La pandemia del Covid-19 está provocando que los cargos públicos se comporten de una manera antinatural: ayer escuché en la radio a una Consejera de Sanidad hablando como si fuera una psicopedagoga; hoy, a un médico Coordinador Sanitario del Covid-19 hablando en la TV como un político; y esta tarde, a un Consejero de Sanidad hablando como un amigo en la barra del bar de la antigua normalidad a colación de una convocatoria de huelga de docentes. Ahora, un padre va a intentar hablar como un divulgador científico analizando cómo han reabierto sus sistemas educativos los primeros países en hacerlo: Estados Unidos, Israel y Alemania.
Andalucía tiene, según la web de la Junta de Andalucía – Instituto de Estadística Covid-19, a 21 de agosto, una tasa de incidencia del virus de 328 casos x 100.000 habitantes (la provincia de Granada, una tasa de 476 x 100.000 habitantes).
El Harvard Global Health Institute propuso una variedad de formas de abrir escuelas, siempre que haya una tasa de menos de 25 casos por 100.000 habitantes. En España, ¿cúal es la tasa recomendada? No se sabe. El presidente de la Sociedad Española de Epidemiología, Pere Godoy, señalaba justo 15 días atrás en una emisora de radio que “las escuelas deberían abrir con un nivel más bajo de transmisión comunitaria que el que tenemos hoy”.
La situación epidemiológica en el Estado de Carolina del Norte, en EEUU, es mucho más favorable que la de Andalucía: en la actualidad tiene una tasa de incidencia de 85 casos x 100.000 habitantes, frente a los 328 x 100.000 de Andalucía. Tras una semana abierta, el 17 de agosto, la Universidad de Carolina del Norte en Chappel Hill ha experimentado un terrible ascenso de la tasa de contagios, pasando del 2% al 13%, estando en cuarentena cientos de alumnos y docentes, cerrando sus instalaciones y continuado la enseñanza en modalidad online hasta ver la evolución de los contagios; el 20 de agosto, la Universidad Estatal de Carolina del Norte, tras varios rebrotes, ha cerrado sus puertas y ha migrado a la enseñanza online; la Universidad de Notre Dame, en el Estado de Indiana (con una tasa actual de 89 casos x 100.000 habitantes), ha tenido la misma suerte; el Estado de California, con menos de la mitad de tasa de contagios que Andalucía (a fecha de hoy, 127 casos x 100.000 habitantes, frente a los 328 de Andalucía), ha reabierto directamente en enseñanza online todos los centros educativos.
Estas universidades nos recuerdan que abrir escuelas es la parte fácil; mantener las escuelas abiertas, de forma segura, es la parte difícil.
Algunas escuelas han reabierto en varios Estados americanos desde mediados de julio. Un estudio de la American Academy of Pediatrics y el Childen´s Hospital Association, publicado el 10 de agosto de 2020, afirma que 96.000 niños se han infectado en las dos últimas semanas de julio, coincidiendo el momento en que los niños conviven en lugares cerrados por primera vez en meses, situándose la tasa de contagios en 538 casos por cada 100.000 niños de la población. Según el CDC (Centro para el Control y Prevención de Enfermedades) de Estados Unidos, el estudio pediátrico más grande realizado en China desveló que el 90% de los niños con Covid-19 desarrollan síntomas leves o moderados, el 4% eran asintomáticos y el 6% enfermaban grave o críticamente. A fecha de 6 de agosto, se identificó el MIS-C, un síndrome inflamatario multisistémico, en al menos 570 niños en Estados Unidos, con edades comprendidas entre menos de 1 y 20 años.
Si en nuestro país contamos con un gran déficit estructural de Pediatras en Atención Primaria (según sostiene la Asociación Española de Pediatría), no parecen un buen augurio los datos arriba señalados.
El muy citado estudio de Corea del Sur (publicado en Volume 26, Number 10— October 2020 de la publicación Emerging Infectious Diseases) mostró que los niños de 10 a 19 años pueden contagiar igual o más que los adultos, de hecho tenían la tasa más alta de Covid-19 entre los contactos domésticos; por su parte, un reciente estudio publicado en “Jama Pediatrics” de Estados Unidos, de 30 de julio de 2020, concluye que los niños más pequeños pueden portar mayores cantidades de virus en la nariz, en comparación con los adultos; cualquier padre podrá pensar con qué facilidad los niños pequeños transmiten virus en sus propios hogares…
Israel, por su parte, reabrió todos sus colegios a mediados de mayo, confiado en la caída de las tasas de infección y deseando reabrir una economía devastada: provocó un terrible ascenso de los contagios en el país, según el Johns Hopkings CSSE, duplicando los casos anteriores al confinamiento, cerrando escuelas y enviando a cuarentena a miles de alumnos y docentes, de forma que sus autoridades sanitarias han alertado al resto de países del mundo de que no cometan sus mismos errores (artículo de 4 de agosto en nytimes.com).
Finalmente, Alemania, con una tasa de contagio de 26 casos x 100.000 habitantes, ha reabierto paulatinamente los colegios en los diferentes landers. A pesar de contar con esa tasa de 26, ha cerrado, al menos, tres colegios en los landers del norte (los primeros en abrir) con cientos de alumnos y personal en cuarentena, 41 colegios en Berlín han sufrido cuarentenas totales o parciales por contagios, y ha duplicado los contagios diarios, llegando a 1700 casos al día (achacados, según las autoridades germanas, al regreso de las vacaciones y a los reencuentros familiares: parece que los niños alemanes no contagian…).
Si en un país (Alemania) con una situación epidemiológica de 26 x 100.000 habitantes se han cerrado ya al menos tres colegios a las dos semanas de reabrir y puesto en cuarentena a 41 centros en Berlín, ¿cuántos cerraremos en Andalucía con una tasa actual de 328?, ¿cuántos alumnos y personal pondremos en cuarentena con una tasa de 328?
¿Se ha invertido en reforzar Pediatras en Atención Primaria para atender al incremento sustancial de demanda que va a suponer la coincidencia en las consultas de niños con las dolencias propias del otoño y del invierno más la de niños con la nueva patología del Covid-19? ¿Las familias están preparadas para que los contagios no se extiendan en el ámbito familiar a abuelos, tíos y demás personas vulnerables? ¿Se han arbitrado medidas para que aquellos niños más desfavorecidos tengan los recursos necesarios para una formación online? ¿Se van a garantizar las condiciones de salubridad recomendadas por las autoridades sanitarias en los centros educativos?
Reabrir los centros educativos con la actual tasa de contagios (bajo el falaz paradigma económico que apuesta por activar la economía aún a costa de relajar las medidas sanitarias: ¿acaso puede haber recuperación económica sin un control sanitario de la epidemia?; la evidencia empírica de Estados como Arizona, Georgia o Suecia demuestra que no), y teniendo en cuenta las experiencias previas de países que han reabierto con situaciones epidemiológicas mucho más favorables que la de Andalucía, es, cuando menos, una decisión cuestionable.
Antonio F. Gómez Soto
Padre, profesor de Lengua Castellana y Literatura