La semana pasada, vimos cómo afrontar de forma elegante y sana las críticas que puedan verter sobre nosotros. Esta semana nos planteamos lo contrario, ¿cómo podemos expresar, de forma constructiva, críticas cuando los demás nos están perjudicando con sus actos?
Pero, ¿es siempre adecuado ejercer una crítica sobre algo que nos molesta de los demás? Por ejemplo: estás sentado enfrente, venga el caso, de una amiga, ves cómo ésta ataca sin miramientos un buen chuletón, de repente, su boca abierta deja ver cómo se está produciendo el proceso de masticación y deglución en vivo y en directo, como una jornada de puertas abiertas. No sabemos hacia dónde mirar, y empezamos a sentir una especie de repugnancia, ira, aversión, incomodidad, falta de apetito, etc. Bien, ante esta situación qué hacemos, ¿le decimos que nos está molestando hasta límites insospechados cómo come? ¿Es ésta una información que le permita a la susodicha, mejorar su forma de masticar? ¿Es adecuada una crítica de este tipo? ¿Qué le decimos; “no me gusta como masticas, me molesta y me da asco”? ¿Qué hacemos pues? Cultivar la paciencia; ¿cómo? Lo veremos más abajo.
Otra situación distinta; sin pedir permiso tu compañero de trabajo, coge tus materiales de trabajo, y no los suele devolver con alegría. Una y otra vez, tienes que ir a su mesa, y pedirle que te devuelva la grapadora. En ese ir y venir, los humos se están caldeando. Has llegado a detestar a esta persona y temes que estalles y se lie gorda.
En esta situación vamos a utilizar la técnica del sándwich, y no, no se trata de comerse uno para calmar los nervios. Esta es una técnica que nos ayuda a expresar una crítica o una negativa sin que sea mal recibida por la otra persona. Tenemos que poner en juego algo que todos poseemos: inteligencia, maestría, saber estar, sabiduría, comprensión, sí, todos las tenemos, sólo que no lo sabemos.
Vamos a ver cómo funciona esta técnica que toma su nombre de sándwich porque como éste tiene tres partes (pan, queso, por ejemplo, y pan), veamos cuáles son:
1º Formulamos un elogio sincero sobre la otra persona. Este debe expresarse de forma clara y concisa y ha de ser un halago verdadero. (Paco, sé que eres muy trabajador y procuras siempre hacer las tareas lo mejor posible)
2º Comunicar la crítica o la negativa. En este caso debemos desarrollar y explicar la información negativa que deseamos transmitir (sé qué para desarrollar tu trabajo necesitas mi grapadora, como yo, y que la tomas sin decirme nada,)
3º Terminar con un mensaje o una propuesta positiva (te propongo que me la solicites, y si en ese momento no la utilizo te la puedes llevar, por supuesto. Después os vais de cervezas y todo queda solucionado, o eso esperamos)
Así que visto lo visto, podemos hacer las cosas bien, de forma asertiva, podemos expresar aquellas cosas que nos molestan, aquellas cosas que pueden hacer mejorar a los demás, sin tener que montar un pollo. Se trata de memorizar la técnica, y repetirla cada vez que tengamos la oportunidad (“Manolo, sé que trabajas mucho y que estás muy cansado, podíamos establecer turnos para tirar la basura y así repartimos la tarea”. En vez de: “eres un flojo de cuidado, estoy cansada de tirar la basura todos los días, esto es insoportable; te podrías ir con tu madre de una vez ya”).
Ahora sí, la paciencia: sin ella es imposible que este milagro ocurra; que podamos establecer una dinámica comunicativa sana, constructiva, armónica, pero, ¿podemos cultivarla? Sí, se puede.
La paciencia nos asegura la serenidad suficiente para estar en este mundo manejándolo con todas sus vicisitudes, contratiempos, ataques, etc. Y como cada martes te planteo lo mismo: medita, cultiva el silencio, amásalo, hazlo tuyo, respira y proponte pasar los días lleno de calma, de toda la que sea posible. La meditación es querer ser y estar vivos en todo su esplendor.
Cuando aprendemos a comprender a los demás, siempre vamos a procurar no dañarlos con punzantes palabras, si no, que desearemos que crezcan, y si es con nuestros consejos y amor, creceremos los dos.
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Psicóloga especializada en Mindfulness y
Terapia de Aceptación y Compromiso