Los efectos del divorcio pueden crear factores que contribuyan a que el niño/a asuma nuevos roles, creencias y expectativas acerca de su vida. Si el apoyo maternal o paternal no es adecuado durante y después del proceso del divorcio, las creencias, valores morales y habilidades de los hijos/as pueden derivar en un inadecuado desarrollo. Asimismo, si el niño/a siente que el divorcio estuvo moralmente mal (que la madre o el padre fueron culpables), pueden causar un desarrollo psicológico no adaptativo, así como un déficit en áreas cognitivas y afectivas.
Vemos que los efectos que el divorcio tenga en los hijos e hijas, dependerán en gran medida del interés e involucración de los padres/madres con sus hijos/as, de su actitud, de su estado de ánimo, (sobre todo de aquel que se encuentra con su custodia), así como el ambiente y el tiempo que se les brinde ya que todo esto afecta directamente en el ajuste cognitivo, afectivo y comportamental de los hijos.
Lo que más tensa a los hijos e hijas y suelen acarrearles efectos negativos, así como un ajuste emocional pobre y dificultades en el proceso psicológico del divorcio, es el hecho de verse atrapados en medio de conflictos materiales, el tener que tomar partido por uno de los padres, el hecho de que ellos se sientan que tienen la culpa de esto, escuchar comentarios negativos de uno o ambos progenitores ya sea antes durante o después del divorcio; el ser utilizados para enterarse de la vida del otro cónyuge con preguntas repetitivas, el ser un puente de comunicación entre el cónyuge.
Siendo esto común en las familias que atraviesan por un divorcio, los hijos/as de padres divorciados tienden a ser más agresivos, dominantes, retantes, demandantes, poco afectivos, desobedientes, tienen mayor temor a ser abandonados o maltratados o a no ser amados. Se encuentran experimentando sentimientos de culpa, depresión, frustración, temor, desesperación, conflictos internos y de lealtad, así como, conductas violentas y disminución en el rendimiento escolar, como ya hemos apuntado.
¿Qué podemos hacer como padres /madres? ¿Y desde la escuela?
Hablar con ellos desde las emociones: Es muy importante preguntarles qué sienten, ya que el espectro de emociones es muy amplio en esta situación. Así, es frecuente el sentimiento de culpabilidad, atribución de responsabilidad a uno de los progenitores, generalmente al no-custodio, la creencia de no ser importante para los padres o que los mismos han dejado de quererlos.
Mejorar la comunicación. Es fundamental que los/as menores sepan cómo expresar sus sentimientos y pensamientos de manera eficaz, libre de barreras emocionales que impidan una buena comunicación.
Minimización de los problemas. Entre los principales efectos de la separación y el divorcio se encuentran los problemas conductuales y académicos, posiblemente los segundos derivados de los primeros. Por ello, un programa específico en el ámbito educativo de intervención en esta área, puede plantearse como objetivo para solventar los problemas de conducta tales como manifestaciones de ira, cólera y reacciones de agresividad, que resulta imprescindible superar
Más específicamente, podemos:
- Conocer las consecuencias que genera el divorcio en los hijos e hijas de forma contextualizada y grupal.
- Proporcionar las herramientas básicas para el manejo adecuado del proceso de separación en los niños y niñas de padres divorciados.
- Ayudar a los hijos/as a entender y expresar las dudas y sentimientos que presentan sobre el proceso de separación de sus padres.
- Ayudarles a afrontar los problemas relacionados con la separación de sus padres.
- Incrementar la autoestima y la inteligencia emocional del alumnado.
- Enseñar a los niños estrategias de afrontamiento que les permitan adaptarse a la nueva situación familiar.
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Comentarios
Una respuesta a «Virtudes Montoro: «Padres y madres divorciados: consecuencias en los/as hijos/as»»
Tema clave y por desgracia demasiado habitual hoy en día. A veces somos los propios padres los que usamos de forma miserable a los hijos como arma arrojadiza. Creo que la autora da en la clave al plantear que tenemos que conocer los sentimientos que embargan a nuestros hijos en estas situaciones para poder, en la medida de las posibilidades, eliminar aquellos negativos