‘La sombra de Cyrano’ de José Luis Aguilera alcanza su segunda edición y despierta el interés de los medios

Lo confesamos. Nos encanta que  un autor al que hemos realizado una entrevista siga acaparando el interés de otros medios de comunicación. Que su libro siga despertando el interés entre el público lector hasta tal punto que requiera en pocas semanas una segunda edición. Por supuesto, que se aproveche esta circunstancia para limar erratas, incorporarle prólogo y epílogo. Pues este es el caso de José Luis Aguilera y su novela, ‘La sombra de Cyrano’ (Ed. Dauro).

Ya nos lo adelantaba en nuestro primer encuentro que la segunda edición llevaría prólogo de su amigo el profesor universitario, Juan de Dios Villanueva Roa, a los que ha añadido una preciosa ‘Carta a Luis Sandoval’, de su buen amigo de la infancia, Paco Olvera. En ese momento, comentamos que la meritoria crítica de Sergio Berbel Leyva también debería formar parte de libro para ayudar a los lectores a descubrir los méritos de la obra. Desde entonces nos ha mantenido al tanto sobre su difusión, así pudimos saber que Dani Rodríguez Moya lo invitó a su programa ‘El Mirador de la Cultura’ de TG7 y que, hasta una revista árabe, le ha hecho una entrevista.

PROGRAMA DE TG7

Su prestancia y voz le hubieran permitido introducirse en el mundo del cine. No obstante, el granadino, José Luis Aguilera (1954), optó primero por el sector privado del seguro, donde empezó como administrativo en su ciudad natal y concluyó en Madrid como director general de ventas de una importante compañía, hasta que pensó, pese a que le suponía una importante pérdida de ingresos económicos que lo suyo era la docencia en la Universidad de Granada. Y así lo hizo, dejó todo para comenzar su trabajo en la Facultad de Filosofía que luego, por aquello de la Historia del Deporte, compagina en la Facultad de Ciencias del Deporte, lo que le ha llevado a convertirse en unos de los mayores expertos en la historia del Olimpismo. El séptimo arte será crucial en su carrera como escritor pues en 1991 asiste a la proyección de la película ‘Cyrano de Bergerac’ dirigida por Jean-Paul Rappeneau e interpretada por Gérard Depardieu, Vincent Pérez y Anne Brochet, que le causaría tal impresión que ha vuelto a verla hasta en 30 ocasiones y la vida de este personaje real que vivió en el siglo XVII , que fuese llevada al teatro por Edmond Rostand, y que ha sido -y sigue siendo- objeto de numerosas versiones cinematográficas y teatrales,- le ha perseguido hasta, que por fin le ha dado forma de libro con el título ‘La sobra de Cyrano’ (Ed. Dauro) que define como «un relato mordaz sobre la dualidad de un canalla mundano».

La infancia de José Luis está ligada al populoso barrio del Zaidín, «donde me crié, di mis primeras patadas al balón y asistí a las clases en el Instituto Juan XXIII del Zaidín». También se muestra orgulloso de lo conseguido trabajando para el sector privado pero reconoce que «era una locura pues vivía en Granada, trabajaba en Madrid y viajaba por toda España, llegando a realizar alrededor de 250 vuelos nacionales al año». También de su paso por la universidad granadina y de haber conseguido materializar su opera prima que tiene por protagonista a Luis Sandoval, precisamente un profesor universitario madrileño que siente una gran pasión por la obra de Cyrano de Bergerac, y de la que ya está recogiendo las impresiones de sus primeros lectores como es el caso del abogado, profesor, y cinéfilo, entre otras muchas cosas, Sergio Berbel quien ha escrito, «el autor se ha volcado en el deseo de hacer de su primigenia obra su novela definitiva, donde descargar mil y unas historias que se palpan fabuladas a partir de reales vivencias autobiográficas y que pergeñan una novela de novelas por acumulación de relatos que a ratos, y salvando las distancias infinitas, parecieren querer abarcar un Macondo europeo». Texto que ha sido tan del agrado del autor que ha decidido incluirlo íntegro en la segunda edición en la que ya está trabajando y que, además, llevará un prólogo de Juan de Dios Villanueva Roa.

Duelo dialéctico

Su fascinación por la figura de Cyrano y por la película mencionada le llevó a que, durante varios años intentara, en la medida de sus posibilidades, «a conocer la lengua francesa para poder valorar la traducción realizada al castellano. Me llevé una magnífica y agradable sorpresa porque la adaptación del francés al español de esta película es de Camilo García, un magnífico doblador que pone la voz a Gerard Depardieu, Anthony Hopkins, Gene Hackman,… Quedé maravillado de los registros para interpretar a Depardieu». Para trasladar a su libro de 320 páginas su creación literaria

indagó un poquito más en la sombra de Cyrano, así supo que existió un Cyrano real en Francia en el siglo XVII, pero que era un personaje muy diferente al presentado Rostand en el siglo XIX. «En las primeras páginas de la novela -escritas en primera persona- establezco un duelo dialéctico entre los dos Cyranos, el que realmente existió y el idealizado por Rostand», comenta antes de añadir respecto al título que «evidentemente la sombra del personaje me ha perseguido durante muchísimos años, habiendo recitado en numerosas ocasiones algunos de sus versos». Por eso, reconoce que «Luis Sandoval tiene una parte importante de mí por las experiencias tenidas en el día a día y conocer personas, cuyo nivel de integridad o corrupción corre por sus venas que es lo que me ha dado para escribir mi novela». Obra que cuenta con escenarios diversos y donde son citados escritores actuales como Antonio Gamero, Arturo Pérez-Reverte,… y que nos lleva a una conclusión -admitida por el autor- de que estamos ante una novela dirigida a un lector culto, «o

al menos de una cultura media. Soy doctor en Historia, conozco algunas cosas en detalle y he aprovechado ese conocimiento para pasear por distintos sitios, hago consideraciones sobre diferentes obras, como la Santa Teresa de Bernini, y pequeñas digresiones que no tienen que ver con la historia central pero que de algún modo reconfortan al lector, como la visita al Coliseo».

Es evidente, por tanto, que el autor ha disfrutado con la redacción de esta obra que le ha llevado unos tres años, con períodos de mayor y menor intensidad, habiendo sido muy importante la labor de documentación como, por ejemplo, para escribir el episodio en el que el monje lama habla de la felicidad que aparece al final de la novela. Respecto al fascinante personaje de Alice Ardant señala que «es un personaje idealizado que en algún momento de su vida irrumpe en la de Luis para ponerla patas arriba». Cuando creemos saber mucho de esta mujer nacida en Marsella, hija única y de sólida formación nos damos cuenta de que lo ignoramos casi todo pues como advierte el autor, «con la lectura del libro nos daremos cuenta de que nada es lo que realmente parecía». En definitiva, una historia de hoy con la que se identificarán muchos lectores que difícilmente imaginarán el final.

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PRÓLOGO DE JUAN DE DIOS VILLANUEVA ROA

Juan de Dios Vlllanueva :: A.ARENAS

La novela que tiene entre sus manos es un ejercicio de introspección en la vida del hombre de todos los tiempos, auto diseccionado sin pudor, caminante por la senda vital en cualquier época, en cualquier escenario. Sin esconderse ante sí mismo a partir de un instante de su existencia, o de diferentes momentos en los que va encontrándose en escenarios que, al final, componen la vida una vez que la mente se ha construido con las experiencias y los tiempos. El alma se mueve por estas páginas, y los espíritus impuros seducen al lector desde la perspectiva masculina y desde la femenina, con incursiones en pensamientos y hechos que no lo van a dejar indiferente. La pureza de las narraciones, que el autor ejecuta en las páginas que llegan a continuación, está trufada con descripciones que enriquecen una prosa cautivadora, que va ascendiendo de forma progresiva e irrenunciable conforme escalamos en los sucesos que se nos presentan. Incursiones en diferentes mundos y distintos espacios nos permiten disfrutar de eternas ciudades y de sentimientos inmortales, tanto como los sucesos que parecen ocurrir pero que quizá no son lo que parecen. O tal vez sí.

Cyrano subyace en el fondo y en la forma; acompaña al lector a lo largo de los aconteceres más como alma que como protagonista. Va y viene como espíritu incontestable y eterno. Su apariencia solo es excusa a veces, instrumento otras, de intromisión en los sucesos que se nos presentan. En el fondo se trata de la verdad que habita escondida en la esencia, en la naturaleza del hombre, que tantas veces ha quedado recogida en la buena literatura, en esa que dibuja los porqués de las cosas, innatos a la parte más racional del ser humano, con la clara distinción en el sexo, que aquí queda patente a lo largo de la historia que el autor nos va desgranando, con saltos temporales y con incursiones en las esencias vitales de sus protagonistas.

Cubierta de la segunda edición corregida y aumentada con prólogo y epílogo

Aquellas miradas que eran de mi alma la única fiesta…

Luis Sandoval se nos acerca desde diferentes descripciones. No se tiene por un imbécil integral, aunque haya dado, a lo largo de su vida, sobradas muestras para ello. Bebe de mentes lúcidas, que han dejado sus pensamientos en papel, buscando fuerza y razones a los discursos, dándole lustre prestado a unas palabras que por sus conocimientos y entendimientos nunca habrían alcanzado. Luis se desnuda ante el lector, sin hacer mutis ni buscar excusas. Desgrana su esencia más íntima y hace uso de ella a lo largo de todo el relato.

Alice Ardant define su visión vital desde el convencimiento de que a lo largo de su vida conocería muchas máscaras y muy pocos rostros. Ahí subyace la esencia de la protagonista, quien, como el Guadiana, aparece y desaparece, si bien, ya sea de forma directa por la superficie, o sumergida por los subterráneos de la novela, siempre está ahí, recorriendo las esencias que mueven los hilos de la feminidad humana, pero también de una inteligencia superior que maneja, sufre y vive su existencia con la intensidad de quien sabe descubrir y analizar los sucesos de su vida, los cortos, los del día a día; y aquellos que definen el recorrido total de su caminar por las avenidas vitales, tanto en su estética interior cuento en su charme, transmitido con su sola presencia.

No estoy en este mundo para ser del agrado de todos…

José Luis Aguilera hace una incursión sin tiempos definidos, aunque existan fechas marcadas en las páginas, y va seduciendo al lector con una intrincada historia que es tan real como la ficción que tras ella se esconde. Una historia de amor diferente en sus conceptos y en su desarrollo, pero amor al fin y a la postre (nunca mejor utilizada la palabra en su más exacto significado). A lo largo de su transcurso, el lector puede analizar los cómos y los porqués, también los cuándos y los cuántos, pero en ese análisis adverbial siempre le faltará la geometría de las palabras, que vendrá a completarla en un final que puede parecer inaudito, pero absolutamente pegado a la realidad. Los personajes de la trama nos comunican sus pensamientos y a la vez explican a sus interlocutores la esencia de sus vidas, desnudándose con nosotros, ante nosotros, si bien entre ellos descubren un juego de intereses que nos van trasladando, a la par desde el interior de la trama y desde la externalización que posee el ser lector, por pasajes que van conformando poco a poco el relato de manera perfecta. Nos cuenta, nos seduce, nos guía por espacios temporales que solo el narrador domina, si bien él sabe que todo lo contado de más se puede convertir en palabras que se revuelvan contra uno mismo. Ese ajuste de cuentas al que todos estamos expuestos cuando contamos.

Juan de Dios Villanueva Roa

Sergio Berbel Leyva

ÓPERA PRIMA DE JOSÉ LUIS AGUILERA, “LA SOMBRA DE CYRANO” ES UNA “NOVELA RÍO” MEZCLA DE TEXTURAS DIVERSAS CONJUNTADAS A TRAVÉS DE UNA PROSA DE UN NIVEL LITERARIO EXCELSO Y UNOS PERSONAJES PERFECTAMENTE PERFILADOS EN MITAD DE UN MACONDO EUROPEO.

La ópera prima como novelista de José Luis Aguilera no es una novela al uso, trasciende el mero concepto lineal del término tal cual lo manoseamos en la actualidad para navegar mucho más allá en la mezcla de géneros, estilos, formas y texturas. Es una obra que nace para ser definitiva y profundamente omnímoda. En ella cabe todo y trata sobre todo, divaga con criterio y es discursiva cuando le place, dejándose llevar por reflexiones y explicaciones varias que enriquecen al lector mientras se toma un respiro respecto a la historia principal.

Es una amalgama compacta de caminos diferentes que, todos ellos, eso sí, convergen en un único punto de destino: el amor absoluto a la literatura en general y a “Cyrano de Bergerac” en particular, incluso más allá del personaje inmortal creado para la historia de la literatura por Rostand para lograr llegar hasta el tuétano del real en el que se inspiró.

Transitando los caminos de la evocación en diálogo imposible entre los dos Cyranos que en el mundo han sido (real y literario) en su prólogo, pleno de ensoñación portentosa de una figura imprescindible para entender la cultura desde un derroche de erudición por parte de su autor, “La sombra de Cyrano” pasa a transitar en sus primeras cuarenta páginas el territorio del ensayo con una notable lucidez y profundidad. No son sus primeras respiraciones como novela un texto literario al uso, porque trasciende por profundidad, nivel intelectual y minuciosidad los límites de la novela convencional de nuestro tiempo y de la capacidad media del lector no debidamente formado para ello. En tiempos de “novelitas al peso” en el que estamos, donde se facturan las obras literarias en las estanterías de novedades de las librerías como si de McDonalds se tratase, el arranque de las cuatro primeras decenas de páginas de la obra de José Luis Aguilera por boca de su protagonista masculino es denso, lúcido (soy consciente de que me repito en el término) y de un nivel intelectual apabullante.

Pero te recomiendo, presunto lector de la obra, que si te trastoca su densidad ab initio, no te dejes amilanar porque, tras las citadas cuarenta páginas de obertura, comienza una novela profundamente seductora sobre la historia de un cazador cazado, de un “canalla mundano” (como se define a sí mismo su protagonista) que va a caer en las redes del amor trenzadas por un personaje femenino fascinante, Alice Ardant, que conoce durante una noche de pasión en Madrid y que perseguirá por media Europa con algún eco norteamericano de regalo. Una historia de amor imposible entre amantes imposibles por definición que te garantizo que trascenderá en tu memoria más allá del final de su lectura. No estamos ante una novela de usar y tirar, sino en el polo opuesto a la oquedad mental de la literatura de consumo de masas que se nos impone.

Una historia de amor entre Luis y Alice que tiene grandes personajes secundarios de calado y profundamente perfilados, y algunas digresiones respecto al relato principal ciertamente imperecederas (como la del padre de Alice o la del cirujano amigo de Luis, de esas que empapan la sensibilidad del lector más exigente). E incluso que se permite cargarse de razones político-económicas ciertamente brillantes para analizar la crueldad de la sociedad actual con respecto al perdedor, los graves males del capitalismo como enfermedad social actual causante de pérdidas y engaños, y la turbia realidad industrial en torno a las farmacéuticas.

Portada y pagina interior de una publicacién en árabe dedicada a la obra de José Luis Aguilera

Pero, cuando piensas que estás ante una mucho más que notable historia de amor por media Europa, descubres que, agazapado entre tanto amor platónico, se parapeta un alma de thriller que acaba adueñándose de la última parte del relato y que lo lleva al territorio del noir de forma brillantemente funcional.

Estamos ante una “novela río” donde el autor se ha volcado en el deseo de hacer de su primigenia obra su novela definitiva, donde descargar mil y unas historias que se palpan fabuladas a partir de reales vivencias autobiográficas y que pergeñan una novela de novelas por acumulación de relatos que a ratos, y salvando las distancias infinitas, parecieren querer abarcar un Macondo europeo.

El autor, además, juega a relatar siempre en primera persona, bien a través de la boca de Luis, bien mediante la más ensoñadora lengua de Alice, a través de la sutileza de una francófilo expreso y confeso a través de su texto, y que tan sólo se atreve a romper ese relato en “clave de yo” en un solo capítulo por razones que tan sólo el lector comprenderá cuando todo se desate.

Pero, por encima de todo, brilla sobremanera el estilo literario y la expresión exquisita de José Luis Aguilera, un escritor de cultura sobresaliente que logra que su texto rezume calidad intelectual y literaria por cada línea de una novela extraordinaria por su nivel y profundísima por las reflexiones que la misma nos regala, esas a las que sólo se puede aspirar a través de una mente lúcida (y de nuevo y de forma postrera vuelvo a utilizar el término) cargada por la experiencia de los años.

Sergio Berbel Leyva
Abogado, Profesor, Colaborador en la SER, Cinéfilo,
Lector, Lapidiano, Fotógrafo, Presunto Pianista,…

Paco Olvera

CARTA A LUIS SANDOVAL

Estimado Luis Sandoval :

Terminé anoche de leer la parte de tu vida, que nos relata nuestro común y querido amigo José Luís Aguilera, en su novela “ La sombra de Cyrano”. Me había propuesto leerla tranquilamente durante estos días festivos, a razón de un par de capítulos o tres cada día. Quería degustarla poco a poco, por tratarse de la obra de un amigo de la infancia.

Sin embargo, cuando anoche me metí en la cama con la intención de leer un rato, hasta que el sueño me venciera, me fue imposible parar hasta terminarla. Leía sosegadamente las explicaciones artísticas que tanto tú como Carlo Bellini, dabais a vuestros amigos sobre la ciudad eterna y pensé que eran precisamente las palabras adecuadas para conciliar el sueño.

Me equivoqué. La aparición en escena de Maurice Pinaud y vuestro debate sobre la felicidad, la meditación y el budismo, activó mi mente al querer comprender las complejas elucubraciones filosóficas que sobre los temas hacíais. Aun así pensé en dejar de leer e intentar descansar, aunque no sin antes leer un poco del capítulo siguiente, cosa que hago habitualmente.

Me sobrecogí al leer el terrible sufrimiento de esa mujer moribunda, que en ese momento no sabía qué papel tenía en el relato. Siendo el capítulo más corto de la novela, intuí que era el puente inevitable para conocer el desenlace final. A partir de ahí, ya no pude parar hasta el final. Serían las tres de la madrugada cuando cerré el libro y busqué acomodo para intentar dormir.

He de decirte Luís, que desde el principio me ha sorprendido tu enorme valentía para desnudar tu alma en público. Es una sinceridad que raya en el desencanto, el escepticismo y el dolor. Tal vez no debería extrañarme, ya que esa suele ser una de las condiciones inherentes a los relatos, si se quiere que se perciban como auténticos. Aún así, en este caso, me ha parecido una apuesta más que descarnada. Parecería como si quisieras saldar una deuda con el pasado, como si quisieras hacer una enmienda a la totalidad, de una parte de tu vida.

El final es trepidante, un thriller perfecto. No me extraña que el otro día José Luis me comentara que una productora había leído la novela y que vieran muchas posibilidades para un excelente guion cinematográfico. El desenlace final está muy bien construido, se van administrando la información y los tiempos, de modo que el lector está deseando a saber la verdad de una vez.

Aún soy un poco romántico y me ha gustado el final feliz de tu reencuentro, tal vez ya definitivo, con Alice. Bueno, con Alice no, con Marie Villeneuve.

Para terminar Luis y como amante que eres de citas interesantes, quiero dejarte esta reflexión de Unamuno, que no sé por qué, me ha parecido que recoge de alguna manera, tu visión de la vida o al menos de las respuestas que José Luis Aguilera, ha puesto en tu boca.

«Te repito, que no hace el plan a la vida, sino que ésta se lo traza a sí misma, viviendo. ¿Fijarte un camino? El espacio que recorras será tu camino; no te hagas, como planeta en su órbita, siervo de una trayectoria. «

Un saludo. Paco Olvera

Antonio Arenas

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