo drogas. Es una actividad deportiva y cuanta más gente involucrada mejor para nosotros y mejor para ellos». Mientras que Álex y Justo cuentan su experiencia como profesores de break, a sus espaldas, una de las alumnas de del grupo (1º y 2º de ESO) dirige el calentamiento. Justo señala: «lo hacen porque les motiva. Porque ven la finalidad de ese ejercicio. Gracias a esa disciplina han mejorado sus notas en clase… Yo esto, hace 10 años no me lo hubiera creído nunca».
En el 97 no había nadie en la calle dispuesto a mostrar nuevos pasos a Justo y Álex. Aprendieron los unos de los otros. Por eso, no es de extrañar que ahora, a ellos, les ilusione tanto poder enseñar.