‘Don Quijote’ fue rodado en Méjico, en 1957, y tampoco llegó a estrenarlo por falta de financiación. Welles contaba así el rodaje: “…porque se ha realizado sin guión, sin tan siquiera un hilo conductor narrativo, sin un esbozo de relato. Cada mañana, los actores, el equipo y yo mismo nos reuníamos ante el hotel y partíamos a la aventura, inventando el film durante el trayecto, como hacía Mack Sennett”. Hay que tener vocación para hacer esto.
En diciembre de 2011, el Óscar que Welles obtuvo por el guión original de ‘Ciudadano Kane’ se vendió por 656.558 euros. La película, una de las mejores de la historia del cine, fue candidata a nueve Óscar en 1942, pero sólo obtuvo uno debido a las presiones del magnate de la prensa, William Randoph Hearst, pues el filme se burlaba de su vida. Los miembros de la Academia no le concedieron más estatuillas por el miedo que tenían a Hearst. Este ofreció cerca de un millón de dólares a la productora ‘RKO Pictures’, para que quemara todas las copias. Al no conseguirlo, prohibió que en sus periódicos se mencionara a ‘Ciudadano Kane’, y también consiguió que durante 25 años el filme desapareciera de la vida pública. Con 24 años, el joven Welles derrotó al todopoderoso magnate, precisamente el que incitó a través de sus medios de comunicación, a que los Estados Unidos entraran en guerra contra España, consiguiendo poco después la derrota de la anticuada armada española y la independencia de Cuba, en 1898.
En España, Welles rodó algunas películas y era muy conocida su afición a los toros, así como su amistad con los toreros Antonio Ordóñez y Luis Miguel Dominguín. Lo recuerdo por esas fotos, en las plazas de toros, con su aspecto desaliñado, su barba y su sempiterno puro en la boca. En esto era un calco al escritor Ernest Hemingway, que apestaba a tabaco, pero ambos, sin olvidar a Ava Gardner, difundieron como nadie la imagen taurina de España en el mundo. Welles era una atracción por donde iba, un aventurero que envejeció prematuramente y murió con 70 años, quizá porque se bebió la vida a grandes tragos. Parece que siempre estaba actuando, pues tenía muchas máscaras, con esa sonrisa o con cara de malo en películas secundarias.
El filme ‘Fraude’ (1973), rodado en España, es una reflexión sobre el mundo del arte y su relación con la realidad, donde Welles habla en primera persona y evoca su propia carrera. Insiste en que uno de los fundamentos de su cine es la autenticidad, pero durante el filme sus ilusiones se van desvaneciendo y, a modo de testamento, termina hablando de la inutilidad del arte, que no tiene ninguna función social, histórica o cultural. Así explica y resume el oficio: “El verdadero cineasta es el hombre que sabe dominar las catástrofes”.
Welles tuvo que trabajar de extra en muchas películas, para financiar las suyas, pues los productores casi siempre le cerraron las puertas. Lo recuerdo en su actuación en ‘El tercer hombre’, cuando Welles aparece y desaparece fugazmente, con ese aire de misterio y esa música trepidante. Eso sí, en los años 70 los libros, los homenajes y los premios le llueven, mientras que las universidades lo invitan. Y hoy es reconocido como uno de los mejores directores de cine. Pero, en España, casi nadie sabe que sus cenizas fueron depositadas, en 1987, en un pozo de la finca San Cayetano, en Ronda, entonces propiedad de su amigo Antonio Ordóñez. Este fue el deseo de Orson Welles, pues confesó que aquí fue donde más feliz se sintió.
Sin embargo, da la impresión como si se lo hubiera tragado la tierra, como si hubiera querido darle a su tumba ese halo de misterio, donde nadie la puede ver ni siquiera visitar. Si Welles estuviera enterrado en cualquier cementerio de España, habría fotos y no le faltarían admiradores que lo visitaran para rendirle su admiración. Creo que nos ha hecho de nuevo otra faena de las suyas. Mientras que los artistas tienen su ‘Paseo de la Fama’, en Hollywood, para que se pavoneen y los recuerden siempre, el director de cine ha preferido el pozo del olvido de una finca, en Ronda, la ciudad que cantó el poeta Rainer María Rilke. Sin embargo, es sabido que España nunca fue generosa con sus hijos, cuanto más con los de fuera: ni un reconocimiento, ni un homenaje, ni siquiera un triste escrito al director de ‘Ciudadano Kane’.