Vivimos en una época en la que Internet forma parte de nuestro día a día. Muchas han sido las veces en las que he defendido las numerosas ventajas que ofrecen las redes, siempre y cuando aboguemos por un uso adecuado.
En este sentido, seguiré apoyando el empleo de las nuevas tecnologías dentro y fuera del aula, pero eso no implica que seamos conocedores de los peligros que nos acechan. Así, términos como spam, scam, malware, ciberacoso, sexting o grooming deben ser expuestos para evitar sus consecuencias.
¿Qué es el grooming?
Sin duda alguna, asistimos a uno de los mayores peligros, contando con un adulto como agente o actor de acciones deliberadas, pretendiendo engañar a menores. La persona que miente, busca el placer sexual, el goce mediante imágenes eróticas o pornográficas.
La preparación del encuentro o concreción de determinados vínculos entre el acosador y los acosados muestra conductas detestables, siendo una práctica delictiva y claro ejemplo de pornografía infantil.
El ciberacoso es un mal que se extiende de forma imparable, apareciendo conceptos que derivan en el robo o usurpación de la identidad, pero también en la humillación máxima. Sexteo, sextear o sexting son tres palabras con una misma raíz léxica. Comportamientos o prácticas cada vez más habituales se cuelan en un mundo cada vez más inabarcable, con fotografías o audios que suponen prácticas de alto riesgo.
Vivir en primera persona, o ser familiar de alguien que sufra esta dura experiencia es una de las situaciones más dolorosas que el ser humano pueda soportar. |
Podemos evitar formar parte de estos peligros, si llevamos a cabo una serie de consejos, tales como: no publicar fotos íntimas y ser extremadamente cuidadoso con los datos privados.
De la misma forma, no te conviertas en partícipe de estas conductas. Si eres conocedor de conductas intolerables en las que uno/a difunde imágenes de otros/as, no reenvíes correos con contenido delictivo, poniendo en conocimiento este tipo de hechos a las autoridades pertinentes.
Debes ser cuidadoso con los virus informáticos o también denominados “malwares” (programas maliciosos que infectan nuestros equipos informáticos). Algunos expertos prefieren la denominación de códigos maliciosos o badwares cuando toca referirse a softwares malignos y malintencionados, siendo elementos nocivos que proliferan en Internet.
Por último, no obvies los fraudes y ataques con el propósito de robar tu información. Sé celoso de tu intimidad, protégela y no intercambies ningún dato con extraños. Un paso en falso o actuar de manera confiada, podría ocasionarte grandes perjuicios, en numerosas ocasiones difícilmente reversibles.
Las estafas o engaños están a la orden del día (es lo que llamamos “scams”), al igual que los correos no deseados (“spams”). No facilites información, ni contraseñas o claves a través de redes sociales. Si nos comportamos de una manera adecuada, empleando las redes de un modo seguro, nos protegeremos de estos y otros peligros.
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Rafael Bailón Ruiz |
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