Cuando llegamos al número 5 de la calle Jarrería, a escasa distancia del Campo del Príncipe, Alfonso Salazar repartía entre sus alumnos del curso de escritura creativa, los personajes de canciones de Serrat con los que, al día siguiente, tendrían que escribir sus relatos.
Tras invitarnos a esperar en su despacho, adornado con antiguos carteles de movilizaciones izquierdistas y una foto de La Pasionaria, junto con reproducciones de otros de películas y su diploma de Licenciado en Antropología Social y Cultural, continua durante unos minutos dando su clase a una decena de aspirantes a escritor a los que despide amablemente hasta la próxima clase. Cuando se acomoda en su asiento nos muestra un ejemplar de ‘Vida, Parte 2’ , publicado por Esdrújula Ediciones, del que nos va desgranando algunos detalles. El primero y fundamental es que se trata de la continuación de otro anterior que con el título ‘Amores sin objeto’, le publicó en 2004 el Ayuntamiento en su colección Granada Literaria. Dato que ya conocíamos pues lo destaca su prologuista el poeta, José Carlos Rosales que señala que el verso «Quien me escucha me entiende», podría ser la divisa de este nuevo poemario.
Como conocemos a Alfonso por su labor de narrador en las novelas ‘Melodía de Arrabal’ (2003), ‘El detective del Zaidín’ (2009), ‘Golpes tan Fuertes’ (2013) y ‘Para tan largo viaje’ (2014), reeditadas las por Ediciones PG en 2019, la primera pregunta no se hace esperar ¿desde cuándo escribe poesía? «Todos los escritores comienzan escribiendo poesía, cuando ven que no es lo suyo se pasan al relato y cuando descubren que tampoco es lo suyo, terminan escribiendo novelas», nos dice mientras sonríe. Más tarde señala que, «mi obra poética es de picoteo en muchos lados, no es una obra entendida al uso. Hace 15 años publiqué una antología que hizo mi buen amigo Ernesto Pérez Zúñiga de lo que había escrito en los años anteriores, desde 1989 a 2004. Quince años después hemos vuelto a hacer el mismo experimento. Este libro recoge lo que he estado escribiendo en estos últimos 15 años. Por lo que entre ambos completa una panorámica de los últimos 30 años. La mayoría de lo que sale ha sido publicado, aunque de manera fragmentaria, en plaquettes, cuadernos, colaboraciones en revistas, webs,… De esta manera queda conjuntado».
Después continua explicando que en total son cinco libros, con voces muy distintas y diferentes tonos, pues «al fin y al cabo, son 15 años de experimentaciones poéticas» que se inician precisamente con el libro con el que terminaba su anterior antología, en concreto ‘Cuadernos de Cádiz’, especie de «poesía de la memoria imaginada», de la familia que ya no existe, con muchas referencias personales pero suficientemente camuflada y llevada por la palabra con la complejidad literaria suficientemente. Con formas surrealistas, cercana al psicoanálisis propio al que se desenvolvía allá por los años 2005-2006. De esta manera este gaditano-granadino del Realejo, evoca el pasado en su ciudad natal a la que ha vuelto siempre que ha podido. Una treintena de poemas repartidos en cinco partes: Humo de habanero, Cuaderno de Chiclana, Filosofía del mar y Canciones de otros puertos, y Vuelta al país del viento. Le sigue el segundo libro, ‘El sentido de la propiedad’, dividido a su vez en dos partes diferenciadas por su carácter público o privado. «Entre 2006 y 2010 me meto en la construcción de una casa y mi poesía está pegada a lo real y cercano», comenta antes de llegar a los poemas que formarán parte del tercer libro, iniciado en 2016, ‘Una investigación antropológica’ donde se aprecia la vinculación entre poesía y antropología por su formación profesional. El libro se completa con ‘Nuevos epigramas’ y un ‘Cancionero sentimental’ con temas escritos entre 1992 y 2017. Lo presenta esta tarde en la Biblioteca de Andalucía, donde estará acompañado por José Carlos Rosales y su editor Víctor Miguel Gallardo. El acto se completará con la actuación musical de Pedro Soriano (20 h).
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