Si alzamos la vista hacia el balcón del segundo piso de la esquina del edificio del Teatro Isabel la Católica, podemos observar una imponente águila de metal fundido, con una granada en su cola y la inscripción «Centro Artístico». Este emblema, centenario e inmutable desde hace más de 130 años, sigue despertando falsas interpretaciones e incluso rechazo, porque suele asociarse a símbolos propios de determinadas ideologías. Águila, granada y «Centro Artístico» forman el isologo que ha sobrevivido y superado mil y unas vicisitudes junto a esta centenaria institución cultural. En adelante, quiero que mis palabras sean vehículo para conocer el significado de estos símbolos, así como arrojar luz frente a interpretaciones erróneas.
En numerosas culturas, desde Extremo Oriente hasta el Norte de Europa, el águila es considerada un símbolo solar. Su vida transcurre a pleno sol y es el único animal capaz de mirar directamente al astro rey. Por esta particular naturaleza, la simbología del águila expresa la elevación espiritual hacia la luz, el conocimiento y, por ende, la libertad. También se considera un símbolo de regeneración, con capacidad para renacer una y otra vez, como el ave fénix. Precisamente el Centro Artístico constituye el mejor ejemplo de esa capacidad de volver a resurgir cíclicamente, como lo testimonia su historia. Esta atribución se recoge en el Salmo 103: «El que sana todas tus dolencias; El que sacia de bien tu boca. De modo que rejuvenezcas como el águila.» Y así, durante la Edad Media, al águila se le atribuyeron poderes de rejuvenecimiento.
Al margen de los numerosos significados que la iconografía sobre el águila nos puede aportar, el emblema del Centro Artístico hace propio el ideal de la elevación del espíritu y de la búsqueda de la sabiduría y la transcendencia a través del conocimiento artístico, literario y científico.
Hay quienes han considerado que el águila del Centro Artístico tenía relación con la iconografía de Falange o con la llamada «águila de Franco». Esta creencia no sólo es errónea sino que es cronológicamente imposible. El símbolo franquista surgió oficialmente por virtud del Decreto de 2 de febrero de 1938, firmado por Francisco Franco y el Ministro de Interior Ramón Serrano Suñer. En esta norma se estableció toda la iconografía del Escudo de España: blasones medievales, torres y almenas, cadenas de oro, un yugo, haz de flechas, dos columnas, los textos «Una», «Grande», «Libre», «Plus» y «Ultra» y un largo etcétera; además del águila de San Juan, único elemento común con el emblema del Centro Artístico.
Al margen de las notables diferencias entre ambos símbolos, que, reitero, únicamente comparten el águila, aún así cada una de ellas presenta particularidades, dado que la del Centro Artístico orienta la cabeza hacia su izquierda, y la franquista hacia su derecha. Cabe subrayar que la diferencia más determinante entre ambas simbologías es cronológica: el águila del Centro Artístico surgió medio siglo antes que el Escudo de la España franquista (1938).
Esto nos obliga a presentar una hipótesis que responda a la cuestión de por qué los fundadores del Centro Artístico adoptaron este discurso iconográfico. Recordemos que en sus orígenes esta institución nació como una sociedad de pintores y acuarelistas, si bien más tarde abrió su ámbito a la literatura, la ciencia y el arte en general.
Las fuentes documentales de aquella época perfilan a los primeros hombres del Centro Artístico como personas con profundas inquietudes intelectuales, a la vez que mostraban un profundo compromiso e identificación con la cultura local y con la ciudad de Granada en toda su extensión. Como muestra de ello, adoptaron como modelo iconográfico propio una reinterpretación del Estandarte Real de Granada. Una réplica de este estandarte, junto a la primera bandera del Centro Artístico –ambas datadas en fecha próxima a su creación– se exponen actualmente en la sala de conferencias de la institución cultural, como ejemplo y muestra de relación entre ellas.
En cuanto a la adopción del programa iconográfico del Centro Artístico, sabemos con toda seguridad que el diseño y el trazado del águila con la granada creada para el Boletín del Centro Artístico (1893) en honor de su socio fundador, el polifacético Valentín Barrecheguren y Santaló (1853-1893), fue obra del pintor, ceramista y restaurador granadino Isidoro Marín Gares (1863-1926). Este artista estuvo estrechamente ligado a la institución cultural desde sus orígenes. Ejerció como su corresponsal gráfico desde su fundación y llevó a la prensa muchas de sus obras relacionadas con la actividad cultural del Centro Artístico, en especial, las publicadas en el semanario de amenidades La Ilustración española y americana. A tenor de lo anterior, todos los indicios hallados en las fuentes de la época, nos permiten asegurar que el autor del emblema original del Centro Artístico fue Isidoro Marín Gares.
Para finalizar, invito a quienes observen el águila del Centro Artístico, a que la vean como el símbolo de una noble institución cultural que, desde 1885 y como si de un ave fénix se tratara, ha resurgido una y otra vez de sus cenizas. Igualmente invito a interpretar su simbología como el enaltecimiento del objetivo original que aún guía al Centro Artístico desde sus comienzos: el fomento y la difusión de la cultura granadina mediante el arte, la ciencia y la palabra. Todavía hoy es un crisol donde todo pensamiento es bien recibido, y donde el águila es guardiana de tolerancia y guía en la elevación hacia el sol, sin otra pretensión que hacernos mejores seres humanos.
Ismael Ramos
Vicepresidentes del Centro Artístico de Granada