Virtudes Montoro: «Ex-sistir»

Existir proviene del latín existere ‘salir’, ‘nacer’, ‘aparecer’. Ex –sistir significa salirse de sí mismo y por ende, enfrentarse consigo mismo, y eso lo hace la persona espiritual, es decir la persona que se autotransciende. Heidegger afirma que “la ex-sistencia es algo que sólo se puede decir de la esencia del hombre, esto es, sólo del modo humano de “-ser-”.

Existir no es ‘estar’ si no ‘ser’. Nos cuesta mucho entender esto, como primates sólo éramos instinto, sólo “estábamos”. Ha pasado demasiado tiempo y sin embargo, seguimos en el “estar” y rechazamos “ser”. Es más fácil desde luego estar en el mundo, sin demasiadas preguntas existenciales, o ninguna, pasar los días anestesiados en tareas poco significativas y de éstas, derecho al sillón, seguir absorbidos o abducidos en otras.

Nos negamos a vivir realmente; a salir de nosotros mismos para encontrarse con uno mismo, para hablar con y desde dentro: esto es lo que yo llamo responsabilizarse. Éste es un tema muy recurrente en mis artículos, considero, por así decirlo, que mi responsabilidad es intentar vislumbrar cuán importante es que todos nos responsabilicemos de nosotros mismos como personas, ciudadanos, pueblos, ciudades, países, porque sólo desde esta responsabilidad se podrá poner cordura y dotar de significado nuestra existencia como especie. Como dijo Viktor Frankl, “cuanto más vivo es el sentimiento de responsabilidad de un hombre, tanto más fuertemente está inmunizado contra la neurosis colectiva, la neurosis masiva, el vacío existencial”.

Pero, ¿qué es responsabilizarse de uno mismo? Voy a intentar responder a esta pregunta de forma sencilla: en el momento en el que tomamos consciencia de que no somos víctimas y que de una u otra manera hemos participado, activa o pasivamente en lo que nos ocurre, estamos abriendo las fauces al entendimiento.

Responsabilizase no es culparse, la culpa es en definitiva una emoción muy fácil (ya hablé de ella en un artículo anterior), va más allá. Se dirige a la compresión de asumir los propios y los errores ajenos para construir con éstos, la base segura del aprendizaje existencial. En cuanto sé que yerro y que también lo hacen los demás, asumo el perdón como una decisión sabia llena de amor, donde no caben víctimas ni culpables.

Responsabilizarse es a amar (te), es la conciencia de existir, de ser, de salir (se), es el sentido de nuestra vida, de todos y cada uno de nosotros.

Querer ir más allá más es propio de los humanos, realmente lo hemos conseguido en muchos aspectos, pero en cuanto a nosotros mismos, todavía no hemos conseguido autotrascendernos como especie.

Nietzsche dijo una vez: “lo más humanitario consiste en evitar la vergüenza a los demás.” No solo no la evitamos, si no que la provocamos, sólo hay que escuchar cualquier conversación, leer cualquier periódico, ver cualquier informativo, donde la noticia es cómo unos avergüenzan y echan las culpas a otros y así sucesivamente día tras día.

Deseo que seamos capaces de vernos con los ojos para adentro, ser capaces de agrandar el corazón con el entendimiento que nos dan los sabios latidos, esos que en cada pálpito nos avisan que aún estamos vivos, que podemos y sabemos hacer las cosas de forma distinta. Sabernos tan necesarios como para entender que podemos transcender la realidad porque somos una realidad dentro unos de otros.

Como dijo Viktor Frankl, “obra así, como si vivieras por segunda vez y la primera vez lo hubieras hecho tan mal como estás a punto de hacerlo otra vez”.

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Virtudes Montoro López

Psicóloga especializada en Mindfulness y
Terapia de Aceptación y Compromiso

 

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