Tras ‘Breviario negro’, que apareció hace casi un lustro, -porque ‘Nocturnario’, el libro que coeditó con José María Merino, sólo contaba con su colaboración gráfica de un centenar de collages, Ángel Olgoso publica un nuevo libro de título ‘Tenue armamento. Cartapacio de papeles menores’ (Ed. Mirto Academia). Se trata de una recopilación de textos de no ficción, en parte inéditos, «junto con reseñas, poéticas y otras piezas varias, procurando dejar lo mejor de lo mejor pues, a pesar de haberme resistido con frecuencia a la reflexión teórica, y de haber cedido por tratarse de peticiones amistosas, me encontré, para mi sorpresa, con que el volumen de escritos doblaba incluso la extensión fijada por la colección Mirto Academia». Lo presenta el lunes 8 de abril, en el Cuarto Real donde le acompañarán Marina Tapia y José Antonio López Nevot (19:30 h)
– ¿Qué sentimientos ha experimentado cuando ha visto publicado ‘Tenue armamento’, fruto de lo mucho escrito para otros y disperso en diferentes publicaciones?
– La felicidad que proporciona un nuevo libro recién impreso: mi último fue «Breviario negro», hace casi un lustro, porque «Nocturnario» -el libro que coedité con José María Merino- sólo contaba con mi colaboración gráfica de un centenar de collages. Amigos y conocidos siempre habían encomiado con entusiasmo el esmero literario de mis palabrillas en presentaciones o prólogos, de modo que, cuando la Academia de Buenas Letras de Granada me dio la oportunidad de publicar un nuevo libro, no dudé en recopilar estos textos de no ficción -en parte inéditos- junto con reseñas, poéticas y otras piezas varias, procurando dejar lo mejor de lo mejor pues, a pesar de haberme resistido con frecuencia a la reflexión teórica, y de haber cedido por tratarse de peticiones amistosas, me encontré, para mi sorpresa, con que el volumen de escritos doblaba incluso la extensión fijada por la colección Mirto Academia.
– ¿Por qué ha decidido editar este libro que califica como «papeles menores»?
– Siempre he preferido la ficción pura, soberana, a teorizar sobre ella, algo que a mí personalmente me da mucho más trabajo. Por eso, cuando me he visto en tal compromiso, sentía como si me metiera en camisa de once varas. Además, decía Proust que una obra en la que hay teorías es como un objeto en el que se deja puesta la etiqueta. Sin embargo, publicar esta obra es una segunda oportunidad para muchos textos, y una manera de documentar lo que uno ha hecho: ayuda a descifrar tu perímetro creativo, a levantar tu cartografía literaria. Por supuesto, y a pesar del calificativo «menor», las piezas que aquí se recogen sufrieron la exigencia estilística y fueron pulidas hasta la extenuación en el momento de escribirlas, al igual que la totalidad de mis relatos. Creo que soy esencialmente poeta, aun cuando escriba en prosa.
– ¿De todos los textos incluidos de cuál se ha sentido especialmente orgulloso, en esta revisión?
– Realmente, aunque revisé los textos, decidí no retocarlos. Es difícil elegir uno entre los 36 que componen el volumen; quizá me decantaría por los prólogos a los deliciosos poemarios de Marina Tapia («El relámpago en la habitación», «Marjales de interior» y «Jardín imposible») o por «Los esponsales de la palabra y la imagen», la presentación que hicimos de «Nocturnario» en Casa de América, donde explico el insólito maridaje de aquellas cien miradas literarias ilustrando -al contrario de lo que es habitual- cien imágenes fantásticas y creando un universo mestizo y delirante.
– ¿Cuál de ellos tiene una curiosa intrahistoria?
– La mayoría la tienen, y su denominador común sería mi resistencia a escribir dichos textos. Unas veces resuelto de manera jocosa en la presentación del libro de Celia Correa «Mil años después», o en forma de receta en «Cocina en miniatura» acerca de la literatura breve, otras veces mediante sorteo en mi comentario al «Cuento de Jerusalén» de Poe, o incluso mediante lo que creía una imaginaria venganza en la presentación del libro de José María Pérez Zuñiga «Miradas nuevas por agujeros viejos».
– ¿Ha sentido en algún caso que alguno de los textos le era extraño o no era de su autoría?
– Constantemente. Me resulta extrañísimo leer el libro y no encontrar hechos inquietantes, sueños perturbadores, mundos al revés, perspectivas insólitas, prodigios y demonios, bestiarios y metamorfosis, contado todo con un minimalismo barroco. Pero, de pronto, paso una página y leo curiosas reflexiones sobre el fantástico, los estudios holmesianos o la Ciencia de las Excepciones y las Soluciones Imaginarias -la Patafísica- y vuelvo a sentirme en territorio conocido.
– ¿Por qué no le ha dado un orden (cronológico, temático,…)?
– Me gustaba la idea de «patchwork», con diferentes colores y texturas, de ramillete heterogéneo donde se entreveraran las señas de identidad de distintos libros y autores. Preferí atender a la variedad para que el conjunto resultara poroso y se oxigenase, para que «Tenue armamento» remitiera al arte como aduana de géneros, de mundos, de épocas, de amistades.
– Aparte de a algún lector curioso y a los propios destinatarios de estos textos ¿a quién más puede interesar?
– Me consta que, a pesar de que el signo de los tiempos pudiera hacer pensar lo contrario, a pesar de que se encuentre un tanto escondida, hay a nuestro alrededor toda una hueste de la belleza (según mi querido amigo Ismael Ramos, son legión), de resistentes fascinados por la armonía y por la creatividad, que saborean con fruición las palabras y las historias, que saben que dicha creatividad es el atributo humano más excelso y emocionante, y que la imaginación proporciona un sustituto soberano a la realidad ordinaria. «Tenue armamento» también puede interesar a los amantes de los libros-brújula, a los letraheridos que disfrutan internándose en la lectura de lecturas, en los recovecos de la escritura, en sus motivos, entusiasmos, influencias, obsesiones, en la línea de recientes publicaciones como «Contar es escribir» (Ursula K. Le Guin), «Herido leve» (Eloy Tizón) o «El intruso honorífico» (Felipe Benítez Reyes).
– ¿Cuántos se han quedado en el disco duro del ordenador?
– La mitad aproximadamente, a los que voy añadiendo los textos de no ficción que he ido escribiendo en los últimos tiempos. De modo que sigo en esa batalla perpetua, enfrentando los conceptos ferlosianos de «genitum» y «factum», la inspiración frente a la elaboración.
– ¿Cómo tiene previsto hacer la presentación de este libro?
– Se presentará el lunes 8 de abril, a las 19’30 h. en el Cuarto Real de Santo Domingo. Estaré acompañado por Marina Tapia y por José Antonio López Nevot, que glosarán el libro antes que un servidor.
– Y después de ‘Tenue armamento’ ¿qué vendrá?
– Estoy a la espera de la reedición de «Astrolabio» a finales de año, con ilustraciones de Marina, en una editorial nacional. Antes, a finales de mayo, dichas ilustraciones van a publicarse exentas en un cofre artesanal (al cuidado de Ismael Ramos y de la imprenta Del Arco) que se venderá durante la exposición «Onírica», una serie de cuadros de Marina Tapia realizados a partir de relatos míos; todo un reto inaudito y apasionante, ya que los textos irán incluidos de uno u otro modo en el lienzo.
También confío en publicar pronto mi último libro de relatos, «Devoraluces», un volumen inusual en mi producción, literalmente luminoso, pues celebra la belleza del mundo, la gentileza de la vida, los bálsamos del arte, de la bondad, la pasión, la esperanza, la imaginación sin límites, la alegría, la amistad o la fascinación de las historias.