Conocimos a Gabriel Salguero Mezcua (Granada,1953), gracias al poeta Chema Cotarelo. Corría el mes de noviembre de 2015 y exponía en el Hospital Universitario ‘Virgen de las Nieves’ una original exposición cuyo título era ‘Diálogos. Exposición de pintura, fotografía y poesía’. Un mes más tarde. tuvimos la oportunidad de dar difusión a la presentación de su primer libro de microrrelatos, ‘Trazos de pensamiento’, en el Cuarte Real de Santo Domingo. Hace unos días nos remitía el poema dedicado al 1 de noviembre que reproducimos a continuación:
Granada. Uno de noviembre
Se abre paso en el viento
el lejano lamento
de una campana,
dan las nueve las agujas de algún reloj
a la verja negra que se aparta.
Sumergido en el frescor de la mañana
y el bullicio tempranero de la gente,
traspasada la cancela,
camino entre ringleras de mármol,
asustadas y escondidas ardillas
y calladas ausencias presentes.
Alegres rayos de sol naciente,
burlando a los callados cipreses,
dan color certero a los colores
de los moribundos crisantemos de los jarrones
y los hacinados ramos de flores;
iluminan el blanco y el negro de las eternas lápidas
que engalanan al cementerio,
lentas giran las alargadas sombras.
Hoy en el campo santo pronto amanece.
La joven estatua,
perturbada en su pétrea y serena belleza,
pregunta:
“¿Qué hacéis aquí toda esta gente?”
Nadie la escucha, nadie le contesta.
La anciana y somnolienta lagartija la oye,
le responde y le revela:
“¡Que amanece otro uno de noviembre!”
Hojas secas empujadas por la escoba
a ésta le hablan:
“¿Qué pasa hoy?
¿Por qué temprano nos barres?
¿Por qué temprano nos escondes?”
Cuatro lentos caracoles apresurados,
al abrigo del blanco mármol de la novia yacente,
inician cuatro paseos al encuentro del sol que viene.
Pasado el recogimiento frente a dos nombres
cincelados juntos sobre negra piedra,
ya derramados por mis mejillas los sentimientos
y remansados en el pañuelo,
a las diez retorno cuesta abajo
camino al dos de noviembre.
Atrás queda el engalanado cementerio
hasta el otoño siguiente,
atrás quedan los seres ausentes.
Me sigue la nostalgia,
me acompañan los recuerdos.
El eco de lejanas voces me alcanza:
“¡No huyas…! ¡No te alejes…!”
Luego calla.
Luego vuelve:
“¡Ya es hora…! ¡Vente…!”
Sin volver atrás la mirada
acelero el paso, el bastón, y respondo:
“¡No tengáis prisa caramba!
¡Esperad al menos a otro uno de noviembre!”.
Cruzo los bosques y el antiguo arco,
alcanzo el llano, la plaza y su fuente
y remanso el andar ligero y el alma.
Regreso a los presentes.
GABRIEL SALGUERO MEZCUA
Granada, 22 de octubre de 2020