«No hay mayor satisfacción para un escritor que ver una de sus obras acabada, maquetada y lista para su distribución», de esta manera expresaba su emoción el granadino Fernando Romero Caballero (1975) al recibir los primeros ejemplares de su libro infantil ‘Teodorico, el tipo que nunca había subido a un pico’ (Ed. Esdrújula) con portada e ilustraciones de Ágata Lech-Sobczak. Libro para el que ya tiene concertada una doble presentación, primero en Granada, hoy jueves en el Cuarto Real (18,30 h), y días más tarde, el 16 de noviembre, a las 20 horas en la Casa de la Juventud de La Zubia, en donde estarán acompañados por su editores, Mariana Lozano y Víctor Miguel Gallardo.
«Al contrario que otros libros que se me ocurren con un sueño, este libro está elaborado con varias de mis vocaciones: yo quería ser maestro, como senderista soy un enamorado de Sierra Nevada y me gusta escribir. Lo metí todo en una coctelera y de ahí surgió ‘Teodorico’, un libro muy trabajado desde el minuto cero hasta el final, con ilustraciones que van a juego al cien por cien. Aunque va enfocado a partir de 8 a 16 años, también es apto para los adultos, sobre todo si son granadinos pues n a encontrar zonas y parajes que les son muy conocidos lo que harán que disfruten del libro como si fueran un niño», de esta forma presenta el autor su publicación que tiene la peculiaridad de incluir al final un cuaderno con diferente tipo de actividades, además de un anexo con consejos y unos mapas para rutas por el Llano de la Perdiz, el Trevenque, la Vereda de la Estrella, Veleta. Mulhacén y Alcazaba.
Fernando también señala que es un libro cargado de pequeños homenajes a sus lecturas infantiles (ahora tiene 42 años y trabaja como integrador social) puesto de manifiesto desde el propio título de pareado que recuerda a Fray Perico y su borrico o El pirata Garrapata; la dedicatoria llena de cabras y cabrillas porque pertenece a un Club de Senderimo ‘Al borde de lo inconcebible, que tiene como logotipo una cabra por lo que brinda un homenaje a Jaime, su presidente, y todos sus compañeros, así como a Charo, su mujer y sus dos mis hijos, Jesús y Carmen. También porque es el animal emblema de Sierra Nevada, donde ocurre parte de la historia además del parque de García Lorca, el bulevard de los ilustres granadinos (Avda de la Constitución), el Albaicín o el Llano de la Perdiz. Pero ahí no acaben los homenajes pues el protagonista, Teodorico Canto de Soslayo, está inspirado en José Antonio Labordeta, porque el autor como buen aficionado al senderismo no se perdía ningún programa de su serie ‘Un país en la mochila’ que le gusta como terminaba en una aldea invitado por algún lugareño a migas y vino.
Por su parte, Ágata Lech-Sobczak, licenciada en Bellas Artes en Gdansk (Polonia) lleva una década en Granada. Durante este período ha ilustrado alrededor de 10 libros y diseñado unas 200 portadas. Nos cuenta que ha aportado 20 ilustraciones en blanco y negro y la portada coloreada con ordenador. Indica que «he disfrutado un montón haciendo las ilustraciones y ha resultado bastante fácil ilustrarlo gracias a las sugerencias que el autor me ha dado s e incluso contaba con unos bocetos. Tenía las ideas muy claras pero es que además describe muy bien los personajes». También porque ella es también una amante del senderismo y conoce Sierra nevada y los sitios que aparecen en el libro. De los personajes, su autor informa que ha rendido también homenaje al Quijote pues Teodorico, residente en el Zaidín, es flaco y delgado, obsesionado con la lectura y su ama de llaves Hortensia es como Sancho Panza, aunque no le acompaña en sus salidas. Otros homenajeados son Arcadio Egea, Gabriel Osorio y José Carrasco pues también se habla de sus libros ‘Caminos, y veredas de Granada’. Cuando el libro era un proyecto-piloto Fernando compartió su libro con los alumnos de 5º y 6º del Colegio Enrique Tierno Galván de La Zubia, que le aportaron una gran cantidad de ideas. Entre las curiosidades los lectores serán interpelados por el autor y encontrarán diálogos del autor con sus personajes así com animales y árboles que hablan, o eso le parece al protagonista.
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