La cronopatía se puede definir como la obsesión por no malgastar el tiempo. Las personas que lo sufren tienden a llenar todos los espacios y huecos del día con múltiples actividades. Necesitan planificar todo su tiempo con mucha antelación. Se trata de una forma de vivir sin vivir, al estar todo el día ocupados, no existe ni un solo momento en el que puedan estar inactivos o consigo mismos, se trata de una huida hacia delante; habitualmente son personas que no saben enfrentarse a sus problemas, conflictos y prefieren no pensar en éstos haciendo actividades frenéticamente.
“Hay gente que hace de todo menos vivir” John Lennon
Las consecuencias de la cronopatía son muy perjudiciales para la salud física y mental; al estar el organismo hiperactivado, es más frecuente sufrir pensamientos obsesivos, así también esta hiperactividad provoca que no se esté en contacto con las emociones y el cuerpo, la atención está en otra cosa, al pasar los estados emocionales desapercibidos, estos se acumulan provocando un elevado estrés. La consecuencias del estrés son variadas; desde la ansiedad y ataques de pánico, enfermedades coronarias, de la piel, dolor de cabeza, miopía, desgarros musculares, etc.
Relacionada con la cronopatía, también está la enfermedad del ocio. El psicólogo holandés Ad Vingerhoets, decidió analizar un problema personal: nunca estaba enfermo, excepto el fin de semana. Descubrió que a otras personas les ocurrían situaciones similares. Enfermaban en viernes, Semana Santa, en verano o en Navidades. El psicólogo dedujo que aproximadamente el 3% sufría lo que llamó enfermedad del ocio o del tiempo libre. Los signos más habituales eran resfriados, náuseas, migrañas y dolor muscular.
También comprobó que los afectados tenían rasgos de personalidad parecidos: eran perfeccionistas y obsesionados con el trabajo, marcados por objetivos laborales, excesivamente responsables. Se trata de personas con una clara falta de adaptación a los cambios, cuando salen de sus marcados días, repletos de actividades, les cuesta adaptarse a tiempos de ocio, descanso. Para Vingerhoets la causa, al igual que en la cronopatía, como vemos visto, es la desconexión con el propio cuerpo, lo que provoca que el cerebro deje de lado las advertencias de éste, y solo en situaciones de reposo se perciben estas señales claramente y nuestro cerebro puede interpretar los síntomas.
Las consecuencias de este trastorno son lo suficientemente graves como para ignorarlas. Un buen ejercicio para empezar, podría ser, preguntarse qué conflictos hay en nuestra vida, situaciones, de las que queremos huir, que no se está enfrentando adecuadamente. Una vez realizada esta confrontación con uno mismo, aconsejo la búsqueda de un profesional que enseñe cómo conectar con las emociones y cómo advertir las señales del propio cuerpo, esto evitaría la mayoría de las consecuencias de este trastorno. La meditación, relajación, yoga son muy aconsejables, Se trata de enseñar a la persona a estar consigo misma en una situación de inactividad, para estas personas se trata de algo muy difícil de conseguir, pero con voluntad y práctica se puede lograr. Asimismo, el deporte, el descanso también pueden ser útiles, así como la práctica de La Conciencia Plena o Mindfulness.
La vida es demasiado bella como para ignorar el perfecto engranaje que lo une todo, la vida no son cosas, ni siquiera es tiempo, la vida es un silencio que se llena con las demás personas. Si no atendemos a las personas que nos rodean, no nos estamos atendiendo a nosotros mismos. Quizá sí; sólo se trata de escuchar el cuerpo, el pausado vals que lo envuelve. Atender a la raíz que nos conecta con todos, con uno mismo, con nuestra conciencia, y dejarse ser en silencio, observando la noble caída de una hoja en una sincronía irrepetible. La vida es demasiado plena como para perdérnosla.
La vida es el descanso único que nos regala, para que aprendamos.
“El problema es que crees que tienes tiempo”
Buda
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Psicóloga especializada en Mindfulness y
Terapia de Aceptación y Compromiso