No se equivoca quien admita que la manera como pasamos nuestro tiempo define quiénes somos y cómo vivimos
Sin duda alguna, si existe una preocupación en el ser humano por encima del resto, esta es la del paso del tiempo. Y probablemente una de las escasas pertenencias que individualmente poseemos. Escritores y poetas, filósofos y espiritistas, hombres de bien y de mal, adolescentes y ancianos… miden el tiempo porque se nos va la vida en ello.
Hace unos días leímos que una compañía china ha instalado temporizadores en los aseos de sus trabajadores para así controlar el tiempo que pasan en dichos urinarios. La imagen es surrealista e incita tanto a la risa como excita la imaginación. Me imagino a otro empleado en las inmediaciones pendiente del cronómetro para avisar con un silbato que su tiempo ha concluido, a como un árbitro de fútbol lo hace con tres pitidos dando por concluido el encuentro; el encuentro en este caso del asalariado con unos minutos que muchos utilizan además para mirar el móvil, hacerse notar en las redes sociales o hacer alguna llamada. Porque ni siquiera en estos menesteres admitimos tiempos muertos, obsesionados como estamos por la productividad en un suma y sigue que nos conduce irremediablemente a la ansiedad y a despreciar lo gratificante que es mirar y ver, oír y escuchar a quienes tenemos cerca. Y no se equivoca quien admita que la manera como pasamos nuestro tiempo define quiénes somos y cómo vivimos.
Si hiciéramos un recuento de los minutos que nos adelantamos a nuestras citas y al asistir al trabajo por si acaso algún contratiempo nos impidiera llegar a nuestra hora, serían días y semanas las que ganaríamos de vida y de salud mental.
Y cuando lleguemos a la vejez, afirmaremos –como Hector Berlioz– que el tiempo es un gran maestro que va matando a sus discípulos.
Decimos alzar, medir, acomodar, pasar, ajustar, andar, capear… el tiempo. También invertir y perder tiempo, dar y quitar tiempo, engañar y entretener el tiempo, medir y tomar el tiempo. Y ya no digamos aquello de “hacer tiempo” cuando este es quien nos hace y deshace aguardando con la esperanza de que alguien o algo llegue a cumplir nuestras expectativas.
Ver anteriores artículos de
Profesor de Educación Secundaria y Bachillerato
Comentarios
Una respuesta a «José Luis Abraham López: «Somos la medida en tiempo»»
Totalmente de acuerdo. ¡Felicidades!