Los poetas mienten mucho, pero mienten bien, suenan a palabras nuevas y a herencias pasadas. Son ecos remotos y desaliñadas promesas, y son los mejores agoreros. Agitan una inteligencia inconsciente que sobrevuela la realidad con raíces profetas, con ramas ciertas. Saben de todo, aún más de finales, de principios, de quejas y alborotos, de fiestas y de años como el que nos escurre entre los dedos, lleno de todo menos de indiferencia.
Lorca, que ya sabía que Navidad y Vanidad son dos términos proféticamente cercanos, en su poema Nueva York (oficina y denuncia) es más que seguro que pensaba en las Noches Generosas y Noches Vetustas, cuando escribió este poema como respuesta al ya instalado consumismo de los años treinta, en la Nueva York que sus ojos infantiles y hondos, absorbían:
Debajo de las multiplicaciones
hay una gota de sangre de pato;
debajo de las divisiones
hay una gota de sangre de marinero;
debajo de las sumas, un río de sangre tierna.
Este poema inédito de Miguel Hernández, se me antoja que bien podría reflejar esta frenética Noche Vetusta repleta de de promesas baldías:
“La arena tiene sed, la sangre se reseca, y mientras nuestros labios se abren blandos de peticiones y lamentos, apretarán la boca como una piedra brava, apretarán la vida como un siglo de puños cerrados y esprimidos llenos de espuma y lava”.
Jorge Luis Borges en estos versos de ‘Final de año’, quiso poetizar el último día de almanaque:
“ni el cumplimiento de un proceso astronómico
aturden y socavan
la altiplanicie de esta noche
y nos obligan a esperar
las doce irreparables campanadas”.
Gloria Fuertes detalla con humor en este ‘Año nuevo’ su lista de deseos:
A primeros de enero de un año cualquiera,
con amores y nombres seleccionados,
con los huesos maduros a mitad de mi vida
me PROMETO solemne no sufrir demasiado.
Si me pegan, que peguen,
si me aciertan, me han dado,
y si pierdo en la Rifa,
será porque he jugado.
Gabriel Celaya, parece que nos quiere regalar los pensamientos que bien nos podrían fluir en las últimas bocanas del año, en “Momentos felices”:
Cuando llueve, y reviso mis papeles, y acabo
tirando todo al fuego: poemas incompletos,
pagarés no pagados, cartas de amigos muertos,
fotografías, besos guardados en un libro,
renuncio al peso muerto de mi terco pasado,
soy fúlgido, engrandezco justo en cuanto me niego,
y así atizo las llamas, y salto la fogata,
y apenas si comprendo lo que al hacerlo siento,
¿no es la felicidad lo que me exalta?
Lo que sí está claro, hablando para las masas, que la letra de “Un año más” del grupo Mecano, no puede estar más desacertada: “En la Puerta del Sol, como el año que fue, otra vez el champagne y las uvas y el alquitrán, de alfombra están”. La Puerta de Sol este año estará vacía y como alfombra albergará un silencio abrumador y una limpieza sin precedentes.
Un año se va, otros quedan por venir, se abraza al futuro, se construyen arterias, promesas, tierra para sembrar cada día con una curiosidad nueva.
Quizá no valga la pena sopesar el Año 2020 con lo bueno, con lo malo, quizá ya hemos aprendido lo suficiente para saber que todo es bueno, que todo lo vivido está bien, tal y como está y que hemos amado tanto, que nos despedimos de este año riendo y brindando al sol con descaro.
Federico García Lorca, versos de “New York”
Yo denuncio a toda la gente
que ignora la otra mitad,
la mitad irredimible
que levanta sus montes de cemento
donde laten los corazones
de los animalitos que se olvidan
y donde caeremos todos
en la última fiesta de los taladros.
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Psicóloga especializada en Mindfulness y
Terapia de Aceptación y Compromiso
Correo E:
aceptayrespira@gmail.com
Comentarios
2 respuestas a «Virtudes Montoro: «Navidad, Vanidad, Noches Vetustas y otros poemas»»
Gracias, Virtudes, por ese aire renovado que, leyéndola a usted, penetra en nuestras mentes, estos días -por cierto- un tanto contaminadas. La poesía, efectivamente «miente», pero es una mentira que nos aleja de la cotidianidad y nos sume en ese espacio abismal de los sentimientos nobles.
Gracias por este entremés, que bien nos ha de ayudar a digerir los convulsos días en que nos hallamos.
Isidro.
Gracias Isidro, por por tu bello y generoso gesto al leerme y comentarme. Que sea la palabra, pues, quien nos renueve, quien nos ennoblezca y quien dirija nuestras acciones hacia, siempre, el bien común. Un abrazo lleno de poesía.