Año nuevo, vida nueva. Pronto, tocará dar la bienvenida a 2019, dejando atrás un año 2018 que a buen seguro nos habrá dado cosas buenas y no tan buenas. Les invito a hacer un propósito de enmienda, crear o propiciar aires nuevos que traigan optimismo, superar con creces lo cosechado el año anterior. Quiero dirigirme a todos /as, a quienes formamos la comunidad educativa: profesores, padres y madres, así como los/las alumnos/as.
Hagamos autocrítica en pro de mejorar los resultados obtenidos. Así, los enseñantes hemos de procurar motivar a nuestros destinatarios con metodologías diversas y atractivas, al igual que el alumnado debería mejorar a nivel conductual y académico, con unos padres preocupados e implicados en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Establezcamos un DECÁLOGO aplicable para los anteriormente citados:
1) Seamos más disciplinados para las cosas que nos propongamos.
2) Fortalezcamos la relación o vínculo padres- hijos.
3) Establezcamos metas y alcancémoslas.
4) Organicemos el trabajo y adelantémonos a los contratiempos.
5) Reflexionemos sobre el pasado y construyamos nuestro futuro.
6) Disfrutemos con los nuevos aprendizajes adquiridos y apliquémoslos.
7) Aprendamos de los errores cometidos, introduciendo mejoras, caminando hacia delante.
8) Seamos responsables con las tareas que hemos de desempeñar, así como respetuosos con la otra parte.
9) La humildad y el trabajo en equipo son ingredientes necesarios para el éxito.
10) La fuerza de voluntad es el motor que puede llevarnos a mejorar lo realizado hasta ahora. En este sentido, seamos capaces de aprender de los demás y apreciemos la satisfacción o placer que nos produce la superación constante y conquista de nuevos objetivos.
Por otro lado, considero algo positivo y necesario no plantear comparaciones con los demás. Cada uno es como es, con sus virtudes y defectos. Sí, resulta positivo mejorar en pro de alcanzar las ansiadas metas, siendo autocríticos, sin que la crítica sea destructiva hacia nosotros.
A los alumnos les diría que busquen un entorno aconsejable para el estudio, realizando planificaciones realistas que les permita subir peldaños. No olvidemos que el orgullo es uno de los elementos o aspectos más nocivos para el ser humano. Pedir ayuda no nos hace ser menos válidos y sí mostrar interés por aquello que nos preocupa.
Por último, me dirigiré a los padres y profesores. A todos ellos, les diré que premien el avance del alumnado, mostrando confianza en los progresos. No olvidemos que nuestros/as chicos/as necesitan palabras de aliento, ver que confiamos en ellos, por lo que no perdamos de vista el camino ni les permitamos jamás tirar la toalla.