Su fuerte acento venezolano y expresiones típicas delatan los muchos años vividos en este país. “Mi biografía es bastante larga pues viví 50 años en Venezuela, con algún paréntesis en España. Allá desempeñé diversas actividades, como agente de viajes que me trajo una cantidad tremenda de complicaciones pero también me dio la oportunidad de conocer casi toda América, desde Canadá a Chile” cuenta antes de mostrar satisfacción pues también le dio material para luego desarrollar en sus novelas. Así mismo, durante casi 30 años trabajó de agricultor, a 200 kilómetros de Caracas. Explica que “con un grupo de paisanos comenzamos a cultivar unas tierras abandonadas para convertirlas en una finca de producción de bananos o cambures como se les llama allá”. Al principio era un lugar relativamente tranquilo, “pero se fue maleando y llenando de malandros, convirtiéndose en un centro de distribución de la droga, incrementándose la violencia y ocurriendo uno o dos asesinatos por semana al conformarse varias bandas hasta el punto de que había que andar armado o con escolta”.
Gran lector de la prensa y oyente de la radio, rememora cómo con 7 u 8 años escuchaba las noticias en la radio de la BBC, la Voz de América, Radio Moscú, e incluso La Pirenaica, que luego trasladaba a un grupo de vecinos. En cuanto a su vocación literaria señala que “no tenía intenciones de escribir, pero un día estaba asomado a una ventana, y como si alguien me llevara, me senté en una mesita frente a una pequeña Olivetti, empecé a teclear con una avidez tremenda”. Tras escribir entre 60 ó 70 páginas decidió mostrarlas a uno de los hombres más cultos, Moisés Moleiro que pasados unos días le dijo: “Oye, gallego, esto es malo. Está mal escrito, pero tienes un tronco de argumento. Aprender a escribir se aprende y yo te aconsejo que la reescribas una y otra vez”. Así fue como surgió ‘Réquiem por dos presidentes’ que llegó a reescribir hasta unas siete veces.
Sin embargo, “insólitas circunstancias” hizo que no se publicara y sí la segunda y la tercera novela de la trilogía quedando la primera “como en el olvido”. Cuenta que cuando la iban a publicar hubo un cambio de director al frente de la editorial con el que no hubo mucha empatía. “Era una persona muy competitiva en el deporte y yo jugaba relativamente bien al tenis y le ganaba todos los días lo que hizo que se enfriaran las relaciones. Y se quedó sin publicar. Al cabo de los años regresé a Granada donde resido uno de mis hijos y Granada me atrapó pues es única”, añade.
Isla ficticia
Por ello no es baladí que la novela comience con una detallada descripción de un set de tenis. Como tampoco lo es que se localice en la isla San Cornelios que, tal y como se indica al inicio “si buscas en el mapa del Caribe esta isla verás que tiene como latitud la ficción y por longitud la imaginación del autor”. Imaginación adobada por sus continuos viajes por las más importantes de las islas caribeñas desde Guadalupe a Martinica pasando por Barbados, Trinidad, Aruba, Curaçao o San Martín, siendo esta última la que reconoce más se asemeja a su San Cornelios por su pequeño tamaño pequeño y topografía, aunque aclara que “localizar en una isla específica resultaba comprometedor por lo que me inventé una isla de ficción”.
Con el protagonista de la trilogía, Walter Kimbell, además de su afición por el tenis comparte «quizás el espíritu conspirativo» y con la historia narrada el hecho de haber vivido “dos golpes de estado en los que zumbaban las balas”. Acción que ha traslado al papel y que hace que esté dirigida al público que desee “quedar atrapado por una acción conspirativa, pues en mi novela hay mucha acción, es ligera y amena”. Abundancia de acción y de diálogos que la hacen muy cinematográfica, cuyos escenarios reconoce podrían localizarse perfectamente en Canarias o en la costa tropical granadina.
Este autor que dedica su obra a Alí, su mujer y “gran correctora”, a las editoras Mariana Lozano y Azucena Enríquez, y a la diseñadora de su portada, Agata Lech, “que lograron que esta pequeña aventura se tornara en una realidad” cuenta en su haber con un cuento ‘Si Dios no hubiera creado el Universo’ donde a través de las elucubraciones de un viejo pescador muestra lo que siente sobre la inmortalidad y Dios y ya tiene “en proceso de revisión” su cuarta novela, ‘La conexión Delta’ en la que narra su encuentro con su personaje estando de vacaciones en Isla Margarita y es que “tres novelas dejan huella y quizás no he logrado escaparme del personaje”.
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Título: Réquiem por dos presidentes Autor: Raymond Mass Editorial: Dauro Páginas: 270 pp. Precio: 17 euros Presentación: Jueves, 26 de junio, en la sede de la Asociación de la Prensa de Granada El autor estará acompañado por la editora, Azucena Enríquez (19 h). |