Juan Ramón Hernández, Januman, se presenta como castellano de raíz y andaluz de flor y fruto. Sus intereses van por el desarrollo personal, la educación y la literatura. Ejerce como profesor de biodanza en Sevilla y esta tarde estará en Granada para dar a conocer su libro de poemas ‘La voz que danza en tu memoria’, publicado en Dialéctica Ediciones. Será en el Cuarto Real, (18:30 h), donde, además, se proyectará un audiovisual creado conjuntamente con el fotógrafo artístico Laurent Dalençon.
– ¿Qué fue antes la poesía o la biodanza?
– La poesía, esa poesía que me esperaba desde siempre haciendo la esquina en el zoco de las letras, vestida de papel cuché y lencería de encaje negro, como comienza uno de los poemas del libro. Una poesía amante y celosa, que requiere entrega total y que a cambio te otorga la visión de la sutil red de belleza que sostiene el mundo y la pasión por la palabra que sostiene tu esperanza. Biodanza llega después, como poesía hecha carne palpitante, en la que música, movimiento y encuentro con el otro tejen versos de luz y percepción plena. Ahora siento ambas como una, así se entiende que conciba las clases que imparto de Biodanza como un poema o que escriba versos que hagan sentir a los lectores la danza de la voz en su memoria, título del libro.
– ¿Qué le empuja a escribir y a hacerlo en verso?
– Mi impulso a la escritura es instintivo, desde niño sentí avidez por la palabra. Pasar de ser lector inagotable a escritor era apenas un acto previsible y hacerlo en verso, una exigencia del guion. Escribir me apasiona, me hace sentirme vivo y me sumerge en un estado de trance en el que el verso brota a borbotones con una voz que a la vez me es propia y me es ajena, una voz que siento transversal a todo ser humano y en la que reconozco lo más auténtico y profundo de mí mismo.
– ¿Cómo y cuándo arranca ‘La voz que danza en tu memoria’?
– Hace quince años, tras una larga sequía creadora, a raíz de un golpe personal me pongo a escribir absorto y al terminar encuentro sobre mi mesa “Espejo de papel”, poema en el que un folio en blanco me desnuda y retrata con la maestría de un pintor expresionista con un bisturí en la mirada y metáforas en sus pinceles. Seducido por esa atroz belleza, sigo mirándome en el espejo de la escritura, nutrido a la vez por las posibilidades de publicación que comenzaba a ofrecer ya entonces internet, participando en aquel hermoso proyecto literario que surgió precisamente desde Granada con la web “Atramentum”, donde confluíamos apasionados escritores y lectores en un magma creativo singular y estimulante. Allí conocí, por ejemplo, a Víctor Miguel Gallardo, a quien volvería a encontrar tantos años más tarde al frente de Esdrújula Ediciones y que ha terminado siendo mi editor, en una fascinante carambola del destino.
– ¿A quién va dirigido este poemario?
– A quienes vibran con la belleza escondida tras lo cotidiano, a quienes buscan tras la cáscara de la aparente realidad la pulpa jugosa de la vida, a quienes quieren ser y buscan anhelantes el rastro de su alma, a quienes aún sean capaces de leer un libro como se acaricia el cuerpo amado.
– ¿Por qué lo ha dividido en tres partes (‘Materia oscura’, ‘Épica del cotidiano’ y ‘Anatomía de la luz’)?
– Siendo un libro que abarca un amplio periodo creativo, esas partes representan tres momentos del proceso vital que nutre mis poemas, un sendero en cierto modo alquímico en busca de la luz. “Materia oscura” es un reflejo de la dura pero exquisita belleza que habita en nuestra sombra, en nuestros infiernos personales. “Épica del cotidiano” muestra el camino de retorno a la visión y a la esperanza. “Anatomía de la luz” es la cristalización de ese proceso en la sacralidad del cuerpo amante y amado. Es una trinidad que equilibra y da sentido a la vez a cada parte.
– ¿Cuál de los 70 poemas es su favorito y por qué?
– “Tango del renacido”, que a la vez es el preferido de mi editor y algunos de mis lectores más entusiastas. Escrito del tirón, en estado de trance poético, aún recuerdo la sobrecogedora sensación de extrañeza al leerlo al día siguiente, apenas reconociendo aquella voz danzante y lúcida que me hablaba a mí mismo y que terminó dando título a este libro.
– ¿Dónde habría que buscar sus principales fuentes de inspiración?
– Mi poesía es visceral, mis palabras brotan de la carne viva, de lo que siento y percibo en un viaje fascinado hacia mí mismo a través del encuentro con el otro. Es también una poesía del instante lúcido, allí donde se abre la percepción como una flor ante ese hecho cotidiano que encierra en sí la metáfora de lo sublime. En medio de la calle, en un autobús, nadando en el mar, brota el primer verso, que pugna desde ese primer alumbramiento por germinar y echar raíz en mi mente y emoción, hasta dar fruto y madurar en el trabajo artesano y con esmero de dar forma y pulir ese poema.
– ¿A quiénes considera sus maestros literarios?
– Whitman, Lorca, Octavio Paz, Cortázar, Neruda, Sábato y tantos otros. Me reconozco heredero de sus voces y a la vez simple aprendiz que acoge en su garganta ese legado para ensayar su propia voz.
– Díganos tres motivos por los que es recomendable leer su libro…
– Mejor diré tres motivos por los que el libro mismo pide ser leído:
Si me otorgas tu silencio,
sembraré de mariposas tu garganta.
Si me abres las entrañas,
sangraré para ti las coordenadas del gozo.
Si me domas verso a verso,
seré tu guía en las noches sin luna
y aullaré para que no te entregues
al tedio de las horas huecas. (…)
Solo soy un libro de poemas,
solo eres un lector curioso,
pero si abres mis versos con tierna paciencia,
tal vez seremos amantes,
y en el lecho sutil de la palabra
podamos engendrar enfebrecidos
la voz que danza en tu memoria.