Nadie debe coartar la ilusión de nuestros mayores de conectarse con la cultura y con la sociedad
En una de mis últimas columnas hablaba de la discriminación que los abuelos vienen padeciendo por parte de la sociedad, a la que tanto dieron, reflejada, recientemente, en el ámbito sanitario (dificultad de acceder, en ciertas comunidades autónomas, a los centros sanitarios desde las residencias), y en el ámbito económico (donde mostrábamos perversas opiniones sobre el lastre que representan los mayores para el desarrollo económico). Pues bien, hoy hacemos referencia a otro agravio, en esta ocasión educativo y cultural, que está a punto de realizarse.
El Aula Permanente de Mayores -consolidada en las Universidades andaluzas y en el resto de España-, en la Universidad de Granada (pionera a nivel nacional) tiene una andadura triunfal de 26 años, gracias al magnífico catedrático de nuestra universidad, y hombre de gran prestigio intelectual y moral, Miguel Guirao Pérez. Su finalidad es contribuir al envejecimiento activo, integrar socialmente a las personas mayores, luchar contra el aislamiento de éstos, y promocionarlos culturalmente. Para ello, realiza actividades tan diversas como: cursos presenciales y talleres formativos, manejo de nuevas tecnologías, idiomas, ejercicio físico, visitas a museos, experiencias intergeneracionales, cursos de coro, exposiciones de pintura, teatro…
Pues bien, todos estos programas, subvencionados por la Consejería de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación de la Junta de Andalucía, pueden peligrar, por vez primera, para el presente curso -precisamente en un año de especial vulnerabilidad para las personas mayores-, pues la Orden de 14 de julio de 2020 de convocatoria de ayudas de la citada Consejería solo contempla «subvenciones para actividades complementarias a la formación de personas mayores», eliminando la redacción tradicional que hablaba de «programas destinados a la formación de personas mayores en universidades públicas andaluzas», lo cual dejaría a los Programas Universitarios de Mayores (PUM) sin apoyo económico, pues, al tratarse de formación no reglada, estos programas no están cubiertos por la financiación del Sistema Universitario Andaluz.
Como muy bien decía Antonio Luis Gallardo, alumno de dicha aula, en una emotiva carta publicada en IDEAL, a pesar de las dificultades que algunos años han tenido de ubicación o de recortes presupuestarios, al final el programa siguió funcionando en las diferentes sedes de Granada, con cientos de alumnos, en la capital, Guadix, Baza y Motril, con asignaturas plenas de actualidad e interés -filosofía, psicología, literatura, lengua, historia de Granada, dieta y salud…- que les ha dado vida a unos mayores inquietos que quieren aprender más, para ser más felices y seguir transmitiendo experiencias e ilusiones a los suyos y a la sociedad. Nadie debe coartar la ilusión y el afán de saber de nuestros mayores, porque han sido ellos los que desde la transición democrática hasta hoy más han luchado por vivir y transmitir los valores que sustentan una sociedad sana: esfuerzo, libertad, justicia, generosidad, sacrificio y ejemplaridad, en medio de una sociedad líquida que naufraga en demasiados ámbitos y ocasiones.
FOTO: Mayte Martinez Caro
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