Una vez leí en alguna parte, que la buena memoria consiste en saber de qué es mejor olvidarse.
La vida te enseña a lo largo de los años cómo ir quemando etapas, solo tú puedes decidir abandonar o tratar de llegar al final, no importa qué puesto ocuparas, solo importa el llegar.
Golpes, traumas, derrotas, triunfos, alegrías, todo está en ese camino y depende de cómo lo afrontes; mi amigo Pepe decía que depende cómo te levantes de una caída, tarde o temprano alcanzarás el éxito.
Es conveniente preguntarse, si lo que estás haciendo hoy te acerca al lugar en el que quieres estar mañana, si la respuesta es “no”, mejor es cambiar de camino. En muchas ocasiones la gente que te rodea y dice ser tu amiga, se esmera en encontrar tus defectos y están tan ocupados que apenas encuentran tiempo para ver tus virtudes.
Cansado estoy a veces de decir abiertamente cómo pienso y cómo quisiera pensar, el tiempo me ha demostrado que la sinceridad duele bastante a aquellas personas que siempre viven en un mundo de mentiras. Hay gente que dicen ser felices si no perjudican al prójimo, pero creo es una mala compasión que lo único que hace es lastrar tu libertad de seguir el camino.
Con los años y sobre todo desde mi jubilación he aprendido que en la vida hay que caer, levantarse, amar, sufrir, reír, llorar, perdonar, soñar y por encima de todo seguir nuestro camino sin mirar atrás.
Mientras más triste sea tu historia, más fuerte debe ser tu sonrisa, pues eso sí que ayuda bastante a llegar siempre con las ganas y fuerzas suficientes como para sentirte satisfecho de lo que has ido viviendo a lo largo de los años.
No te dejes nunca apabullar por el qué dirán o lo que la gente pueda pensar de ti, solo tú, tu familia y tus amigos que te quieren y te acompañan en este largo o corto período son los únicos que realmente saben cómo eres y hasta dónde puedes llegar. ¡¡¡ Ánimo, los sueños a veces se cumplen ¡¡¡
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