Puesto que un nutrido número de lectores de esta sección del periódico procede del ámbito docente, he considerado oportuno compartir la experiencia académica de mis hijos en su retorno al sistema educativo español después de un periplo americano. En primer lugar, el proceso de adaptación de mis hijos ha alcanzado resultados dispares, ya que mientras mi hija ha logrado integrarse una vez completados el periodo de aclimatación y la curva de aprendizaje necesarios, mi hijo sigue teniendo problemas de naturalización y socialización con el resto de compañeros. Después de darle muchas vueltas al asunto y hablar largo y tendido tanto con mis hijos como con sus tutores, he llegado a la sorprendente conclusión de que la raíz del problema está en el fútbol. Por su condición monotemática, una actividad que originalmente pretende ser integradora y vertebradora acaba actuando como un factor de exclusión para aquellos niños que no tienen interés en el fútbol o habilidades para su práctica. Como consecuencia de esto, algunos niños se asocian entre sí en base a un único e inopinado denominador común: su desapego por el deporte rey. Aunque el fútbol también es popular entre las niñas, carece del poder de seducción y carácter exclusivo del que goza entre sus compañeros. Esto explicaría por qué el fútbol no ejerce un efecto tan divisivo entre ellas.
Me animé a compartir mis conclusiones con el personal docente del centro y sugerí que la solución habría que encontrarla necesariamente en actividades alternativas que atrajeran el interés de los niños, estimularan su carácter competitivo y complementaran otras iniciativas educativas integradas en su plan de estudios. En este punto les comenté un proyecto que mis hijos y sus amigos habían llevado a cabo en Estados Unidos con excelentes resultados. El programa en cuestión se denomina OBOB (Oregon Battle of the Books ) y en lo sucesivo me referiré a él como La Batalla de los Libros.
¿Qué es La Batalla de los Libros?
La Batalla de los Libros es un programa diseñado para promover la lectura y el amor por los libros desde la infancia. Es necesario precisar que este proyecto no es un club de lectura al uso. Los elementos diferenciadores son, por una parte, una dinámica firmemente competitiva y, por otra, una serie compleja de protocolos que articulan el programa para maximizar sus resultados y beneficios. En contra de lo que a priori se pueda pensar, el espíritu competitivo que impregna la iniciativa juega un papel extremadamente positivo, ya que dota a la actividad lectora que promueve de la adrenalina presente en las disciplinas deportivas.
Apoyos al programa
Para que el proyecto llegue a buen puerto, y siempre que el centro no disponga de los medios necesarios, es preciso encontrar apoyo económico y logístico en el entorno del colegio. En el mejor de los casos, La Batalla de los Libros estará vinculada a una biblioteca que asegure libros en depósito y preste espacios para ensayos y estudio si fuera necesario. La propia comunidad puede abastecer de patrocinadores que asistan a las bibliotecas: comerciantes, parroquias, ayuntamientos y cualquier entidad que combine un perfil filantrópico con la capacidad de generar recursos.
Dinámica del programa
Tras un previo contrato de evaluación con el profesorado, la responsabilidad de formar equipos y asignar los roles de sus miembros recae enteramente sobre los alumnos. Cada equipo estará compuesto por cinco miembros con funciones muy concretas, entre las que destacan las de vocal y sustituto. Estos dos roles tienen naturaleza rotativa para que cada componente del equipo disponga de oportunidades de vencer el miedo a hablar en público y aprenda también a adoptar un papel secundario cuando corresponda.
A continuación, los equipos realizarán un mapa conceptual y una secuenciación de contenidos para racionalizar el desarrollo del programa a lo largo del tiempo. Por lo general, cada miembro del equipo debe leer un mínimo de 4 libros. Esto potencia el espíritu de equipo, ya que la implicación de todos y cada uno de los integrantes es necesaria para no penalizar al grupo.
Una vez completada la hoja de ruta y asignadas las responsabilidades, los niños comienzan la lectura de libros y programan ensayos que reproducen situaciones reales de la competición. Esta es la fase en la que los padres abren sus hogares al grupo, llenan el frigorífico de pizzas y helados y establecen una familiaridad tanto con los amigos de sus hijos como con sus padres.
La competición se desarrolla con cadencia mensual, trimestral y anual, asegurando de este modo la tensión lectora a lo largo del curso escolar. Una vez concluido el torneo entre los distintos centros locales, los ganadores se enfrentan a nivel regional para determinar el ganador absoluto del campeonato.
Aunque los premios suelen variar cada año, siempre incluyen una dotación económica a la biblioteca escolar para expansión del fondo de libros y fomento de la lectura, asegurando así la propia continuidad del programa.
Beneficios adicionales
Aunque cada niño tiene que leer un número preestablecido de libros para asistir al resto del equipo en la competición, la mayoría acaba leyendo la totalidad de los textos asignados al grupo, porque se desarrolla un gusto por la lectura y se estimula el ánimo competitivo.
Si el programa se estructura bien y se incluyen sagas como El Señor de los Anillos, Harry Potter, Indiana Jones, La Guerra de las Galaxias o Percy Jackson, los niños no se conformarán con leer un único libro de la serie. Si todo va bien, querrán completar la saga, ver sus correspondientes películas e incluso adquirir los videojuegos, con lo que la PlayStation deja de ser el enemigo para convertirse en un aliado.
El contacto con los libros en edad escolar también contribuye a paliar la proliferación de faltas de ortografía y la degradación general de la gramática típicas de la era digital, mientras que la dinámica de la competición potencia la asertividad y ayuda a superar el miedo a hablar en público.
Por último, huelga decir que La Batalla de los Libros es un acto didáctico que incorpora todos los beneficios propios de la lectura y despierta en los niños la facultad crítica y la atención inquisitiva, propiedades más que provechosas para navegar por la infancia y la adolescencia.
OBOB (Oregon Battle of the Books )
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