No creáis que son “cualquier pirata”. Pertenecen a una especie singular. Daos cuenta que, según la RAE, eran aquellos que “en los siglos XVII y XVIII se entregaba al saqueo de las posesiones españolas de ultramar”, pero, además, “mientras los piratas solían limitar sus actividades al mar, los bucaneros no desdeñaban las actividades en tierra firme ni dedicarse al pillaje” (Wikipedia).
Su final, según cuentan, se debió al exceso de caza de los animales que ellos mismos criaban y a las “cincuentenas” españolas (“grupos de cincuenta hombres a caballo armados de lanzas dedicado a matar el ganado errante de la isla” –la que sería más tarde nombrada como Haití–).
Sé que os estaréis adelantando a la pregunta que no para de rondar en mi cabeza, más me es imposible no dejarla por escrito –a veces (¿siempre?) la paciencia silenciosa no resulta ser la mejor compañera para denunciar actitudes inhumanas–: ¿ha resurgido, con mayor fuerza si cabe, esta raza de individuos en nuestra sociedad? ¿La experiencia y el desarrollo tecnológico les ha hecho unir, con la mayor destreza, las “artes” de los corsarios y filibusteros a las ya descritas de los otros antedichos?
Reflexionando sobre ello, y sin dudar ni por un momento de lo apuntado, sí tengo que atribuir, igualmente, a los sujetos descritos y a sus conductas el aprovechamiento de algunos gestos que debíamos de haber manifestado nosotros: la mal entendida permisividad, achacable a nuestro particular “estado de bienestar”; es decir a la creencia que todo se resolverá por sí mismo y que el tiempo pone a cada uno en su lugar, cuando «(…) la realidad no es que vayamos a pagar la consecuencia de nuestros actos, es que no podemos evitar que lo que hacemos marque nuestra trayectoria vital» (Raquel Aldana, psicóloga).
Y yo no quiero –y espero que vosotros tampoco– seguir llevando esa mochila sobre mis espaldas, aunque tenga que clamar a diario, como si derramara lágrimas al vacío, sin público alguno, en el ágora de la vida social de nuestro espacio primario: el de la verdad.
Leer más artículos
de
Ramón Burgos
Periodista