A lo largo de 70 páginas, bellamente ilustradas por Agata Lech, crecemos espiritualmente con ese niño rubio de ocho años, de ojos azules, “alegre y demasiado espabilado para su edad” al que las adversidades de la vida hacen que conozcamos rebuscando comida en los contenedores y vertederos. Y casi al mismo tiempo a ese gnomo, duende o diminuto ser que tiene por nombre Mufy de apenas tres centímetros que le cambiará la vida y se convertirá en una especie de ángel de la guardia con el que aprenderá a volverse invisible, leer el pensamiento, viajar a velocidad supersónica por el espacio y, lo más sorprendente, valiosas lecciones para su vida diaria: el respeto a los demás, a la Naturaleza, así como el valor del esfuerzo, la amistad y el compañerismo,…
Y todo ello, escrito con un lenguaje ameno y divertido que hará las delicias de los más pequeños y no tan pequeños pues según se recomienda este es “un libro para niños de 8 a 100 años y a partir de cuatro que no podrán leerlo, pero tiene a sus padres que se lo pueden leer en lugar de dejarle con la tele o la videoconsola”. Esperanza explica que para esta narración se inspiró “en la vida, pues basta con salir a la calle y ver cómo se va perdiendo el respeto y los valores hasta el punto de que hay personas que no saben siquiera qué significa esa palabra”.
Políglota
‘Mufy, mi pequeño gran amigo’ no es la primera aventura literaria para esta jienense de Cabra de Santo Cristo que llegó a Granada con 9 años para estudiar en el Colegio de la Presentación donde terminó el bachillerato para luego continuar con sus estudios universitarios. En 2004 publicó su primer libro titulado ‘En un mar de dudas’, un poemario con dos narraciones breves, que en 2011 reeditó Bohodón Ediciones en e-book del que se muestra muy orgullosa pues no en vano fue elegido por la critica poética «Addison de Witt» entre los 332 mejores libros de habla hispana en el puesto número 13, lo que califica como «un gran logro». Seis años más tarde, animada por esta buena acogida, publica ‘La extranjera’, prologado por Melchor Sáiz-Pardo, donde relata sus experiencias con la cultura árabe, gracias a que además del inglés, francés e italiano domina esta lengua lo que le permitió convivir y conocer mejor la cultura siria. «Fue un exitazo desde la presentación, pues se llenó el salón de actos del ayuntamiento e hizo necesario abrir las puertas”, añade.
También explica que basas sus libros en las experiencias vividas, situaciones que ha conocido, sobre todo lo que aprendí con los disminuidos psíquicos que me enseñaron lo que es la vida y el cariño. Forma parte de la Asociación que fomenta la cultura mediante charlas conferencias, proyecciones de películas y viajes culturales. Reconoce que “la poesía la lleva dentro desde el vientre de mi madre” y que es defensora de la literatura que sirve para entretener y para enseñar por lo que se involucra a tope pues “me gustaría que el mundo fuese un poco mejor”.
De las ilustraciones de su libro indica que le provocaron un extraño sentimiento pues “por primera vez le ponía rostro a ese personajillo de tres centímetros, procedente de otra dimensión”. De sus primeros lectores destaca la coincidencia de que “este libro debería estar en los colegios como lectura obligada porque los mayores recuerdan valores perdidos y los pequeños los van conociendo”. Así mismo, informa que tras ‘Mufy’ publicará una divertida comedia, ‘Espérame en el cielo,… pero sentado’, para la que tiene la suerte de tener una gran compañía dispuesta a representarla que espera se pueda estrenar tras el verano en el Isabel La Católica.
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Título: Mufy, mi pequeño gran amigo |