Aislados por circunstancias mayores, sin contacto con el exterior.
Todos y todas, a excepción de los inconscientes que se escapan de hospitales al dar positivo en el test del COVID 19, esos que protagonizan persecuciones policiales al más puro estilo de Starsky y Hutch o la mítica serie de El equipo A . No nos olvidemos de aquellos que pudieran protagonizar un breve espacio en un programa de monólogos (en una sección titulada “El tonto de la semana”).
Es tiempo de leer, compartir las tareas de casa (manteniendo las medidas de precaución o higiene establecidas por expertos y autoridades de la materia) o limpiar nuestra mente de elementos nocivos. Dedicadas las tres o cuatro líneas de rigor a los/las dementes de nuestro país, quiero rendir un sincero y bien merecido aplauso a nuestros ángeles de la guarda (los sanitarios), así como a transportistas y personal que nos atiende (garantizando unos servicios mínimos de higiene y alimentación, fundamentalmente).
Pero, no puedo dejar pasar la oportunidad de pedir también comprensión y agradecimiento al colectivo docente: maestros y profesores de todos los niveles educativos. Ardua tarea la que el enseñante está ejerciendo, con horarios interminables y diseñando academias o centros formativos en tiempo récord. Los consejeros y consejeras han pedido equilibrio, pero eficiencia.
Exigen los de la ALTA ESFERA impartición de formación (sin instrumentos de las instituciones educativas), operando como lo haría un cirujano sin bisturí (con medios artesanales). En este caso, el profesor aporta su ordenador, tablet, aplicaciones conocidas o en proceso de conocimiento al servicio de tan noble causa, conexión a la red (la de casa) y el atropello a su intimidad (sin un “GRACIAS” por la labor).
Burocracia. Eso es lo que más le importa a este país. Papeles, cientos de papeles con los que justificar lo bien que funciona Andalucía o España en materia educativa
Burocracia. Eso es lo que más le importa a este país. Papeles, cientos de papeles con los que justificar lo bien que funciona Andalucía o España en materia educativa. Jornadas maratonianas (respondiendo gustosos a horas intempestivas a dudas del alumnado), introduciendo OBSERVACIONES COMPARTIDAS, llamadas a aquellos padres que no activaron en el mes de marzo su cuenta de PASEN (quizás “pasan” de dicha aplicación) o cientos de e-mails que van de uno a otro lado (con preguntas y respuestas que deberían implicar el aplauso del RESPETABLE).
Después de este análisis, a veces, se escuchan críticas gratuitas de la maruja o el correveidile de turno (ya no está abierta la frutería o pescadería de Pepe, en la que despotricar contra todo aquel que se ponga en su camino). Antoñita “la fantástica” o Manolo “el ilusionista” (siguen con su actividad intensa) de justificar los suspensos de su adorable niñito/a (no recurren a uno de los verdaderos motivos: no haber pedido ni una sola tutoría con el responsable/tutor del alumno).
Pero, ahora suman uno más: no tienen el más mínimo interés en leer notificaciones de equipo directivo o docente. Tampoco desean contrastar la verdad (cuando el alumno dice: “Papá, estos INQUISIDORES o enseñantes, me tienen frito a deberes”. El hábito no puede romperse de la noche a la mañana (si Antoñita o Manolo no asistieron o llamaron durante estos siete meses, ahora no tienen tiempo de leer nada).
Por todo ello, y, por más que arrecie el temporal, cantando la canción del Dúo Dinámico, digamos alto y claro: “Resistiré, erguido frente a todo”.
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Profesor de ESO