El mejor truco que el diablo inventó fue convencer al mundo de que no existe. Eso justamente hace que para la gente no haya cosas buenas o malas, ya que al no existir el mal, todo es relativo.
La gente dice lo que piensa pero hace lo que siente, aunque no siempre. Finalmente la gente nos reconoce y valora por lo que hacemos no lo que pensamos, vale decir, uno es lo que hace y no lo que piensa, porque de buenas intenciones está lleno el mundo, hay que cumplirlas y hacerlas realidad.
Hoy me he levantado espeso, quería hablar del enorme amor y cariño que atesoro para poder dar y me he enrollado con el diablo y las apariencias.
La verdad es que esta sociedad que tenemos castiga a las personas sensibles y con gran capacidad para amar y ser amados, hasta el punto de ser los que más sufren.
A cualquier buen granadino que se le pregunte, te dirá que está hasta los mismísimos de que todo lo bueno de Granada se gestione siempre desde Sevilla y aquí, las infraestructuras y beneficios brillen siempre por su ausencia, aquí todos están totalmente de acuerdo, sin embargo, durante 37 años nos hemos ido dejado llevar y ahora ya decimos basta ya.
A mis años, que son muchos, veo positivo que la gente se abrace, se bese o haga el amor, pero los cuentos a los niños, a los adultos hay que dar explicaciones, soluciones y transparencia.
Qué pasa con las pensiones congeladas nuevamente y los pensionistas retenidos como rehenes y la sanidad, cada día más deteriorada y la dependencia sin fondos algunos, qué pasa con la educación y las excavaciones de la Plaza Rafael Guillén…
Es domingo y me he acordado de una estrofa de la preciosa canción de Serrat, Romance de Curro el Palmo que dice:
Ay, mi amor
Sin ti no entiendo el despertar
Ay, mi amor
Sin ti mi cama es ancha
Ay, mi amor
Que me desvela la verdad
Entre tú y yo, la soledad
Y un manojillo de escarcha
¡Buen domingo para todos, he dicho para todos!
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