Comienza un nuevo mes y se acercan las flechas de Cupido. A pocos días de las tradicionales cenas románticas con velas y a la luz de la luna, del champagne para brindar o de los clásicos bombones con los que el ser humano trata de confirmar su inquebrantable amor por la otra persona, quiero hacer un llamamiento a la solidaridad o prestar ayuda a otro sin necesidad de pedir nada a cambio.
Observo, asombrado, la maldad de algunas personas o la indiferencia hacia quienes lo pasan mal. Cierto es que no todos/as pueden o podemos calificarnos del mismo modo, si bien siguen existiendo casos de individuos incalificables que miran por encima del hombro e indiferentes a las desgracias ajenas (incluso son capaces de alegrarse de desgracias ajenas y hacer comentarios de escaso o dudoso gusto en redes sociales, esperando que seguidores de la misma calaña aplaudan la última de sus ocurrencias).
A todos esos exponentes de la falta de ética o moral, les pediría sentido común y volver a las aulas para poder recibir VALORES (esos que no muestran, quizás porque nacieron sin ellos, y, nadie osó a transmitírselos).
No dedicaré ni un segundo más a quienes hacen de la MENTIRA su medio de vida para dañar al PRÓJIMO (dándose golpes de pecho o besando hipócritamente al santo del que son devotos). Tampoco les daré consejos a esos MONSTRUOS que se erigen en verdugos de los más necesitados (aquí incluyo a los políticos que hacen y deshacen a su antojo, convirtiendo a sus países en CORTIJOS PRIVADOS).
Me centraré en el SER HUMANO capaz de volcarse con otros/as, sin esperar una recompensa por ello. Pediré un aplauso tan justo como merecido para aquellos que desconocen la envidia o el egocentrismo, esos que dejan sus quehaceres diarios para aportar su granito de arena a causas encomiables.
Son esas personas las que nos enseñan el camino de la SOLIDARIDAD (invito a buscar el significado de esta palabra en el diccionario) y a las que quiero dedicar estas líneas. A todos los que nos inspiran en su día a día, con acciones que prestan a los demás de manera desinteresada, sirva este elogio sincero a la espera de sumar adeptos para el cumplimiento de una premisa fundamental: “SEAMOS SOLIDARIOS”.
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Rafael Bailón Ruiz |
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