Thriller que tiene a la realidad más cruel como principal componente pero que también se nutre de historias e ideales personales que se desarrollan incluso en tiempos de guerra.
Después de su primera novela, Soldier, Lily, Peace and Pearls, firmada bajo el seudónimo de Con Cú (búho en vietnamita), tenemos ocasión de leer la segunda novela del escritor canadiense Ian Thomas Shaw, El vuelo de la paloma, bajo el sello editorial de Dokusou y traducción de Aurora Carrillo.
Su labor como diplomático y como trabajador de desarrollo internacional, le ha permitido conocer a Ian Thomas muchas culturas durante su estancia en África, Europa y Oriente Medio; bagaje que sin duda se refleja en esta obra por el dominio que muestra no solo de la geografía de este último, sino también de su lengua, cultura e historia.
La novela está organizada en torno a una compleja estructura que comienza cuando la periodista canadiense Marie Boivin se desplaza hasta Nicosia para cubrir una entrevista a Marc Taragon, famoso periodista francés especializado en Oriente Medio. Aunque el verdadero móvil que le incita a pisar territorio tan peligroso no lo es tanto la propia contienda como descubrir por fin quiénes son sus verdaderos padres.
Esta historia personal corre paralela con la guerra palestino-israelí; ambas se combinan a lo largo de sesenta y cinco capítulos como un patrón geométrico entrecruzado. Magistralmente conducida por Ian Thomas, en El vuelo de la paloma van alternando dos tiempos: desde abril de 1975 hasta septiembre de 1982, y desde enero a octubre de 2007. Si en la primera referencia los puntos geográficos más recurrentes serán territorios de Líbano, en el segundo se diversifica abarcando Chipre, Israel, Turquía, Grecia, Canadá, Líbano, Egipto y Palestina fundamentalmente, encontrando entre las ciudades europeas a París y Barcelona.
Esta organización temporal de los hechos ayuda a comprender la conflagración en toda su extensión, así como la enredada red de intereses políticos. El estudiar árabe junto a futuros diplomáticos británicos y australianos permitirá a Marc Taragon dominar la lengua así como establecer valiosos contactos para cubrir los reportajes que sobre el terreno escribe para Le Nouvel Observateur. Aparte de dar cobertura informativa a la contienda armada, Marc intenta negociar con representantes de los dos bandos en guerra para alcanzar la paz. Como Hoda, busca la concordia y el fin del enfrentamiento huyendo de sectarismos y radicalismos. Además de guiarles el mismo sentimiento de paz y justicia entre israelíes y árabes, a Marc y Hoda les unirá un profundo amor que quieren confirmar con su boda en París cuando termine el conflicto de Líbano, pero la aparición de Marwan Kanaan, cristiano libanés, provocará un rumbo en el destino emocional de los actores principales. Serán estos los personajes que con más sinceridad muestren su dedicación, compromiso y sacrificio por un bien común. Tampoco Marwan se librará del ensañamiento de los radicales, siendo amordazado como prisionero político de Sednaya.
Los capítulos correspondientes al año 2007 muestran rasgos que no han cambiado: superando muchas hostilidades y poniendo en riesgo su propia vida, el gran reto de Marc Taragon sigue siendo el conciliar mediante un plan de paz (Iniciativa Arkasa) a las partes beligerantes. Pero no será fácil. Una primera cumbre en Barcelona termina con el asesinato de Abdullah ‘Akkawi. Este hecho desata un nuevo alzamiento entre los partidarios de este e Israel.
Considerado como una amenaza por los trabajos que publica para su medio periodístico, Marc sufre la persecución de Shedadi en Gaza, contratado por el Mosad.
Como decíamos, la presencia de Marie Boivin aportará un nuevo matiz a la tela de araña de la trama. Quedando huérfano, fue adoptada por Jean Boivin cuando estaba de servicio en el Líbano y ahora está dispuesta a arriesgar todo hasta descubrir el rostro de sus padres.
Las muchas secuencias de espionaje y acciones encubiertas, falsas identidades, continuas sospechas nos recuerdan a la imagen cinematográfica y mítica que los medios nos han transmitido de los corresponsales de guerra, así como aquellas otras que escenifican con crueldad a las víctimas civiles inocentes, los campamentos de refugiados como las secuelas de la barbarie.
Por otro lado, la novela nos hace reflexionar sobre el “cuarto poder” del periodismo que, si bien no está en sus manos cambiar la historia de los acontecimientos, sí es de gran valía poder contarla con total objetividad. En sus trescientas veinte páginas se respira y contagia la inmediatez del peligro, el olor tremebundo de la barbarie y la abnegación de quienes sienten su destino como un trabajo para el bien común.
El vuelo de paloma es un thriller que tiene a la realidad más cruel como principal componente pero que también se nutre de historias e ideales personales que se desarrollan incluso en tiempos de guerra.
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Profesor de Educación Secundaria y Bachillerato