Hipatia de Alejandría, Artemisia Gentilechi, Las hijas de Galileo, Olympe de Gouges, Mary Wollstonecraft, Mariana Pineda, Juana de la Vega, Rosalía de Castro, Hubertine Auclert, Rosario de Acuña, Angeles López de Ayala, Colombine, María Goyri, Rosario Fregenal, María Moliner, Luisa Pueo Costa, María Teresa León, Luisa Carnés Caballero y Remedios Varo, son las ’20 mujeres inolvidables’ que el veterano escritor granadino Francisco Gil Craviotto (Turón, Granada, 1933) ha recogido en un libro publicado en Ediciones Dauro que se presenta el jueves, 4 de octubre, a las 20 horas, en el Centro Artístico de Granada, donde el autor estará acompañado por la presidenta de esta institución, Celia Correa y el director del departamento de Gestión Editorial, José Miguel Montalbán (20 h).
«Siempre me ha llamado la atención el sacrificio enorme de muchas mujeres que han pasado un poco desapercibidas en la Historia como es el caso de Hipatia de Alejandría, con la que se inicia el libro, asesinada cobardemente por un comando de unos 20 hombres que había enviado el que después sería santo, San Cirilo de Alejandría. Como ella, me llamó la atención otras mujeres que han sido menospreciadas y marginadas por lo que decidí hace un ramillete con estas mujeres. Por supuesto que son muchas más que las 20 seleccionadas que lo mismo podrían haber sido 30 o muchas más. Todas ellas han sufrido la marginación o incluso la muerte», explica el turonero quien ha trabajado casi todos los géneros literarios y reconoce sentirse más cómodo con la narrativa.
En su ensayo las mujeres aparecen ordenadas cronológicamente, siendo la primera, Hipatia de Alejandria, filosofa, matemática y escritora, además de interesada por la Astronomía, que fue cobardemente asesinada. La última incluida es Remedio Varo, doctora catalana de origen andaluz, concretamente de Córdoba, gran pintora que tuvo que marcharse a México porque era de ideas republicanas.
En cuanto a las mujeres vinculadas a nuestra tierra incluye a Mariana Pineda (1804–1831) cuyo texto está dedicado a la escritora Antonina Rodrigo porque «es la persona que más ha investigado sobre Mariana Pineda y quien mejor la conoce. «De ella he dado solo un resumen de su vida por eso el que quiera saber más puede leer el libro de Antonina Rodrigo que tiene unas 600 páginas». En este caso lo más singular es que incluye cómo acabaron sus asesinos. Carmen de Burgos y Segui (1867–1932), más conocida por su seudónimo de Colombine, «una de las plumas femeninas más importantes que ha dado Almería» que dedica al profesor Juan Antonio Aguilera. De ella cuenta que se formó sola, casada muy joven con un periodista de Almería, su matrimonio fue un fracaso total. Decidió estudiar magisterio para poder separarse de él y tener independencia económica. Lo hizo en Granada y abandonó al marido para irse a Madrid donde tuvo amantes siendo el más conocido Ramón Gómez de la Serna, bastante más joven que ella.
Otra biografiada es Rosario Fregenal Piñar (1891–1936) más conocida por el apodo de la Fregenala, nació en Granada, en el barrio del Realejo. Modista de la hermana de Manuel de Falla que fue detenida y fusilada en el barranco de Víznar junto a otras mujeres pese a los intentos de músico por salvarla. Asimismo, a Luisa Pueo Costa (1901–1988) que se había formado a la sombra del gran pensador Joaquín Costa, su tío. Por este texto dedicado a su hija la escritora Mari Luz Escribano Pueo sabemos que era aragonesa que en 1931 llegaba a Granada para ser profesora en la Escuela Normal de Granada de asignaturas tan diversas como geografía e historia, educación física, literatura y gramática. Fue inspectora de maestras y se casó con Agustín Escribano que era el director de la Escuela Normal y que sería asesinado al inicio de la guerra civil y su viuda desterrada a Palencia. «La medio perdonaron y volvió a ser profesora de la Escuela Normal donde ejerció hasta su jubilación». Del resto de mujeres le pedimos nos consultamos cuál le ha llamado la atención, a lo que responde que «especialmente las hijas de Galileo pues el padre les metió a monjas cuando contaban con 12 y 11 años de edad, simplemente para que fueran tolerantes con él. Otra Olympe de Gouges, hija de un noble que murió guillotinada y que proponía llevar a cabo la revolución francesa sin derramamiento de sangre.
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