No me cansaré de recomendaros la lectura, escogida sabiamente y atendiendo a las indicaciones no partidistas.
Entiendo, ya lo sabéis, que se trata de uno de los mejores métodos para el desarrollo intelectual de cualquier persona que quiera alcanzar, entre otras bondades, la sabiduría de la crítica constructiva.
Mi último descubrimiento, gracias a un buen amigo y mejor compañero de fatigas, ha sido la “Descripción de España de al-Idrisi”: “una obra geográfica utilizada habitualmente por historiadores para completar la visión de la península ibérica en la Edad Media”.
Al leer el libro de Abū Abd Allāh Muhammad, además de disfrutar de sus magníficas descripciones, puede que os sobrevenga –como me ha pasado a mí– la necesidad de comparar situaciones: ¿no pensáis que si para el cartógrafo, geógrafo y viajero, “era importante conocer las condiciones exactas de todas las áreas existentes del mundo dentro y fuera de sus fronteras”, para nosotros, habitantes de una determinada región globalizada, tiene la misma importancia, o aún mayor, el saber exactamente cuáles son los planes de nuestros “mandamases” a corto, medio y largo plazo y su repercusión en nuestras vidas?
Desgraciadamente ha quedado claro que los programas electorales no tienen vigencia alguna y, en la mayoría de los casos, no son más que papel mojado en aras de acuerdos de gobierno y colocación de cargos. Hecho cierto que, incluso y entre otros, ha afectado al honor de aquellos que confiaron en las palabras sin asegurarse antes de la credibilidad objetiva del que las pronunciaba.
Quizás –sin duda– ha llegado el tiempo de pedir explicaciones sobre este y más temas relacionados, en orden a la exposición pública de lo que somos cada uno y de cómo debemos gestionar nuestro futuro en sociedad. Sin acritud, pero con la suficiente fuerza en la voz común para impedir nuevas falsedades que no tienen redención.
No hay nada como “conocer” y “conocerse” para que la concordia sea el capital deseado de manera unánime.
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de
Ramón Burgos
Periodista