Leandro García Casanova: «Buscar pareja en las redes»

Esta historia es reciente y me la ha contado un amigo, me ha pasado los datos y yo la reproduzco tal cual. Aquella mañana, Pepe recibió una petición de amistad en Facebook de una chica joven y atractiva, que aparecía en la fotografía de portada con una niña de unos diez años. No la conocía de nada ni le dio más importancia. Al día siguiente, por la mañana y por la tarde, la chica le escribió por messenger y se produjo este diálogo:
–Hola, ¿cómo estas?
–Bien, ¿y tú?
–Estoy muy bien gracias por aceptar mi solicitud de amistad es un placer hablar contigo.
–Lo mismo te digo, J.
–De donde eres?
–De M.
–Vivo en Francia, en una ciudad llamada…, pero en este momento estoy viajando por África por asuntos personales, pero dime, ¿estás casado, tienes hijos?
–Sí, tengo tres hijos.
–Estoy separada y tengo una hija pero dime ¿a qué te dedicas como trabajo?
–Trabajo en una oficina…
–Trabajo como cajero en un supermercado pero en este momento no estoy trabajando ya que estoy viajando por África por negocios personales, de lo contrario,
dime ¿qué estás buscando en la red?
–Creo que haces demasiadas preguntas, mis publicaciones están ahí por si quieres verlas o hacer algún comentario. Te agradezco tu sinceridad pues no se encuentran siempre personas así y espero que seamos amigos.
–Lo primero que busco es iniciar una relación amistosa, lo que quiero decir es que quiero conocer mejor y conocer a la persona con la que estoy hablando antes de continuar.
–Por aquí me envían videos y otras cosas a los que no contesto, pues prefiero la amistad.
–De lo contrario en tiempos normales busco un hombre serio y sincero con quien pueda iniciar una relación seria y duradera.
–Te deseo suerte y ya sabes dónde me tienes.
–Me alegra que estemos aquí en el mismo lugar y me gustaría que nos conozcamos si es posible. Me gustaría que me dijeras si tienes una cuenta de Hangouts para que podamos conocernos.
–No tengo cuenta, ¿por qué quieres conocerme?
–Me gustaría que instalaras la aplicación Hangouts para que podamos conocernos (le envía el enlace de la aplicación)
–Ya no quiero más cuentas, ¿cuántos años tienes, porque veo que eres joven?
–Dame tu numero whatssap. Tengo 35 años y espero que mi edad no te moleste porque sepas que en la amistad como en el amor la edad no tiene ninguna importancia lo más importante es amarnos y que la confianza y también saber que una relación sin confianza es no ajustado. No me gusta discutir aquí por qué me gustaría que nos conociéramos, en Hangouts, es más fácil y rápido.
–Yo tengo 56 años y estoy casado. No me digas que no hay hombres por ahí.
–Escuche, a los hombres que conozco no son nada serios, no estoy aquí para jugar, estoy aquí para ser feliz y hacer feliz al hombre de mi vida.
–Te deseo que encuentres al hombre que buscas, yo no lo soy
–Ok, vale.

Y aquí terminó el diálogo, ya no hubo más mensajes. A los dos días, mi amigo entró en la página de Facebook, donde se ven dos publicaciones con sendas fotografías de la chica con la niña. Tenía varios comentarios de hombres, en idioma francés, y uno aparecía sin foto (suelen ser perfiles o identidades falsas), donde la piropean.

Tampoco había imágenes de amigos en su página, cuando lo normal es tener amistades. Entonces, Pepe pensó que aquella cuenta era un perfil falso. Por otro lado, la información que ofrecía la chica era muy escasa: separada, vivía en una ciudad importante de Francia y que actualizó su foto de portada en octubre de 2020.

Tres días después, la página de Facebook había desaparecido y en su lugar podía leerse: Este contenido no está disponible en este momento. La chica tiene abiertas cinco páginas y tiene apellido italiano.

Esto es como las cartas nigerianas (te prometen que vas a cobrar una herencia), donde una chica aparece de repente, te da a entender que se ha quedado prendada de ti y trata de seducirte con unas cuantas frases bonitas. Bastaría con preguntarle, ¿qué te ha gustado más de mí?, para ponerla en un aprieto. Cuando mi amigo le pregunta, ¿por qué quieres conocerme?, la chica le contesta más adelante con una evasiva: No me gusta discutir aquí por qué me gustaría que nos conociéramos, en Hangouts, es más fácil y rápido. Ella le escribe unas cuantas preguntas ya preparadas, un formulario bastante eficaz, posiblemente con el fin de engañarlo.

Habría que preguntarse, ¿a cuántos incautos habrá timado esta mujer con sus mensajes de amor?: Me gustaría que instalaras la aplicación Hangouts para que podamos conocernos, dame tu número whatssap, estoy aquí para ser feliz y hacer feliz al hombre de mi vida. Y cuando el agraciado hubiera picado el anzuelo, le pediría seguramente: envíame unas fotografías tuyas, necesito que me hagas una transferencia para pagar el viaje y el hotel, y después pasaremos unos días inolvidables tú y yo… Y entonces, le sacará toda la pringue. Sin embargo, la firme respuesta de mi amigo le trastocó los planes: Te deseo que encuentres al hombre que buscas, yo no lo soy. De manera que la niña bonita desapareció misteriosamente, sin dejar rastro.

Hace pocos días publicaron un estudio en los medios de comunicación diciendo que un alto porcentaje de hombres se deja seducir fácilmente por las mujeres, en las páginas web de citas. Como aquel compañero que tenía una agencia matrimonial y me decía, hará unos diez años: Aquí vienen muchos hombres separados, a veces traumatizados por la separación, pero luego se van con la primera mujer que encuentran, de manera que a bastantes les va mucho peor que antes. En la elección de pareja y de amistades, hay que reconocer que las mujeres son más selectivas.

Vivimos en un mundo virtual, enviamos datos y fotos a gente que no conocemos de nada y por eso en las redes se producen muchos chascos y desengaños, incluso se han dado suicidios. Hay personas que cuelgan continuamente imágenes y su vida es una ventana al exterior, una continua exposición, lo mismo que hay quienes utilizan la red para buscar pareja cuando hay webs que se dedican exclusivamente a esto. A las personas hay que conocerlas y tratarlas (incluso así nos llevamos desengaños), en fin, hay que procurar que no nos vendan la burra y desconfiar del amor a primera vista en las redes, sobre todo de quien nos dice que lo más importante es amarnos, cuando no la conocemos de nada. El desaparecido cronista deportivo José María García nos daría un consejo, ojo al dato, mientras que en los años sesenta se solía decir, ojo al parche.

 

 

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