Ya sabemos que los gases se pueden comprimir cuando se les aplica una fuerza y que recuperan su forma cuando cesa ésta. Es decir, también son elásticos.
Fácilmente lo podemos comprobar con una jeringa. En la segunda mitad del siglo XIX este fenómeno se estudiaba con el «eslabón neumático». En el Museo de Ciencias del Instituto Histórico Padre Suárez cuentan con dos ejemplares. Nos lo presenta su responsable, José Emilio Padilla.