Entrevista realizada a Ismael Diadié, heredero y guardián de los manuscritos de la biblioteca andalusí más extensa fuera de nuestras fronteras, conocida como Fondo Kati
Su último libro Diario de un bibliotecario de Tombuctú es más que un relato estremecedor sobre los estragos de la guerra y sobre el compromiso de un humanista para salvaguardar un patrimonio cultural de transcendental importancia. Es también mucho más que la historia de una sucesión de exilios que arrancan en 1468 cuando su antepasado Ali ben Ziyad al Quti, ciudadano de Toledo que, expulsado de la ciudad, se instaló en Gumbu y prosigue con su propio exilio en el 2012. Su libro es también el diario humanista e íntimo de un hombre comprometido, un alegato en la defensa de la cultura, y por tanto la de un pensador que reflexiona sobre los acontecimientos que le rodean. Usted ha vivido una serie de conflictos a raíz de su experiencia con la guerra y el exilio, por eso permita que empiece esta entrevista con la siguiente pregunta:
– ¿Cuál cree usted que es la causa principal de que las personas no distingamos con claridad el bien del mal?
– Mi amigo, el humanista Theodore Monod dijo que los hombres salieron de las cavernas para adentrarse en las casernas. Nos matábamos como primitivos, seguimos matándonos con medios muchos más sofisticados, pero nos matamos en nombre de la verdad, del Bien y del Mal, de lo Bello o de lo Justo. El Bien y el Mal no son lo mismo de un pueblo a otro. Conviene como Montaigne, entender la multiplicidad de lo que entendemos como tal. El problema no es que los hombres no ven con claridad lo que son Bien y Mal, es lo que hacen de ello. En nombre del Bien, Caín le rompo la cabeza a Abel y los Nazi hace poco han destruido 6 millones de judíos en sus campos.
– Unas palabras suyas: “Mi patria es una biblioteca. No tengo nada en el mundo que defender fuera de cada una de sus hojas, de sus letras. He vivido para ella, me ha hecho volumen por volumen. En ella está la memoria de los míos”. Podría explicar a nuestros lectores, en relación a su obra, el hondo significado de las mismas.
– En el XVIII mi tatarabuelo Ali-Gao Mahmud Kati III dijo: “Hemos perdido la lengua y el color, sólo nos queda la memoria” y esa memoria está en la biblioteca. Está claro que perdiendo esta biblioteca, perderé la memoria y el hombre es memoria. Cuando se quita al hombre el recuerdo, deja de ser humano. Dicha memoria mía, está hecha de exilios. desde 550 años. Ninguno de mis antepasados ha muerto dónde ha nacido. Por lo tanto, no somos de ninguna tierra. Diógenes puede tener una ánfora como patria o es lo mismo, el Cosmos como único referente patrio. Siento profundamente que no soy de ninguna tierra, que he perdido toda posibilidad de ser de un lugar en el mundo. Por lo tanto, soy de la tinta y del papel que me constituyen como memoria. Me considero ciudadano de una biblioteca exiliado en otra lengua, porque el verdadero exilio no es el abandono de una tierra para otra y la añoranza, el dolor que le sigue y puede hacer que germinen obras como algunas Consolaciones de Seneca. E verdadero exilio es el abandono de una lengua para otra. Cioran lo decía. Nuestro mundo, nuestros pensamientos, sentimientos y sensaciones nos vienen en una lengua. Dejando ésta lengua para otra, vamos habitando un universo otro. Considero que mi antepasado se exilio más del castellano al Soninke (una lengua africana) que de Toledo a Tombuctú. Hoy siento hablando Castellano que me he exiliado de nuevo de la lengua de mis madres al de mi antepasado.
– Una vez subrayó en una entrevista que destruir la memoria es destruir toda posibilidad de referencia para un pueblo. Usted es un historiador, filósofo y experto en cooperación de Mali, responsable de la conservación el Fondo Kati, el legado documental andalusí más importante fuera de España. Explíquenos ¿Por qué la actual situación de Mali no garantiza la supervivencia de la Biblioteca y sus fondos?
– El memoricidio forma parte de la estrategia de dominación de los pueblos. Conquistar una tierra no es una victoria duradera, sólo, borrando su memoria, enseñándole una lengua diferente, una historia diferente a la suya, acaba pareciendo a sus conquistadores, perdiendo toda memoria de sí y toda identidad. Cuando un pueblo deja de soñar, de amar, de admirar en su lengua propia, deja también de tener una identidad. Cuando los islamistas conquistaron Tombuctú, quitaron los anuncios en francés para poner Hadices, palabras del Profeta Muhammad en árabe. Ese cambio, no es inocente. Es la metamorfosis del poder. Todo poder precisa de la metamorfosis del orden del discurso, reemplazar un sistema de verdad y de valores por otro. En este sentido se puede entender el trabajo de destrucción de los fundamentalistas en Tombuctú. En un marco de este índole, ninguna biblioteca puede estar a salvo. O responden a la ideología de los conquistadores, pueden salvarse o no responden a esa ideología y habrá que quemarlas. La leyenda dice que cuando se preguntó al Xalapa Omar Ibn al-Jatab que que había que hacer de la Biblioteca de Alejandría, dijo: “Los libros de la Biblioteca o bien contradicen al Corán, y entonces son peligrosos, o bien coinciden con el Corán, y entonces son redundantes”. Lo que quedaba de la Biblioteca de Alejandría ardió. No debemos olvidar que antes, en el 415 unos cristianos enfurecidos asesinaron a la matemática Hipatia y quemaron lo que pudieron de la Biblioteca de Alejandría. Siglos antes, en el 213 a.C. el emperador Huandi ordenó la quema de todos los libros de su dominio excepto los que tratan de agricultura, profecías y medicina. Será recordado también por la construcción de la gran muralla de China y la Gran Tumba con 7000 guerreros de terracota. En 1500, Francisco Jiménez de Cisneros ordenó la quema de los libros musulmanes de Granada en la Plaza Bib Rambla. El 7 de febrero de 1497, el fraile Savonarola hizo la hoguera de las vanidades, quemando libros de Ovidio, Catulo, Platon, Marcial y tantos otros, reemplazando el Carnaval de esta ciudad por un desfile de penitentes. En el año 1530, en Tetzcoco, Fray Juan de Zumárraga, nacido en 1468, en el pueblo vasco de Durango, hizo una hoguera con todos los escritos e símbolos de los aztecas. En 1933, los Nazi quemaron libros antes de emprender el holocausto que dejo 6.000.000 de judíos muertos en sus campos de exterminios. un juez federal de la Plata llamado Héctor Gustavo de la Serna, ordenó la quema de los libros en Argentina. El 25 de agosto de 1992, la Vijecnica que albergaba en Sarajevo la biblioteca nacional de Bosnia y Herzegovina ha sido bombardeada. Se perdieron más de dos millones de volúmenes. en Abril del 2003, ardió la biblioteca de Bagdad y en 2011, un 18 de diciembre, la de la biblioteca de las Ciencias de Egipto. Detrás de cada una de estas hogueras, hay hombres convencidos de tener la Verdad, El Bien, la Belleza y la Justicia de su lado. destruyen la memoria del otro porque en sus bibliotecas están lo que certifica otra verdad, otra justicia, otra idea del Bien.
– Diario de un bibliotecario de Tombuctú es también un llamamiento a los gobiernos, pueblos e instituciones a preservar su patrimonio. Por eso, para usted ¿Cuales han sido los problemas más preocupantes en esa lucha? ¿Cuál ha sido la suerte de la Biblioteca? ¿Existe un compromiso real de la UNESCO en referencia al fondo?
– Mi familia lleva 550 años luchando para salvar esta biblioteca. He visto el compromiso de instituciones, la codicia de personas que quieren controlar o llevarse esta biblioteca. Las aventuras y desventuras de esta biblioteca son las de la familia Kati desde su salida de Toledo. El peor de los problemas a la hora de salvar el Fondo Kati es ignorar el espíritu que ha llevado una familia a preservar su memoria y querer tratar los manuscritos como piezas de museos o dispersarlos. Tibias son las instituciones por simple ignorancia. He recibido mucha ayuda de las instituciones españolas, pero son italianos, franceses, americanos, polacos, nigerianos quienes vienen para estudiar los manuscritos del Fondo Kati. Por eso en España se habla del Fondo Kati de manera romántica sin saber lo que tiene como contenido. Hablar de lo que uno desconoce es arriesgado.
– Pensadores desde Platón y Marco Aurelio a José Ángel Valente, pasando por Montaigne, Spinoza, Hegel, Nietsche, Marx o Gracián, sin olvidar el poso hedonista de Diógenes el Cínico, Epicuro o el persa Omar Khayyam, han tenido influencia en usted. Como bien sabe, Platón pensó en lo divino como algo personal, de aquí Aristóteles dio a ese concepto una mayor transcendencia al dotarlo de eternidad, luego San Pablo revolucionó el mismo concepto al dotarlo de amor supremo. Usted, ¿Cómo enlaza la idea del amor desde su experiencia vital como exiliado?
– El mayor puede ser simpatía o comprensión, pero siempre en su composición hay ese ir hacia la mitad que falta así como lo mostró Platón. En todo amor hay incompletitud, una totalidad añorada, anhelada que solo se consigue con el encuentro como dicen los místicos en el encuentro del amado con la amada. Allí dónde dos llegan a formar el Uno, hay un amor realizado. El impulso, el ímpetu que mueve mi voluntad hacía el otro, conlleva consigo, el contenido de lo deseado, la voluntad de su consecución y el sentimiento de satisfacción o de tristeza que nos invaden según el resultado de nuestra acción de conquista amoroso. Esa alegría o tristeza bien analizados por Spinoza, vivido por Khayyam, prevenido a lo largo de las Meditaciones de Marco-Aurelio como un dejarse dominar por lo que no depende de nosotros, son humanos, demasiados humanos para decirlo como Nietzsche. Somos animales muchas veces crueles, condenados a serlos porque sin crueldades no comemos y más allá de la necesidad de perseverar en la vida usamos esa crueldad par satisfacer nuestras vanidades, nuestros intereses. Pero somos también seres enamorados. El eros nos lleva hacia el otro, nos ablanda y entrega al dominio del amor que muchas veces confundimos con el querer.
– Tres preguntas que puedan ayudar a comprometer a nuestros jóvenes con la filosofía: ¿Qué importancia ha tenido la filosofía para usted? ¿Por qué esta tan olvidada la filosofía hoy día en nuestros jóvenes? ¿Debe ir la filosofía encaminada al bien?
– La filosofía no es una erudición que algunos profesionales tienen para transmitir un saber muerto a alumnos que lo necesitan para pasar un examen. La filosofía es, como lo dijo Pierre Hadot, ejercicios espirituales que nos educan y ayudan a vivir a pie de calle, día tras día. Vivir con filosofía es para y pensar el mundo, nosotros mismos y la relación que tenemos con el mundo. La filosofía nos lleva a preguntarnos lo que es la vida, la vida buena y cómo encaminarnos hacia ella. Por eso Epicuro al principio de su Carta a Meneceo indica que la filosofía es necesaria a todas las edades por de niño como de viejo necesitamos vivir adecuadamente, como seres felices. La filosofía me ha permitido hacerme un camino en el mundo y no seguir sin pregunta ninguna las verdades que llevan las manadas humanas hacia el matadero. vivimos en un tiempo dominado por la urgencia del rendimiento, del progreso tecnológico y desgraciadamente, toda felicidad pasa como lo dijo el filosofo Zigmunt Bauman que “en el mundo actual todas las ideas de felicidad acaban en una tienda”. La filosofía impide al sistema actual de economía – mundo de transformar los individuos en manadas consumista, en seres incapaces de pensar por ellos mismos. Obliga a para, a pensar, pensarse, ver el mundo e interrogarle. En el XVIII y XIX la filosofía se encerró en las universidades. fue criticada entonces por Schopenhauer entre otros. Hoy en día, los gobernantes se preguntan si es necesaria, útil porque todo lo que no tiene rendimiento económico no es útil. Thoreau decía que tenemos profesores de filosofía pero filosofo no. llevaba razón. Pero hay que saber que la filosofía puede ausentarse pero morir no. Una sociedad incapaz de filosofía, es decir de pensamiento crítico es una sociedad que se muere. Europa matará a su juventud si la quita la filosofía. El olvido de la filosofía es el olvido de lo que hace, fundamenta nuestra humanidad. No es necesario nacer hombre para ser humano, la humanidad se adquiere a través del uso de la razón, del vivir según los principios de una ética necesaria a la hora de equilibrar las relaciones humanas. ¿Eso es el Bien? ¿Debe ir la filosofía encaminada al bien? Primero tenemos que saber lo que es el ¿BIEN? De un pueblo a otro, de un filósofo a otro, se ha dado definiciones diferentes y a veces opuestas a un termino llevamos dentro sin poder nombrarlo de manera clara.
– Para terminar, José María Castillo en un artículo nos dice que la raíz de todos los cambios es la radical transformación de la cultura, ¿Qué estimulo es más importante para usted, la experiencia cultural o la cotidiana?
– No hay vida cotidiana sin experiencia cultural. Nuestra vida no es más que la traducción de lo que pensamos y lo que pensamos es la expresión del orden del discurso en que nacimos sumergido como dijo M. Foucault. Sin transformación de un modelo cultural no hay transformación, no hay cambio. Pero bien, una cultura se cambia por otra que fundamenta una nueva subjetivación; ¿cada cambio no es una nueva voluntad de verdad y cada verdad no es una nueva voluntad de poder? Montaigne nos previene, debemos guardarnos de cambiar culturas y costumbres en balde en el capitulo XXIII del libro primero de sus maravillosos Ensayos porque lo que es excito para uno desafortunado es para otros.
Francisco José
García Carbonell