Que la educación en España necesita una reforma, es una afirmación categórica y evidente, compartida por la mayoría de la sociedad de este país. La reforma educativa es necesaria, pero no ésta. La Ley de Educación es la ley que en España ha sufrido más cambios, desde la Ley de Instrucción Pública, más conocida popularmente como “Ley Moyano” (1857), a la actual LOE (2006); pasando por la Ley de Instrucción Pública del granadino Fernando de los Ríos durante la II República, la Ley de Instrucción Primaria (1939), la Ley de Ordenación de la Enseñanza Media (1953), la LGE (1970) impulsada por el ministro Villar Palasí −quizás la mejor ley de educación que ha tenido España en el siglo XX−, la LOGSE (1990), la LOCE (2002)… Como podemos ver, una ley que ha tenido multitud de cambios, sobre todo en las últimas décadas, concretamente desde los Años 90, cada gobierno de turno que ha estado en el poder, la ha cambiado.
Los dos grandes partidos de este país, atendiendo también las sugerencias, aportaciones y demandas de los minoritarios, deberían llegar a un gran “pacto educativo”, a realizar una Ley de Educación de consenso, y que gobierne el partido político que gobierne, se siguiera rigiendo la educación en España por dicha ley. Pero claro, como decía Nicolás Maquiavelo en El Príncipe, hay una gran diferencia entre el “deber ser” y el “es”. Ahora, se nos presenta otro cambio: de la LOE a la LOMCE (2013). Es un cambio bastante importante, una ley ya aprobada, que no cuenta con el apoyo de ningún partido político, salvo de su impulsor, el PP. Una ley que no contenta a la mayoría de la sociedad española y que está abocada a su desaparición en cuanto que cambie el signo político del gobierno de la nación.
Hay asignaturas que se ven gravemente perjudicadas con esta ley. Comenzaremos hablado de la asignatura de Filosofía. Una disciplina fundamental para el desarrollo del espíritu crítico y el crecimiento de cualquier persona. “La filosofía, en su sentido ideal, sería aquel proceder que se preciaría de mantener, gracias al espíritu crítico, la pregunta siempre abierta, los interrogantes en tensión” (HORRACH, Juan A., “Lomce vs. Filosofía”, EL MUNDO, 09-12-2013). La enseñanza de la Filosofía se reduce a una materia obligatoria en primero de Bachillerato y a una optativa en segundo, Historia de la Filosofía –que a día de hoy, es obligatoria−. Esto quiere decir, que aquel alumno que no estudie Bachillerato, no cursará nunca esta asignatura, y aquellos que lo estudien, cursarán un año de Filosofía que, “a todas luces”, es insuficiente para poder estudiar unas nociones básicas con un mínimo de profundidad; y si lo tienen a bien, un segundo curso, donde estudiaran la Historia de la Filosofía, la Historia de nuestro Pensamiento Occidental. Da la impresión, que el saber por qué pensamos así o actuamos de una determinada manera ya no es importante para esta ley. Como dijo Horrach en ese mismo artículo: “Enseñar ese modo de pensar va a quedar en suspenso en nuestro país (…) en una época que sólo diviniza los saberes prácticos, no aquello que crea un poso y estructura desde la raíz.”
Otra disciplina que se va a ver gravemente perjudicada es la enseñanza musical, tanto en primaria como en secundaria; de ser obligatoria pasará a ser optativa compitiendo con una segunda lengua extranjera en el caso de primaria, y a ser una optativa más que se ofertará en la ESO, lo que la llevará casi a su extinción, ya lo hemos podido ver en los últimos años cuando se ofertaba como optativa en cuarto de ESO, muy pocos alumnos optaban por cursarla. Como dijo la profesora Beatriz Alonso Pérez-Avila, en declaraciones al diario EL PAÍS: “Todos los estudios realizados demuestran que la educación musical mejora la concentración, la expresión, la capacidad de síntesis, la empatía o el trabajo en equipo y, sobre todo, contribuye al desarrollo cognitivo”. Otro ataque más a las Humanidades.
Mención especial merece la asignatura de Religión Católica. La Conferencia Episcopal Española se ha pronunciado al respecto en los siguientes términos: «Los obispos han valorado positivamente que se haya llevado a cabo la regulación de la religión católica en Educación Primaria y Educación Secundaria, y han mostrado al mismo tiempo su insatisfacción con respecto a la regulación en el Bachillerato, porque no se garantiza la oferta obligatoria de la asignatura por parte de los centros ni tampoco que los alumnos puedan optar por ella.» Este caso es muy grave, según los acuerdos Iglesia-Estado de 1979, en materia educativa la Religión Católica debe de ser opcional, de obligatoria oferta en la educación pública y de libre opción para el alumnado, en el caso del Bachillerato también. Es decir, un alumno que se matricule de primer curso de bachiller en cualquier instituto público de España, puede elegir entre Religión Católica o estudio dirigido, pero el sistema educativo está obligado a ofertar esta opción que hemos explicado.
Pues ahora, la LOMCE pretende cambiar esto, es decir, que la asignatura de Religión Católica pase de ser opcional a ser optativa en Bachillerato. Ello conllevará que, en última instancia, la decisión de si se oferta o no, la va a tomar las CC.AA. Dichas Consejerías de Educación, tendrán un abanico de catorce asignaturas –entre las que se encontrará la de Religión Católica−, de entre las cuales podrán elegir mínimo dos y máximo tres para ofertar como optativas. De ahí, se deduce que aquella Comunidad Autónoma que, por las razones que sea, no quiera ofertar la asignatura de Religión Católica en Bachillerato, podrá no ofertarla y, estará amparada por la nueva y flamante ley de educación. Por consiguiente, esta ley, a juicio del sindicato APPRECE, atenta contra el derecho que tienen los padres a educar libremente a sus hijos, recogido en el artículo 27.1. de la Constitución Española que nos dice: “Todos tienen el derecho a la educación. Se reconoce la libertad de enseñanza”. Contra la Disposición Adicional 2ª de la propia LOMCE y, lógicamente, contra el Acuerdo entre el Estado español y la Santa Sede sobre enseñanza y asuntos culturales de 3 de enero de 1979. Un ataque a la libertad de credo y educativa en toda regla.
Como podemos ver, una Ley de Educación que ha sido implantada ejerciendo el derecho que da una mayoría absoluta. Desde el principio, no ha buscado, ni ha pretendido encontrar, el mínimo ápice de consenso entre las distintas fuerzas políticas con representación en las Cortes Españolas. Además de estas asignaturas que, junto a la de Tecnología, se verán perjudicadas, existen otras que serán directamente eliminadas en el currículo del sistema educativo español, como es el caso de Educación para la Ciudadanía o Ciencias para el Mundo Contemporáneo. Por consiguiente, si el célebre orador romano Catón dijo “Cartago delenda est”, la mayoría de los españoles decimos “LOMCE delenda est”.
(Nota: Este artículo se escribió en diciembre de 2013)
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