Regresamos a la localidad jiennense de Torredonjimeno porque aquí es donde reside Felipe Gómez, propietario de varias Vespas que serán las protagonistas del presente reportaje, concretamente su Vespa 160 de 1969 y otra Vespa 75, de 1967. Felipe tiene 24 años y es ingeniero industrial de profesión que desde hace un par de años trabaja en el sector del automóvil que es lo siempre quiso hacer.
«La primera Vespa que llegó a mis manos fue la 75, cuando tenía 12 años y me la compró mi padre. Con el tiempo he ido consiguiendo algunas más como la 160, una Sprint de 1966 y alguna más que tengo en el garaje», nos cuenta de entrada este enamorado de esta marca que siempre ha tenido el gusanillo de las motos que se inició con el Vespino LX de su padre que aún conserva. Tanto es así que desde 2017 es el secretario del Club Vespa Jaén que aglutina a unos 90 socios que una vez al mes realizan su salida mensual para lo que buscan un sitio distinto que visitar más las tradicionales cenas de verano y Navidad. Así mismo, a través de sus socios participan en eventos de otros clubes, como el Vespa Club Granada, con el que tienen muy buena relación, el Vespa Club Lucena y el Vespa Club de Alcalá la Real. De su predilección por esta marca afirma no saber el origen pero que habiendo tenido otras motos, «al final siempre vuelvo a la Vespa».
De la Vespa 75 nos cuenta que la encontró en Jamilena y que había pertenecido al practicante que la utilizaba para desplazarse por el pueblo a la hora de poner las inyecciones y vacunas. «Llegó a mis manos de casualidad. Después de insistirle mucho a mi padre que quería una Vespa vieja, resultó que un vecino tenía una en la cochera. «Es la única de esta marca y modelo que funciona en la provincia. Es un modelo muy escaso, por su mala venta en la época. Valía casi lo mismo que la grande, por lo que la gente prefería ésta. Hay muy poquitas más en España. Está restaurada por completo, con su color original que fue muy difícil de encontrar. Tuve la suerte de encontrarlo al quitar el depósito de la gasolina, donde había un resto. La verdad es que le sienta bastante bien. Lo único moderno es la pintura todo lo demás es original, salvo las ruedas, tanto las manetas, claxon, embellecedores, piloto, tulipa,… Con ella empecé a salir y es culpable de que haya otras dos más y varias amenazas de desheredarme y eso que soy hijo único», comenta con humor.
También resulta curiosa la historia de la 160 que pudo comprar porque un día su abuelo llegó con la noticia de que se vendía un solar cercano y al mirar las fotos en Internet aprecian una moto en un rincón. «Decidimos ir a ver de quién era el solar, era un sábado por la mañana y a las 12 estábamos comprando la moto», explica. El caso es que tiene más curiosidades pues se la compraron a su primer dueño que la había comprado nueva, vendido y recomprado al chico al que se la había vendido. La habían pintado tres o cuatro veces. Añade que «yo la compré en color negro y presentaba un estado un poco deplorable pero bueno se desmontó entera, se limpió, se buscó el color más parecido al original». También que conserva muchas cosas de la época aunque por necesidades lleva un asiento moderno pues es con la que más viaja y un portaequipajes trasero con su maleta para cuando salen de viaje. Con ella indica que ha hecho infinidad de viajes y alguno importante en lo que a kilómetros se refiere. «Un viernes por la tarde con un amigo decidimos levantarnos al día siguiente para ir a Nerja a tomarnos una cerveza y volvernos lo que supuso.
Evolución sin perder su esencia de ‘scooter’
De la historia de la Vespa, Felipe Gómez refiere que tras la Segunda Guerra Mundial, el propietario de la marca, Piaggio, que había fabricado aviones en el Sur de Italia, cerca de Pisa, intenta reinventarse con los recursos que tenía y nace de la mano del ingeniero aeronáutico Corradino D’Ascanio. «Es una moto muy peculiar porque hereda mucho del diseño aeronáutico de la época, que ha ido evolucionando hasta el día de hoy. Se ha ido adaptando a la evolución tecnológica, pero sin perder su esencia de scooter y ha sido protagonista de la película ‘Vacaciones en Roma’, en la que Audrey Hepburn pasea con su pañuelo por el centro de las calles y en otras muchas películas. Mis dos Vespas fueron fabricadas aquí lo que hace más complicado buscar recambios pues no comparten mucho con las Vespas italianas». Del modelo 160 resalta que fue la primera moto del mercado a nivel mundial que se vendió con encendido electrónico. En Torredonjimeno comparte afición con «unos cuantos compañeros más, entre ellos el que me introdujo en este mundillo que es como un hermano, Alejandro Alcázar, que tiene también dos Vespas, una 150F de primera serie con su pintura original y una Vespa Primavera del año 80, restaurada». Además de contarnos algunas peculiaridades más de sus motos Felipe anima a la gente joven a compartir esta afición y sumarse a su Club que cuenta con presencia en Internet siendo uno de los foros más activos: www.vespaclubjaen.es
Próxima entrega: Juan Hurtado González y su libro sobre los Hurtan
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