Cantautores, músicos y poetas participaron en la presentación que tuvo lugar el pasado, 6 de marzo, en la Galería ‘Rafael Dueñas’
Si el escritor Francisco Velasco Rey, que ya cosechara un éxito rotundo y brillante en Córdoba capital, Valenzuela y Almuñécar, en la Galería de Arte ‘Rafael Dueñas’ de Granada, la noche del 6 de marzo de 2020, llenaría al completo, como cabía esperar por la organización cultural del evento, en su Granada universitaria, acompañado de ilustres artistas: cantautores, músicos y poetas, consiguió aunar todas las artes en su poesía como pocos poetas logran al unísono, y con tanto derroche de talento y emoción.
El espectáculo en toda regla comenzó con la presentación tan original y emocionante en forma de prosa poética, como viene siendo habitual de la pintora Marijose Muñoz Rubio, que rindió y compartió en homenaje tributo junto con los seis poetas participantes en el mismo: Rafael Dueñas, Ivonne Sánchez, Mercedes Prieto, Marcos Jiménez, Nieves Vera y Paco Pérez.
El anfitrión iba recitando y cautivando “in crecendo” al público, pues a modo de rapsoda recitó algunos poemas; pero no hay duda de que fue conmovedor la intervención del cantautor lojeño Antonio Gómez, que cantó once canciones, con una voz magistral de inigualable belleza y excelsa de los poemas que previamente recitaba Francisco Velasco. De modo sobresaliente también cantó dos poemas la sexitana Anaví Fernández, con una encantadora y mágica voz, acompañada del compositor pianista del que hace gala Pedro Hernández. A ambos, el auditorio los dejó sorprendidos y Francisco Velasco los calificó de ángeles que envidian hasta los Dioses. Pero el arte no quedaba ahí, pues un joven prometedor guitarrista Manuel Torres puso música a dos prosas poéticas del Poemario, además acompañó con mucha clase tanto a la voz fresca y cautivadora de Fran Velasco Denia que quiso recitar un poema a su padre dedicado a la infancia.
La selección de los poemas giró en torno a cuatro ejes temáticos, que estructuraron el recital poético musical: el olvido, el amor, el paso del tiempo, y el sentido de la vida en un recorrido cíclico como la propia vida. En una meditación con tono elegíaco que se imbrican como un todo lo cotidiano y el sentir. En un intento de recuperar la memoria perdida e insistir en una vida inventada cuando no cumplimos nuestro objetivo en el amor. El duende de la velada era como un diamante en bruto según nuestro poeta protagonista Francisco Velasco, pues es lo que pretendía aunando en puesta de escena la perfomance de la magia del arte con su poesía: “llegar adentro y hacer sentir lo que le sobra al corazón y le sale por las venas”.
Asimismo, en opinión del poeta Velasco, lo apasionante de su Recital se suma a la experiencia multiplicada de los sentidos, especialmente al talento poético de los cantautores por respetar la letra, y no hacer adaptaciones porque eso es valor añadido a su interpretación lo que lo hace más meritorio como diría García Lorca al referirse al peso de la poética musical. Unido al entorno mágico en el que se canta, se musica y se recita, pues es en una bella Galería pictórica y humana en un paisanaje exquisito de Acuarelas, con las que nos deleita Rafael Dueñas y nos acoge según Francisco Velasco como “un locus amoenus”. De ahí que insiste en que ha conseguido aunar todas las artes y mostrarlas en poemas y sus canciones, con la belleza y la precisión propias del mejor escenario para cantautor y compositor musical. Así pues, Velasco nos manifiesta que es innegable que el arte consigue interpretar el poema en todas sus vertientes, estremeciendo y conmoviendo tal como se pudo comprobar en la velada poética.
El duende de la musicalidad del segundo poemario ‘Cómo seguir viviendo’ de Francisco Velasco, ha sido eco y pasión en el sentir de los artistas. Porque para recrear, analizar o entender la palabra en su imagen poética más completa hay que convertirse en filósofo, músico, cantautor, poeta y pintor según nuestro poeta cordobés. Y también por supuesto en receptor que anuda todo lo que se le ofrece al participar en el Alegato y en el “Homo Viator” de la vida, cargada y desnuda de equipaje.
Para concluir, Francisco Velasco aludió a una cita de Isabel Allende para justificar que “La felicidad que se vive depende del amor que se da”, y él lo había puesto todo en el asador con mucho cariño e ilusión para que su poesía llegue, queme y llene. Como así demostró con la sencillez y pericia que le caracteriza. De ahí que echase mano de palabras de su admirado y maestro Antonio Carvajal, Premio Nacional de Poesía “Forzado es echar agua a tanto fuego. Es el pagaros, gloria tan subida, que cuanto más os pago más os debo” como en esta hipoteca, aludiendo a todo lo que invierte para emocionar con sus sentimientos. Lo curioso es que su título recoge el momento tan delicado en el que estamos viviendo, porque se trata de un nuevo aprendizaje de vida.
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