Ser feliz no es tener una vida perfecta, puede que sea soñar y llorar al mismo tiempo. Para ser feliz hay que amar, aunque a veces ese amor te golpee, que vale la pena vivir a pesar de todos los desafíos. Hay que dejar de una vez de ser víctimas de los problemas creados por otros, para ser nosotros los protagonistas de nuestra propia historia.
Ya está bien de que todo el mundo me juzgue, ya no basta con opinar si no que además te aconsejan. Con los años uno va aprendiendo a que la gente no decida por uno, ya está bien de anulaciones, exigencias, empujones y tratar de anular la personalidad que ha ido uno adquiriendo a fuerza de vida.
Siempre he sido transparente y prefiero que la gente me conozca como soy, sin mentiras, sin ataduras, sin complejos, pero por encima de todo sabiendo que en todo momento se puede contar conmigo.
Casi todo el mundo trata de llevarte a su terreno, no respetan tus opiniones, solo sirve la ley del más fuerte, de la secta, del partido, del líder; pues bien, hasta los cojones estoy de líderes y heroínas que en nombre del partido o de la patria quieren convencerme de lo que ni siquiera ellos están convencidos.
“Nunca te arrepientas de ningún día de tu vida, los buenos te dan felicidad y los malos te dan experiencia, creo que ambos son esenciales para la vida.” |
Soy del partido perdedor, yo siempre lo he reconocido, no como ustedes que siempre ganan, sean las elecciones que sean salen vencedores. Pues bien, déjenme en paz con mi derrota y no hagan más leña del árbol caído, pero eso sí váyanse muy lejos para que no pueda oler ese olor putrefacto que desprenden todas sus acciones caducas y trasnochadas.
A mí me gusta hablar con la gente cara a cara, mirando sus ojos y estrechando sus manos para saber cuándo tiemblan, sufren, ríen y lloran, pero sin manipulaciones ni maquillajes. Alguien dijo que…”Quien de verdad sabe de qué habla, no encuentra razones para levantar la voz”. Sin embargo, ustedes gritan y vociferan como si estuvieran vendiendo carne, pero como ya he dicho su olor es penetrante y me hace vomitar.
Nunca te arrepientas de ningún día de tu vida, los buenos te dan felicidad y los malos te dan experiencia, creo que ambos son esenciales para la vida. Siempre he admirado a las personas que con el alma rota y llena de problemas, aún tienen fuerzas para levantar la mirada y sonreír, por eso te pido que me dejes tranquilo.
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