Sorprende, y mucho, conocer la estrecha y prolongada relación que existió, durante más de trescientos años, entre un pueblo granadino, Cogollos de Guadix y el lejano monasterio de Nuestra Señora del Parral Extramuros de la ciudad de Segovia. Unos orígenes y unos vínculos que se remontan a finales del siglo XV, durante la conquista del reino nazarí de Granada.
Así, en el año 1489, dentro del contexto de la Guerra de Granada (1482-1492), tras el cerco y rendición de la ciudad de Baza, se sucederán las entregas concertadas de Almería y Guadix; el amplio territorio que se encontraba bajo dominio del rey El Zagal (Muhammad XIII). Una claudicación que, sin embargo, permitirá a sus pobladores seguir conservando sus casas, tierras y costumbres, aunque, eso sí, obligados a guardar servidumbre y fidelidad a los nuevos dueños castellanos.
Pero, dado que Granada continuaba resistiendo, en el verano del año siguiente (1490), la almeriense Fiñana, una serie de lugares del valle del río Alhama y otras poblaciones más en el Sened, como Cogollos y Albuñán, iniciaron una serie de revueltas en apoyo del rey Boabdil (Muhammad XI). Intento de sublevación que fue rápidamente abortado, pues, en la ciudad de Guadix fue descubierto y desbaratado por Diego López Pacheco, el marqués de Villena. Noble castellano al que, muy poco tiempo antes, los Reyes Católicos habrían otorgado el cargo de capitán general de la frontera de la ciudad de Granada.
Este alzamiento mudéjar (de musulmanes que vivían en territorio bajo dominio cristiano), ahora sí, tendrá una amplia repercusión, pues, como castigo, a sus pobladores les será retirada la posesión de tierras y casas. Propiedades que serán repartidas y entregadas, mediante mercedes reales, a diferentes repobladores cristianos. En el caso de la alquería de Cogollos pasarán principalmente, por cédula real de septiembre de 1491, al marqués de Villena, así como, en segundo lugar en importancia, a Sancho de Benavides (un capitán del cardenal Mendoza que, poco tiempo después, establecerá su propio mayorazgo en el pueblo de Albuñán). Circunstancias efectivas de repartimiento de estos dos pueblos del altiplano accitano que les desvinculará definitivamente del resto de las poblaciones colindantes; que irán conformando el limítrofe Marquesado del Zenete del que ya hemos tratado en otra ocasión.
En el caso de nuestro pueblo, Diego López Pacheco, muy pronto, logrará concentrar en su poder la totalidad de las casas y tierras existentes en la demarcación. A la muerte del poderoso e influyente aristócrata, a principios de 1530, tal y como dejará convenientemente establecido en sus cláusulas testamentarias, con los bienes que poseía en el reino de Granada (Cogollos y unas pequeñas rentas en Guadix y Marchal) se creará una Obra Pía, que será administrada por los monjes jerónimos del Parral de Segovia, expresamente destinada a la redención de cautivos cristianos (rescate de prisioneros que fuesen capturados por los piratas berberiscos en la costa mediterránea) y al casamiento de huérfanas (dotación económica limitada a las doncellas nobles que fuesen naturales de los condados manchegos del Marquesado de Villena). En síntesis, una Memoria Pía que, durante tres siglos, derivará las rentas y censos de las empobrecidas tierras granadinas hacia las tierras castellanas y que se mantendrá, de modo fiel e ininterrumpido, hasta la desamortización de Mendizábal ya bien avanzado el siglo XIX.
Prebendas destinadas a la Obra Pía que, desde el convento del Parral, se gestionarán en forma de arrendamientos sucesivos durante cortos periodos de tiempo (entre unos 3 y 10 años), tal como habría venido ejecutando el propio marqués de Villena. Un contrato inicialmente suscrito con distintos arrendadores y que, finalmente, tras la expulsión de los moriscos en 1568, se fijará con el propio Concejo de Cogollos, hasta el establecimiento con el mismo –y con sus vecinos– de un censo perpetuo (en el año 1634) de 4.785 reales, más 80 reales por la casa grande. Escritura de imposición anual y de obligación mancomunada, que les mantendrá permanentemente endeudados y, en muchos casos, sin posibilidad real de saldar las rentas y atrasos acumulados, que estará vigente hasta el año 1835.
Durante estos más de tres siglos de administración será bastante habitual la presencia de un monje, responsable de la gerencia de la Obra Pía, en el pueblo de Cogollos. Un fraile que, ataviado con su característica túnica blanca y su escapulario marrón, montado en una mula y siempre acompañado de un criado, se vería obligado a recorrer en numerosas ocasiones los más de 500 kilómetros que separan las orillas del río Eresma, en la capital segoviana, y la airosa villa emplazada –desafiando el llano– junto a los montes de la cara norte del macizo de Sierra Nevada. Un largo y difícil trayecto que solía comprender unos 16 días de viaje; ocho de ida y otros tantos de vuelta.
Una distancia insalvable que, en numerosas ocasiones, obligará a los clérigos a una estancia prolongada en tierras granadinas (en Cogollos o en Granada) y siempre contando con la colaboración y auxilio del Real Monasterio de San Jerónimo de la capital granadina, de su misma congregación religiosa. Sobre todo, para atender los numerosas disputas y juicios (en la Real Chancillería) en que se verán envueltos, especialmente ante los reiterados pleitos de aguas mantenidos contra el pueblo vecino de Jérez del Marquesado y los marqueses del Cenete.
A finales del primer tercio del siglo XIX, con la desamortización de las haciendas de Cogollos –que se mantenían en manos del clero regular–, las tierras serán vendidas en pública subasta y, definitivamente, quedará rota la larga ligazón histórica entre los religiosos segovianos y los vecinos de Cogollos. Vicisitudes históricas de una pequeña población granadina que hoy hemos querido compartir y hacer extensiva a todos los posibles interesados. Sobre todo, dirigida a las nuevas generaciones, para que conozcan, valoren y respeten las vivencias sufridas por sus antepasados. Siempre esclarecedoras para el presente y el futuro.
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Maestro del CEIP Reina Fabiola (Motril).
Autor de los libros ‘Cogollos y la Obra Pía del marqués de Villena.
Desde la Conquista castellana hasta el final del Antiguo Régimen‘
y ‘Entre la Sierra y el Llano. Cogollos a lo largo del siglo XX‘