Los continuos cambios en el modelo educativo a lo largo del tiempo en función de los intereses políticos han tenido su impacto en la educación. La desorientación de los docentes ha sido patente. Estaban desarrollando un modelo cuando al poco tiempo se implantaba otro distinto. Estos vaivenes perjudican notablemente a la enseñanza. Hace mucho tiempo que los profesionales lo hemos venido advirtiendo. Asimismo, hemos venido demandando la necesidad urgente de un pacto educativo. En este contexto, mostrábamos nuestro malestar por la gran dispersión de contenidos que, para una misma asignatura, se daba en las diferentes comunidades autónomas. No es de recibo que cualquier alumno, dependiendo de la comunidad autónoma donde resida, estudie contenidos totalmente diferentes. Y no solo eso, algunos tergiversados y falseados por la necesidad de revelar en ellos la identidad de la autonomía correspondiente.
Así pues, no me extraña que, en el año 2019, los editores de libros de texto de nuestro país diesen la voz de alarma, acusando a los gobiernos autonómicos de utilizar “mecanismos bastardos” para que los libros de texto “digan lo que ellos quieren y no lo que la ciencia dice”. Esto ha dado lugar, por ejemplo, a que desaparezcan los nombres de los ríos en algunas autonomías, que no se hable de los Reyes Católicos en Cataluña o que se diga que Cervantes era catalán. Algo así no se puede permitir. En la selección de contenidos de los libros de texto lo único que debe primar sobre todo es el respeto a la ciencia y la verdad, preservando el interés personal y pedagógico del alumno. Los intereses políticos o partidistas deben quedar fuera del ámbito educativo. Los libros de texto son recursos didácticos para educar, no para adoctrinar.
Según la patronal de los editores de texto, hay 33.222 libros de texto diferentes, para ajustarse a las exigencias de cada comunidad. Como indica Antonio Mª Ávila, director general de la Federación de Gremios de Editores de España, es una falta de respeto a la libertad de cátedra. De una materia tan aséptica y neutra como las matemáticas existen hasta 17 versiones diferentes de un mismo libro. Alguien debe poner cordura en todo esto. Existe una necesidad de unificar contenidos y, sobre todo, de no tergiversarlos. La educación ganará con ello. Debemos también aclarar que el libro de texto debe ser, entre los muchos que hay, un material curricular más en el aula. Y no se debe utilizar con exclusividad. Así que, si vemos que un libro no responde a los criterios pedagógicos de un departamento, basta con no usarlo.
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docente jubilado
Comentarios
Una respuesta a «José Vaquero Sánchez: «El caos de los libros de texto»»
Buenas, creo que debería documentar-se mejor. He crecido en Cataluña, tanto a mí como a mis hermanos y primos de diferentes edades nos han hablado de los reyes católicos y nunca nos han enseñado que Cervantes fuera catalán.
No se de dónde ha sacado estas historias pero no son ciertas. Lo cual pone en tela de juicio la credibilidad del resto del artículo.
Creo que aquí quien tiene intereses políticos es usted.