Una semana más y toca hacer referencia a un “pecado capital”. La soberbia es un sentimiento de superioridad frente a los demás que provoca un trato distante o despreciativo hacia ellos.
Quiero dirigirme a todas esas personas que no ven fallos o defectos en su persona. Pero, también, quiero pedirles que obren con humildad. Nadie es mejor que nadie. Todos/as tenemos defectos y virtudes. En este sentido, rechazo aquellas conductas impropias de “trepas” o personas que son capaces de pisotear a cualquiera, con un único objetivo: lograr sus metas. Hace unos días, aludía a la transparencia e importancia que debe jugar en nuestra vida diaria. La inclinación a hacer el mal o maldad envenena (con demasiada frecuencia) a ávidos/as de poder. En nuestra sociedad, existen dos posturas y dos formas de actuar que pudieran resumirse con dos premisas enfrentadas: “El fin no justifica los medios” / “El fin justifica los medios”.
La maldad es una condición negativa relativa atribuida al ser humano que indica la ausencia de moral, bondad, caridad o afecto. Sin duda alguna, existen personas que caminan henchidas, incapaces de hacer autocrítica (en ocasiones atribuyen sus defectos a los demás y se rodean de quienes les puedan “dorar la píldora”). Aquí juegan un importante papel los adláteres o “secuaces” (seres que por lo general carecen de cualquier tipo de valía y que únicamente saben descubrir los falsos defectos de sus compañeros, amigos, parejas o familiares).
El adlátere resulta cuanto menos peligroso. En su trayecto hacia el ascenso (en el terreno laboral), ruptura (en el aspecto sentimental, familiar o de amistad) u otros que se precien, va dejando un reguero de víctimas (personas inocentes que suelen contar con algo que los otros no tienen: pareja, amigos o éxito profesional). Así pues, me quedo con quienes desprenden bondad, siendo transparentes en su día a día, no haciendo daño al prójimo (con mentiras variadas o artimañas de muy dudoso gusto) y logrando sus metas con esfuerzo (sin aditivos de ningún tipo).
Que mis reflexiones no caigan en saco roto.
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Profesor del IES Ribera del Fardes
(Purullena, Granada)