«Ha sido un parto largo, pero ya está aquí. ‘Sobre cristales rotos’ son todas las historias que quise escribir o quizás sean todas las historias que quise vivir, no lo sé muy bien. El caso es que ya está en la calle. Tengo que agradecerle a Víctor Miguel Gallardo Barragán y a Mariana Lozano Ortiz la inconsciencia de saltar al vacío conmigo y la valentía de apostar por estos cuentos que saben a humo y a cerveza. También a José Luis López Recio que ha sabido sacar de donde no hay para la fotografía de la solapa. A Tato Rébora, alma de La Tertulia, que estará conmigo en la presentación que haremos el día 4 de diciembre -Biblioteca de Andalucía, 20 h-. Por último, darle un abrazo enorme y unas gracias infinitas a Daniel Barredo por haber querido prologar esta aventura», de esta manera saludaba su autor, Álvaro Iranzo (Granada, 1982), la salida de imprenta de su primer libro.
También mostraba su agradecimiento a todos los que lo han hecho posible, tanto a sus editores como a los que directa o indirectamente le han apoyado para que sea un libro de 178 páginas con 41 relatos que hablan «de noches de amor, de desamor, de derrotas, donde hay mucho sexo, de distintos tipos (romántico, salvaje, sin pudor,..), donde he intentado hablar de lo que a ami me emociona, lo que me transmite algo, las historias que no se suelen contar,…)». Quedamos con Álvaro Iranzo en el Mesón La Loma del Zaidín, entre otras cosas porque lleva a gala ser de este barrio y porque en este bar próximo al Instituto Alhambra ha pasado muchas horas y en la mesa en la que nos encontramos tuvieron su comienzo algunos de sus relatos. Aquí nos cuenta que no fue buen estudiante, que ha ejercido de militar profesional y que trabaja de vigilante nocturno. También que sus intereses iniciales era convertirse en un cantautor de renombre lo que a finales de los 90 le llevó a La Tertulia, donde además de a Tato, conoce a Fran Fernández, César Maldonado,…
«Me di cuenta de que lo que me gustaba era escribir. Los nervios del escenario y la carretera eran muy duros para mi. Preferí pasarme a la literatura, que me está dando más satisfacciones que la música», indica. Primero abrió un blog que denominó ‘Al final de la barra’, algunos de cuyos textos ha incluido en la primera parte de su libro compuesta por 32 cuentos. La segunda, con relatos más largos, la ha llamado ‘Los días muertos’ y en la misma ha incluido el que le supuso el segundo premio de un concurso de relatos organizado por el Ayuntamiento de Huétor Vega. Su título ‘Algunas tardes salgo a buscarlo’, estremecedor descenso al mundo de la droga y la marginalidad, y el último que da título a un libro que reconoce le debe mucho a su buen amigo el profesor y escritor Jairo García Jaramillo, con el que ha crecido y que le ha machacado con que tenía que publicar, al igual que Daniel Barredo, autor de un amplio prólogo con el que ha compartido noches muy intensas.
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