Se avecinan tiempos difíciles. La vuelta al cole está próxima y la indefinición debiera preocuparnos. Cada día asistimos a unas nuevas directrices o rumores sobre la manera de afrontar la pandemia en las aulas.
En este sentido, no hay nada claro. Pasito a pasito, vamos construyendo el camino, sin errores que nos hagan volver a la casilla de salida. Ese es el proceder del docente, si bien ha de esperar las indicaciones del político que juega a la improvisación (las escasas ideas le hacen pasarle la “patata caliente” a las direcciones de los centros educativos).
¿Enseñanza virtual? ¿Modalidad semipresencial? ¿Vuelta a la normalidad?
Nos encontramos ante un futuro incierto, con tres posibles escenarios (eso a veinte días escasos para el inicio de curso).
La paciencia debe ser nuestra mayor premisa, pero eso no significa que la certeza llegue antes de sonar la campana.
Por favor, pido menos fotos y más acciones. Necesitamos saber que nuestra salud no correrá ningún riesgo, al igual que la de nuestro alumnado.
De la misma forma, responsabilícense de sus cometidos y no le otorguen un papel que no les pertenece a los mandos de coles, universidades e institutos.
Háganme caso y escuchen a quienes estamos al “pie del cañón”.
Ya es hora de remar juntos, sabiendo cada uno/a su papel.
Háganme caso y escuchen a quienes estamos al “pie del cañón”.
Si en Sanidad, debiéramos escuchar más a nuestros héroes (los sanitarios), en materia educativa tendríamos que darle voz a los docentes.
¡Ojalá mis deseos no caigan en saco roto!