Rafael Reche: «¿De dónde eres? Mi pueblo y yo. Firgas, Gran Canaria. por Pepa Lorenzo»

Déjame contarte con mis propias palabras, una a una, todo lo que tengo, todo lo que tenemos, la generación nacida en mitad del siglo XX. Aquellos que perseguimos un sueño y nos entregamos en conseguirlo.

Salí de un ciclo en la vida, salí de ese niño que coleccionaba “bichos” del campo, ese adolescente que perseguía una pelota en un mar de arena, ese chico enamorado platónicamente de la chica de la pastelería, me quedé con ese estudiante de ojos limpios, desbordado de energía y con tiempo para amar.

Las raíces enlazadas de los años de colegio, las ramas entretejidas de la amistad quedaron suspendidas. Los amigos eligieron otros caminos: Medicina, Arquitectura, Navales, Ingeniería…las letras del destino me llevaban a otra manera de ver la vida.

Llegó el tiempo de abrir la puerta a la ilusión del hombre que quería ser, pertenecer a “una religión de hombres honrados” como dijo Calderón de la Barca, me embargaba la vocación de servir a mi país en el Ejército Español. Decirle adiós a la vida cómoda, convertir el cielo y la noche en mi techo, el viento y el sol en compañeros del camino, el destino donde me necesiten, en mi mochila la bandera, adentrarme en tierras ajenas, defender un mundo en paz, calmar el llanto de hoy y del mañana.

Puerto de Algeciras años 70. El tren Expreso nocturno salía cuando llegaba el Ferry de Ceuta.

Los corredores del tiempo me transportan aquel instante de año 1973 en la antesala del verano, donde todo parecía pausado, las gaviotas suspendidas en el aire, el círculo de sol se precipitaban en la bahía, el tren permanecía estacionado en el puerto, no tenía prisa por salir. El ferry de Ceuta “Virgen de África” atracó a escasos metros, de su vientre salían en tropel una oleada de chilabas con abultadas maletas, asaltaban los últimos vagones, la Policía Armada con la porra en la mano, ponía orden en la multitud de emigrantes marroquís.

Subí los peldaños del vagón, un joven colmado de entusiasmo, armado con todas las armas del adulto. Me volvía a reencontrar con los designios inexorables de mí ser nómada, la permanente y constante orfandad. Al fin la máquina silbaba y el expreso de la noche “Estrella del Sur” emprendía su interminable viaje rumbo a Madrid. Mi destino final, Zaragoza.

Pasaban las horas huecas en aquel lúgubre compartimento de segunda, el asiento pegajoso de eskay celeste, la extraña ventana de madera de apertura vertical, me acompañaba el sincrónico traqueteo de los raíles y en las estaciones de parada, el golpe seco metálico del mazo de ferroviario sobre las ruedas. Frente a mí, se quedaba atrás “la mili”, el futuro próximo me llevaba al examen de oposición de ingreso en la Academia General Militar en Zaragoza.

Un primer acorde se escapaba, un manto de innovación se desplegaba, se extendía en la formación de los próximos oficiales y futuros generales del siglo XXI, quizás revolucionario, quizás atrevido para aquella época.

Una vez más me sentí convertido en conejito de indias, de nuevos experimentos, del primer COU al original sistema selectivo para ingreso en la Academia Militar. Una experiencia de un año completo, duro, con una presión intensa y continua de oposición para seleccionar a los mejores, a los más capacitados. Una criba progresiva, en una marea continua de pruebas físicas, militares, psicológicas e intelectuales.

Vista panorámica de la Academia General Militar ubicada en Zaragoza

La milicia y la Universidad de Zaragoza se fundieron en un esfuerzo para seleccionar los candidatos idóneos a Caballeros Cadetes, de los 4.000 aspirantes solo pasaron casi 300 (los 270, no éramos espartanos, éramos jóvenes españoles con espíritu de superación).

Todo era real e instalado en su realidad, todo estaba dispuesto a cambiar, en aquel curso selectivo del 73 al 74, se produjo la metamorfosis, los profesores de la Universidad de Zaragoza ocuparon las clases del recinto militar e impartieron su docencia en las materias del primer curso de Ingeniero Industrial. Solo el 50% de las mejores notas pasarían.

Un fragmento de sol entre el cielo nublado, daba vida al verde del campo de rugby, alrededor los anillos de circuito de la pista de atletismo. Una gota de sudor resbalaba por el rostro, un temblor detenido en mi interior, los nervios del primer día de aspirante a las pruebas previa, a mi alrededor miles de caras desconocidas, cuerpos ligeros en pantalón corto y camiseta blanca de deporte. Hay miradas entrelazadas entre los rivales. Hay una sola mirada fijada en la esperanza.

Era como unas olimpiadas sin medallas y sin récord, un cronómetro o una raya en el suelo marcaba tu pasaporte para continuar a la siguiente prueba. Los eliminados con el gesto contrariado y lágrimas en los ojos, abandonaban el recinto, regresaban cabizbajos a sus casas, con el sabor agridulce del fracaso. Un mérito o una osadía, en un país con escasez de instalaciones deportivas, gimnasios, piscinas…

Imagen actual de la pista de Atletismo y las pruebas físicas de carrera.

Los agotadores 1.000 metros en menos de 4 minutos, en tandas de más de 20 corredores, dos vueltas y media interminables al circuito. Corrí como si los fantasmas del cementerio de Algeciras me persiguieran cuando cruzábamos a toda velocidad con los amigos para ir a la playa.

Un largo de piscina, nadé tan rápido como si un tiburón tintorera del Estrecho me acosara.

Velocidad, 50 m en 8 segundos, las piernas volaban sobre la pista como cuando salíamos al recreo para coger los primeros el campo de futbol.

Lanzamiento de peso, una bola maciza de 5 kg, a pie parado lanzarla a más de 6 metros. Aquello tenía “guasa”, no se asemejaba a una piedra que lanzaba en las guerrillas en el barrio. Las horas de instrucción de recluta con el pesado fusil me dieron la fortaleza en el brazo para superar la raya en la arena.

El salto vertical, aquel engendro de ejercicio consistente en flexionar las piernas y brincar, dándole un palmetazo con los dedos llenos de tiza a una tabla. Salté al cielo como si fuera a volar.

Fotografías del Curso Selectivo de ingreso y el primer año en la Academia General Militar de Zaragoza

Las pruebas físicas de selección fueron un auténtico exterminio de candidatos, los supervivientes cambiamos de escenario. Como gladiadores luchábamos. Partimos a otras arenas: el reconocimiento médico, la prueba de idioma, los novedosos test psicológicos, y las pruebas de conocimiento científico basadas en el COU.

Aquí nació la madre, de soldados duros y formados, se crearon los vínculos del compañerismo de una sólida Promoción de la General la XXXIV. Me siento orgulloso de pertenecer a esta legión de amigos que peinan canas y que mantiene su espíritu jovial, pronto culminaremos la cima de los 50 años de salida de la Academia.

—–oooooOooooo—–

Mi pueblo Firgas, en Gran Canaria, contado por Pepa Lorenzo González

Pepa Lorenzo González, Alumna dela Universidad y Presidenta de la Asociación Peritia et Doctrina.

Cuando hablo de Gran Canaria, la emoción me embarga, cuando escribo sobre los compañeros de la Universidad de las Palmas una súbita satisfacción me guía mi mano. En un corto periodo de tiempos se han reforzado los vínculos de hermandad y amistad entre Granada y Gran Canaria, su gente, su amabilidad, su cariño, nos ha conquistado. Pepa Lorenzo, se desnuda en el sentido literario y con su prosa nos relata sus vivencias, corriendo por sus recuerdos de la infancia, nos dibuja el rostro de su pueblo.

Pepa una mujer valiente que ha tomado las riendas como Presidenta de la Asociación Peritia et Doctrina

Yo vivo en una Isla. Según el poeta, la definición de Isla es ‘pedazo de tierra rodeado de horizonte’.

Pues ahí nací yo, en Gran Canaria, en un pueblo situado al norte y llamado Firgas. Corría el año 1953. Su enclave en lo alto de una montaña le da el plus de mirador del Atlántico y esa es una de las cosas que más me gustan de mi pueblo.

Mi infancia transcurrió en el seno de una familia humilde y trabajadora, y fui educada en valores. Mis recuerdos de la escuela son imborrables, con unos maestros que me inculcaron el amor por el conocimiento, respeto a la naturaleza y desde pequeña me aficionaron a la lectura, teatro, música y deporte. Eran como mi otra familia.

Imágenes del pueblo de Firgas

El tiempo transcurría entre mi casa, la escuela y la plaza del pueblo. Nos pasábamos las tardes jugando niños y niñas en armonía y siempre pendientes de las campanas. Cuando tocaban oración era el momento de volver a casa, donde me esperaban mi hermana, padres y abuela. Rezábamos el rosario, cenábamos y las veladas terminaban junto a la radio. Así transcurrió mi niñez.

La llegada del verano rompía la rutina. Empezaban las fiestas de San Roque, el pueblo se llenaba de gente foránea y mi casa de primos, que venían a disfrutar de las celebraciones.

En la actualidad Firgas, al estar a 20 kilómetros de Las Palmas de Gran Canaria, se ha llenado de gente joven, que prefiere vivir en un pueblo que no en una gran ciudad. Tiene 7.500 habitantes y dispone de todos los servicios.

Calle de Firgas

Se dice de Firgas que es la Villa del agua y de la música: el agua gasificada de manantial es la principal fuente de riqueza, donde trabajan muchos vecinos. En segundo lugar, la agricultura y ganadería: sus cultivos más importantes son las papas y los berros. El plato gastronómico por excelencia es el potaje de berros.

Actualmente conservo la casa de mis padres, que he restaurado junto a mi hermana, y puedo disfrutar todos los fines de semana y los veranos de este entorno donde soy feliz, paseando por sus senderos, cuidando mi jardín o sentada a la sombra escuchando el cantar de los pájaros.

 

Leer más artículos de
Rafael Reche Silva, alumno del APFA
y miembro de la JD de la Asociación
de estudiantes mayores, ALUMA.
Premiado en Relatos Cortos en los concursos
de asociaciones de mayores de las Universidades
de Granada, Alcalá de Henares, Asturias y Melilla.

Rafael Reche Silva

Ver todos los artículos de


Comentarios

8 respuestas a «Rafael Reche: «¿De dónde eres? Mi pueblo y yo. Firgas, Gran Canaria. por Pepa Lorenzo»»

  1. Diego Quiros Montero

    Rafa nos deja esta vez con la miel en la boca. Magnifico artículo que sin duda quedará redondo en los próximos, cuándo veamos las aventuras y desventuras el la Academia General Militar. Enhorabuena y a seguir adelante.

    1. María de los Ángeles Reche

      Cómo nos tienes acostumbrados excelente relato sobre tus inicios en la academia militar y tu comparativa con tus anécdotas de la infancia. Desde mis ojos de una adolescente de trece años lo viví como una aventura. Estoy orgullosa de mi hermano por su espíritu de superación ❤

      1. Rafael Reche

        Gracias mi querida hermana, fue una época dura de estudio y preparación, pero contaba con el cariño y calor de la familia, en especial el tuyo que seguías mis peripecias algunas buenas y otras tristes. Siempre te tenia al otro lado.

    2. Rafael Reche

      Gracias amigo Diego, por cada semana recibir tu comentario. Tú también eres de la XXXIV promoción de la AGM y nos une un vínculo fuerte de amistad y compañerismo.

  2. María Silvia Cañete Romero

    ¡Rafael, qué pericia tienes con la escritura!
    Nos trasladas (en un pis pas) a aquel tiempo y eres capaz de imbuirnos en esas pruebas físicas de selección, hasta el punto de sentir incluso hasta los calambres musculares y la extenuación. Extraordinario relato también el de Pepa Lorenzo sobre su pueblo Firgas. Y qué suerte poder disfrutar aún de la casa de sus padres en ese colorido balcón al Atlántico. Felicidades.

    1. Rafael Reche

      Gracias amiga Silvia, por los ánimos que transmites en tus comentarios. Quizás he vivido demasiado de prisa, ahora me ha llegado el tiempo de reflexionar y revivir el pasado en el presente con la escritura. Soy afortunado de vivir en dos ciudades que adoro Cádiz y Granada.

  3. Antonio Alcalde Castilla

    Buen relato Rafa a mi él ejercito siempre me ha gustado no se tenía que haber acabado el servicio militar pues se aprende muchos valores que se están perdiendo y son muy importantes Canarias tiene que ser bonita un abrazo.

    1. Rafael Reche

      Amigo Antonio, hubieras sido una persona de gran valor para el Ejercito por tus virtudes: honrado , responsable y buena persona.

IDEAL En Clase

© CMA Comunicación. Responsable Legal: Corporación de Medios de Andalucía S.A.. C.I.F.: A78865458. Dirección: C/ Huelva 2, Polígono de ASEGRA 18210 Peligros (Granada). Contacto: idealdigital@ideal.es . Tlf: +34 958 809 809. Datos Registrales: Registro Mercantil de Granada, folio 117, tomo 304 general, libro 204, sección 3ª sociedades, inscripción 4